Le grand taxi
El cambio clim¨¢tico no para de darnos sorpresas. A¨²n llevo grabadas en mi retina las im¨¢genes que se han podido ver recientemente de esas especies marinas desconocidas y un tanto monstruosas que viv¨ªan, tan felices ellas, fuera del radio de acci¨®n de los hombres; por eso siguieron intactas, al contrario que el modesto boquer¨®n del Cant¨¢brico.
Hab¨ªa entre los ejemplares descubiertos bajo las aguas ant¨¢rticas ahora caldosas unos pulpos desmesurados, a escala Julio Verne, bandadas de holoturias, que debajo de ese bello nombre simbolista esconden la m¨¢s prosaica denominaci¨®n de 'pepinos de mar', y erizos de agua profunda, ignoro si tan exquisitos como los superficiales de roca atl¨¢ntica.
Pronto ir¨¢n por aquellos mares las flotas pesqueras, sobre todo si tenemos en cuenta que en esos ecosistemas antes v¨ªrgenes y hoy violados por el calent¨®n del planeta se han hallado tambi¨¦n gambas gigantes, al mismo tiempo que en el mercado la roja de Denia y el langostino de Vinaroz se han puesto a un precio que ning¨²n novelista de ciencia-ficci¨®n pudo prever.
Las transformaciones del calentamiento global y dem¨¢s amenazas a ¨¦l inherentes tambi¨¦n se dejan notar, como no pod¨ªa ser de otra forma, en los humanos. O al menos as¨ª entiendo yo las medidas contempladas en el programa del Partido Socialista Obrero Espa?ol para las pr¨®ximas elecciones municipales.
La solvencia en los n¨²meros y la cordura del candidato Miguel Sebasti¨¢n parecen indudables, dada su brillante trayectoria como economista. Pero no deja de ser sorprendente que, entre otras disposiciones ya probadas en grandes urbes congestionadas de Europa, como son la peatonalizaci¨®n de los centros, el control de las emisiones contaminantes y la primac¨ªa de los servicios p¨²blicos de transporte, se encuentre la propuesta de utilizaci¨®n del taxi compartido.
A algunos de mis amigos les ha dado risa esa medida, no a m¨ª: soy un ferviente admirador del modelo o concepto de lo que en varios pa¨ªses ¨¢rabes, y muy concretamente en Marruecos, se llama "les grands taxis".
As¨ª, en todas las ciudades marroqu¨ªes existe una flotilla de peque?os autom¨®viles utilitarios que, bajo el nombre de 'petits taxis' cubren el servicio de viajeros por el casco urbano. Estos 'minis' son deliciosos aparte de baratos; los usuarios aut¨®ctonos se sientan preferiblemente junto al conductor (algo que en Madrid, por cierto, es mal recibido por los taxistas, que tienen el asiento de al lado convertido en repisa), circulan con gran abundancia a todas horas (otra modalidad aqu¨ª desaparecida), la proverbial higiene de los cuerpos ¨¢rabes evita el 'tigre' que aqu¨ª tantas veces viaja dentro del taxi, y tambi¨¦n se comparten; ver un 'peque?o taxi' ya ocupado por uno o dos viajeros no impide a un tercero pararlo, averiguar el itinerario y subirse para, tras las paradas intermedias, llegar a su destino y pagar su cuota correspondiente.
Este 'sharing' se hace all¨ª a¨²n m¨¢s habitual en los 'grandes taxis' de color blanco y aspecto se?orial un tanto ajado, al que les est¨¢ prohibido el servicio regular dentro de la ciudad, del mismo modo que los 'petits' no pueden hacer viajes por carretera.
El sistema de, llam¨¦moslo as¨ª, co-optaci¨®n es semejante en los grandes y en los peque?os, pero m¨¢s emocionante -a la vez que primitivo- en los primeros; no es raro o¨ªr al conductor, en las paradas y delante de las estaciones de tren o autob¨²s, vocear el destino al que se dirige, ya medio cargado, esperando a llenar su veh¨ªculo para partir. Las gallinas y los fardos m¨¢s pesados van en la baca, otra comodidad que nuestra moderna cultura ha eliminado de los coches.
?Blade Runner? Nunca nos cansaremos de decir lo prof¨¦tica y clarividente que era aquella pel¨ªcula, donde la tecnolog¨ªa m¨¢s punta se mezclaba con el retorno de las formas de vida arcaicas. En el citado programa electoral del PSOE se asegura que el taxi compartido es ideal en barrios no id¨®neos para los autobuses. La estimaci¨®n me parece demasiado conservadora.
Creo que, en vista de la rareza nocturna del taxi madrile?o (o del hecho alucinante de que la Empresa Municipal de Transportes suspenda su servicio de autobuses del aeropuerto a Madrid a las once y media de la noche), cada vez m¨¢s tendremos que recurrir a esas peque?as comunidades viajeras improvisadas. Las calles se har¨¢n m¨¢s abigarradas, la poblaci¨®n m¨¢s heterog¨¦nea, las comidas m¨¢s ex¨®ticas, aunque el Ayuntamiento, que no ha tenido el sue?o androide de Blade Runner, acaba de prohibir a sus agentes de movilidad varones que lleven el pelo largo y pendientes.
Todo se mueve, menos la mente municipal.
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