Adictos al dopaje
M¨¢s de 30 millones de personas consumen en el mundo esteroides y otras sustancias prohibidas: deportistas, soldados, actores...
A finales de febrero, un agente de aduanas del aeropuerto de Sidney dio el alto al actor Sylvester Stallone, que llegaba a Australia para promocionar su ¨²ltima pel¨ªcula, Rocky Balboa. En su maleta portaba 48 ampollas de Jintrop¨ªn, hormona de crecimiento china comprada por Internet, un producto prohibido usado para aumentar la masa muscular y disminuir las grasas. No es un caso aislado: seg¨²n un informe de la Agencia Mundial Antidopaje, 31 millones de personas se dopan. Interpol estima que el tr¨¢fico de sustancias dopantes mueve m¨¢s dinero que el de coca¨ªna.
La industria del dopaje es una empresa global que genera ganancias medidas en decenas de miles de millones de euros y en la que los deportistas profesionales, los que acaparan los grandes titulares, son consumidores minoritarios, aunque los m¨¢s publicitados. Casi tanto como los actores -en el mundo del porno hay una gran demanda- y otras gentes del espect¨¢culo.
A Sylvester Stallone le encontraron en una aduana 48 viales de hormona de crecimiento
El resto -la mayor¨ªa de los que consumen las 700 toneladas de esteroides anabolizantes (unos 14.000 millones de dosis), las 70 toneladas de testosterona sint¨¦tica (el consumo de 1,5 millones de personas) y los 34 millones de viales de EPO y hormona del crecimiento (dos millones de consumidores) que se distribuyen anualmente- lo componen deportistas aficionados, musculitos de gimnasio, guardaespaldas, polic¨ªas varios y militares.
El negocio tiene consecuencias desastrosas para la sanidad de los pa¨ªses industrializados, los m¨¢s consumidores, y para la salud de sus habitantes, especialmente de los m¨¢s j¨®venes, cada vez m¨¢s propensos a construirse un cuerpo falso mediante la qu¨ªmica de las hormonas, seg¨²n alerta el informe, elaborado por el especialista italiano Sandro Donati con datos de Interpol.
El gusto de los soldados por el doping, por sustancias como las anfetaminas, que mantienen el cuerpo despierto y generan atrevimiento y optimismo, o como los esteroides anabolizantes, que crean m¨²sculo y ¨¢nimo agresivo, no es una novedad sorprendente. Los esteroides anabolizantes -sintetizaci¨®n en laboratorio de la testosterona, la hormona masculina- fueron desarrollados por cient¨ªficos nazis y administrados, conjuntamente con anfetaminas, a sus soldados en el frente, tambi¨¦n conejillos de indias en este sentido. Y, si en la guerra del Vietnam la mayor preocupaci¨®n de los generales estadounidenses era la adicci¨®n de sus soldados a la marihuana, droga evasiva, en las actuales operaciones de Irak y Afganist¨¢n, el producto estrella son los esteroides, que la tropa adquiere por Internet -benefici¨¢ndose de las tarifas de correo inexistentes- o en los campamentos de camellos locales establecidos alrededor de sus cuarteles. As¨ª, en agosto de 2005, la polic¨ªa italiana se incaut¨® de 215.000 dosis de esteroides al desarticular en Trieste, en la frontera con Eslovenia, una trama que vend¨ªa por Internet sustancias prohibidas a los soldados estadounidenses de Irak. Como prueba, los centenares de paquetes con esteroides que llegaban devueltos a correos por tener mal puesta la direcci¨®n.
En la historia de Stallone, que ahora anda por Tailandia rodando otra secuela del musculoso Rambo, nada es casual.Todo es global. Por ejemplo, en el registro de los apartamentos de Eufemiano Fuentes en Madrid durante la Operaci¨®n Puerto, la Guardia Civil encontr¨® gran cantidad de medicamentos y productos prohibidos, entre ellos, varias cajas de Jintrop¨ªn, la misma hormona de crecimiento china usada por Stallone para asumir los cuerpos de Rocky y Rambo.
Schwarzenegger y el porno
El informe de la AMA traza el origen de la implicaci¨®n de la mafia estadounidense en el tr¨¢fico de dopaje en los a?os 70. Entonces, la familia Gambino, que pose¨ªa los gimnasios Gold's Gym en California, financi¨® un documental, Pumping iron (Levantando hierro), protagonizado por Arnold Schwarzenegger.
El actual gobernador de California era por entonces adicto a los gimnasios y hab¨ªa logrado siete veces el t¨ªtulo de Mister Olympia. Esa pel¨ªcula inici¨® la moda de los cuerpos de m¨²sculos hipertrofiados, que alcanzar¨ªa su apogeo poco despu¨¦s con el mismo Schwarzenegger, que nunca ha desmentido el consumo de esteroides, protagonizando la serie de Conan el b¨¢rbaro.
Y la moda as¨ª creada se tradujo inevitablemente en un aumento de la demanda de hormonas y anabolizantes con que la mafia empez¨® a inundar el mercado negro. Muchos de los actores de segunda fila que hinchaban sus cuerpos en los gimnasios acabaron enrolados en pel¨ªculas porno gay, industria tambi¨¦n controlada por la mafia.
Hacia 1995, la mafia neoyorquina perdi¨® el control de los esteroides, que pas¨® a manos, principalmente, del crimen organizado ruso, una amalgama de 70 familias.
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