"Para ser libre tienes que luchar"
El pasado d¨ªa 7, en una conversaci¨®n con un amigo, Inmaculada repasaba su vida y reafirmaba su deseo de morir
-Si pudieras elegir ?hubieras preferido morirte antes?
-Pues s¨ª, mucho antes.
-Hace 10 a?os.
-M¨¢s.
-?Veinte a?os?
-Veintisiete.
-Cuando diste en adopci¨®n a tu hijo.
-Exactamente.
Tranquila y contundente. As¨ª se mostraba Inmaculada Echevarr¨ªa en una conversaci¨®n grabada para EL PA?S con una de las personas que m¨¢s cerca ha estado de ella en los ¨²ltimos meses de su vida. Durante la charla, que tuvo lugar el pasado 7 de marzo, antes de que la trasladaran de hospital, la enferma repasa su vida ("desde los 11 a?os, siempre penando"), recuerda la muerte de sus padres, el dolor de tener que dar en adopci¨®n a su hijo ("aquello me marc¨® mucho") e insiste en que su vida dej¨® de merecer la pena hace casi 30 a?os. Pide que se le recuerden como "Inmaculada la guerrera".
"Si Dios les llena, que sigan. Pero que respeten la libertad de cada uno"
"Esto es muy duro. A esto no se acostumbra nadie"
"Por lo menos s¨¦ que esto se va a acabar, que voy a ser libre"
Los ¨²ltimos d¨ªas de Echevarr¨ªa se han vivido con m¨¢s agitaci¨®n de la que ella hubiera querido. No obstante, mientras algunos arzobispos insist¨ªan en negar la legalidad de la desconexi¨®n de su respirador, la Junta de Andaluc¨ªa se afanaba por "garantizar" el cumplimiento "de los derechos" de la paciente y algunos se aventuraban a poner fecha a su muerte, Echevarr¨ªa pasaba las horas igual que en los ¨²ltimos 10 a?os: leyendo, viendo la tele, escuchando m¨²sica y recibiendo las visitas de sus tres mejores amigos. Los m¨¦dicos que la atend¨ªan en el hospital de San Rafael le pidieron que tuviera un poco de paciencia, y ella acept¨®. "Hasta que no baje
[la atenci¨®n medi¨¢tica] no se puede hacer nada. M¨¢s que nada, por respeto hacia el hospital", dec¨ªa.
-Total, ya llevas 10 a?os, ya eres amiga de la m¨¢quina.
-No
-?No te llevas bien con la m¨¢quina?
-A eso no se acostumbra uno.
-Pero si te habla, te pita de vez en cuando.
-No.
Conversaci¨®n zanjada. Echevarr¨ªa recordaba con cierta nostalgia que, incluso despu¨¦s de ponerle el respirador, a¨²n se mov¨ªa en silla de ruedas. "Sal¨ªa a la calle a veces. Hay un jard¨ªn muy bonito".
-?Cu¨¢nto hace que no sales?
-No tengo ni idea. Muchos a?os ya.
-Pero al principio, cuando te pusieron la m¨¢quina, m¨¢s o menos lo llevabas bien, ?no?
-Qu¨¦ va. Jam¨¢s. Jam¨¢s.
-?Pero no llegaste nunca a pensar que a lo mejor te acostumbrabas?
-Esto es muy duro. A esto no se acostumbra nadie.
La dependencia de la ventilaci¨®n mec¨¢nica fue un escal¨®n m¨¢s, casi el ¨²ltimo, para que a Echevarr¨ªa no le quedaran dudas de que su vida ya no merec¨ªa la pena. "El respirador fue el remate", dice. Pero la situaci¨®n se fue fraguando poco a poco, rev¨¦s tras rev¨¦s, sin tiempo para recuperarse de uno cuando ya le hab¨ªa ca¨ªdo otro. "Toda la vida, desde los 11 a?os, penando. Lo not¨¦ porque me cansaba al andar, no pod¨ªa llevar una vida normal", contaba recordando los inicios de su enfermedad. A partir de ah¨ª, la vida le dio muchos m¨¢s golpes de los que estad¨ªsticamente le deber¨ªan corresponder a una persona joven a la que le han diagnosticado una enfermedad degenerativa e incurable. En su conversaci¨®n recordaba algunos: "Cuando mi padre falleci¨® yo ten¨ªa 17 a?os. Cuando mi madre muri¨®, 25". "Mi hermana se cay¨® y se desnuc¨® en el acto. Ahora hace 12 a?os. Viv¨ªa en L¨¦rida. Me llevaba bien con ella". "Otro hermano se muri¨® antes de que yo naciera. Ahora tendr¨ªa 52 a?os".
Pero hubo una embestida de la que no se recuper¨®. Un mazazo definitivo que le quit¨® las ganas de seguir esperando a que su vida diera un giro feliz. El que cifra en 27 los a?os que ha estado viviendo sin querer. Cuando naci¨® su hijo, Echevarr¨ªa viv¨ªa en Zaragoza porque all¨ª trabajaba su pareja. ?l muri¨® en un accidente de tr¨¢fico cuando el beb¨¦ ten¨ªa ocho meses. "Yo no pod¨ªa valerme ya. Eso me marc¨® mucho". Madre e hijo se reencontraron hace dos a?os, volvieron a distanciarse y retomaron el contacto cuando ella hizo p¨²blico su deseo de morir.
-?No has vuelto a hablar con ¨¦l?
-Ayer. Est¨¢ bien.
-?Lo est¨¢ encajano?
-Poco. Me ha ido entendiendo.
-Le han molestado mucho tambi¨¦n.
-Ya, ya me dijo.
Cuatro a?os despu¨¦s del trance m¨¢s dif¨ªcil de su vida, Echevarr¨ªa lleg¨® a Granada, a una residencia de monjas en la que permaneci¨® 13 a?os. Ya viv¨ªa sin inter¨¦s, aunque con algo de movilidad el tiempo pasaba m¨¢s deprisa. Pero un d¨ªa se cay¨®, se rompi¨® la pierna derecha, casi a la vez empezaron los problemas respiratorios y el sufrimiento se agrav¨®. "Ah¨ª ya se colm¨® el vaso. Aunque la gente no lo entiende porque no est¨¢ en una cama como yo".
-Pero ah¨ª en el hospital hay otra gente igual que t¨². ?Por qu¨¦ aguanta? ?T¨² no te lo preguntas?
-Yo no me meto en la vida de nadie.
-?A lo mejor es porque tienen una familia?
-Yo pienso que s¨ª, pero no me meto.
-Con una familia, ?aguantar¨ªas mejor?
-Yo, no. Yo ya he llegado al colmo.
-Tu hijo s¨ª te ofreci¨® ir a verte m¨¢s, llevarte a Zaragoza, pero eso no te ha convencido.
-A m¨ª, no.
-?Ni tus amigos de Granada?
-Nada ni nadie.
-?Nunca has pensado que las cosas podr¨ªan cambiar?
-No, porque la suerte nunca me ha acompa?ado. S¨®lo ahora, a ¨²ltima hora, he tenido m¨¢s suerte y me considero afortunada.
-?Porque te has rodeado de buenos amigos?
-Desde luego que s¨ª.
-Y te sientes querida.
-S¨ª.
Los que la conoc¨ªan coinciden en que era muy tozuda. "Si se ha propuesto morirse antes, ya ver¨¢s que lo consigue", comentaba un amigo, a los pies de la cama de la enferma, un d¨ªa despu¨¦s de que Echevarr¨ªa hiciera p¨²blico su deseo de morir. Ella, m¨¢s que cabezota, prefer¨ªa considerarse "guerrera". As¨ª quer¨ªa que la recordasen: "Inmaculada, la guerrera", dec¨ªa. Pedir y conseguir que le desconectaran el respirador porque no quer¨ªa seguir viviendo no era para ella una claudicaci¨®n. Era la mayor victoria de su vida.
-Eres una mujer de car¨¢cter.
-Uuuuhhhh.
-Probablemente ese car¨¢cter te ha ayudado.
-Much¨ªsimo. Para ser libre tienes que luchar. Si no, adi¨®s. Yo no soy como un molinillo, que si el viento va al norte, tira para el norte. Y si va al sur, para el sur. No, yo no me dejo influenciar por los dem¨¢s. Yo digo blanco y es blanco.
Era tan suya que hasta se cambi¨® el nombre. Toda su vida fue Juana, pero nunca le gust¨®. Y un d¨ªa, ya en Granada, decidi¨® llamarse Inmaculada. No cambi¨® ni un papel, pero logr¨® ser Inma. Cuando, tras tramitar su solicitud de retirada de respirador vieron su DNI con el nombre verdadero, algunos se sorprendieron. "?Y esto?". "Me llamaba Juana, pero me lo cambi¨¦". "?Pero no lo inscribiste en ning¨²n sitio?". "Pues no". Lleg¨® a cundir la preocupaci¨®n, porque todos los escritos se hab¨ªan registrado a nombre de Inmaculada Echevarr¨ªa, pero consiguieron arreglar el entuerto.
-Ahora te sientes afortunada porque tienes amigos.
-Y porque me estoy saliendo con la m¨ªa. Yo esto lo considero una suerte muy grande. Estaba totalmente desconfiada. Es un milagro, incre¨ªble. Por lo menos s¨¦ que esto se va a acabar, que voy a ser libre. Me da pena porque dejo a mis seres m¨¢s queridos.
-Tu familia est¨¢ ahora en Granada.
-Pero noto qui¨¦n es de boquilla y qui¨¦n de coraz¨®n.
-Cuando sali¨® el tema te salieron muchos amigos de conveniencia. Pero la gente que has conocido en los ¨²ltimos a?os es a la que m¨¢s has querido.
-A tu hijo tuviste que olvidarlo un poco porque estuviste a?os sin verlo.
-Claro. Lo que se roza es lo que m¨¢s se quiere, es lo que m¨¢s te deja. Aunque a veces haya guerrillas, tormentas, rel¨¢mpagos.
Echevarr¨ªa ha tenido en los ¨²ltimos a?os tres grandes amigos. Ellos han preferido mantenerse al margen de su caso ante los medios de comunicaci¨®n, pero no han dejado de visitarla y han contribuido a hacerle mucho m¨¢s llevadero el d¨ªa a d¨ªa en el hospital. En los meses finales de su vida, los momentos m¨¢s alegres est¨¢n muy vinculados a la hija de su mejor amigo, una cr¨ªa de dos a?os que con cada visita revolucionaba la tediosa rutina de la enferma. "Con la ni?a juego mucho. Le quitamos los zapatos a ¨¦l. Luego ¨¦l no se quiere ir y no sabes lo que me entra a m¨ª". La ni?a la llamaba Mina. "Coge a su padre de la mano, lo lleva a la puerta y dice: 'Vamos a ver a Mina'. Y ayer, antes de irse cuando vinieron a verme, le dec¨ªa a su padre que me metiera en el coche, me llevara a su casa y a dormir a la cama". Por ellos es por los ¨²nicos que Echevarr¨ªa sent¨ªa tener que despedirse antes de tiempo.
-Desde que te han dicho que s¨ª te desconectar¨¢n el respirador, ?est¨¢s m¨¢s nerviosa?
-No, yo estoy bien. Pero me dan pena las personas que sufren.
-Tu hijo, tus amigos.
Casi todos los que la rodeaban le hab¨ªan escuchado decir que quer¨ªa morirse, aunque algunos no la creyeron y otros prefirieron no creerla. "Los m¨¦dicos lo sab¨ªan. Pero como yo daba guerra, parec¨ªa que se me hab¨ªa ido la olla. Como la ¨²nica que se rebela soy yo, les extra?a". Tambi¨¦n se lo coment¨® a varios amigos, pero no todos quisieron ayudarle. Le cost¨® encontrar a la persona que se comprometiera a enviar las cartas que ella hab¨ªa escrito a la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente.
-Conseguiste a alguien que te mandara las cartas y ya se mont¨® el l¨ªo.
-Exactamente. Lo hab¨ªa hecho antes, pero no hubo nada. Yo no s¨¦ si se perdi¨® o no me quisieron hacer el favor. Unos meses antes. Las mand¨¦ al mismo sitio. Me dijeron que las hab¨ªan echado, pero no las hab¨ªan echado. Ya no volv¨ª a ped¨ªrselo a la misma persona.
-Para eso ya no confiabas en esas personas.
-Por supuesto que no.
Desde que supo que la Junta de Andaluc¨ªa respaldaba su petici¨®n, Echevarr¨ªa empez¨® a preparar su despedida. Escribi¨® algunas cartas y dej¨® todo listo con sus m¨¦dicos y sus amigos para que supieran c¨®mo actuar llegado el momento.
-?Quieres estar acompa?ada?
-En ese momento, no. Como si me echara a dormir. Para que no me agobie nadie. M¨¢s que por ellos, es por m¨ª.
A ellos les pidi¨® que esparcieran sus cenizas, no quer¨ªa un nicho con su nombre. Y si le recordaban con unas flores, que fueran "margaritas".
-?No tienes miedo?
-Yo no.
-?Te han explicado c¨®mo ser¨¢?
-S¨ª, pero no tengo miedo.
-Te dormir¨¢n.
-Y se acab¨®. A Dios gracias.
En los ¨²ltimos meses, Echevarr¨ªa ha sentido el apoyo de casi todos los que la rodeaban, incluso el de aquellos que se mostraron m¨¢s reticentes al principio.
-?La gente del hospital ha ido a re?irte?
-Al contrario. Todos muy respetuosos. Todos me apoyan, dicen que les parece bien y que, si estuvieran en mi caso, lo har¨ªan.
Agradec¨ªa siempre estas muestras de afecto, aunque tampoco le preocupaban demasiado las cr¨ªticas. "Yo no me ato a nada ni a nadie. Soy libre. Han intentado convencerme, pero no me da la gana".
-Los curas est¨¢n un poco enfadados.
-?Por qu¨¦?
-Porque no ven bien que te desconecten, dicen que va contra la ley de Dios.
-Que se metan en su vida.
-Hay hasta una periodista de la COPE que te ha escrito una carta en un peri¨®dico diciendo que no se sabe qu¨¦ puede pasar en el futuro. Y que si uno se muere, eso ya es irreversible.
-Que les den morcillas a todos. Si no me entienden, que se pongan en mi lugar. Si a ellos Dios les llena, pues que sigan. Pero que respeten la libertad de cada uno.
En lo f¨ªsico se sab¨ªa una enferma dependiente. Pero su mente iba por libre, ah¨ª s¨®lo mandaba ella. "Lo mejor de todo es tener las cosas claras. Yo siempre he hecho lo que me ha dado la gana. Dentro de mis l¨ªmites. Pero ya no puedo m¨¢s. Se ha colmado el vaso de mi paciencia. Porque hay cosas que no se pueden saber si no lo vives". Acept¨® con resignaci¨®n que el cuerpo enfermo se hubiera impuesto a la cabeza l¨²cida, pero, una vez asumida la situaci¨®n, luch¨® por acortarla y no par¨® hasta conseguirlo. Y se reconoc¨ªa "muy orgullosa" por este logro.
-?Qu¨¦ le dir¨ªas a la gente en su situaci¨®n?
-Que no se deje arrastrar por la corriente. Que las aguas siempre est¨¦n claras. Que piensen lo que quieren.
-Libertad y respeto.
-Sobre todo. Y dignidad.
-?Tu vida es digna?
-La m¨ªa, ya no. Pero me considero muy afortunada. Con muchos cojones para luchar y seguir adelante. Siempre lo he hecho, no me he dejado influenciar por nadie. Si en la vida no se tiene coraje, no se tiene nada.
No pretend¨ªa que su historia acabara con moraleja. Ni que cundiera el ejemplo. Pero s¨ª que esperaba que su caso pudiera ser "¨²til" para quien lo necesite.
-Esto sirve para que la gente no tenga miedo, que no se rinda, que luche. Y el que no quiera seguir, que tome su camino.
-El camino de Inmaculada Echevarr¨ªa.
-La guerrera.
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