Cuidado con la inflaci¨®n
Los datos m¨¢s relevantes de la semana ¨²ltima sobre la coyuntura espa?ola han sido la Balanza de Pagos de diciembre, la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del cuarto trimestre de 2006 y el IPC de febrero. Los flujos de intercambios de mercanc¨ªas con el exterior, que comentamos el domingo anterior a partir de las estad¨ªsticas de Aduanas, dieron lugar a un d¨¦ficit comercial equivalente al 8,2% del PIB, siete d¨¦cimas porcentuales (dp) m¨¢s que en 2005. El resto de r¨²bricas de la balanza por cuenta corriente, que a?os atr¨¢s sol¨ªan compensar gran parte de este d¨¦ficit, tambi¨¦n evolucionaron negativamente hasta registrar conjuntamente un d¨¦ficit del 0,6% del PIB, de forma que el de la balanza corriente ascendi¨® al 8,8% del PIB. Todo un r¨¦cord, que nos sit¨²a por delante de EE UU, donde este d¨¦ficit alcanz¨® un 6,5% de su PIB. Tambi¨¦n disminuyeron las transferencias de capital procedentes de los fondos de la UE (a¨²n disminuir¨¢n m¨¢s en pr¨®ximos a?os), de forma que la necesidad de financiaci¨®n frente al resto del mundo se situ¨® en una cifra equivalente al 8,2% del PIB, 4 dp m¨¢s que la estimada por el INE hace unas semanas en la Contabilidad Nacional Trimestral.
Si se excluyen los elementos vol¨¢tiles, la llamada inflaci¨®n subyacente subi¨® al 2,8% en febrero
Pero no queda ah¨ª nuestra voracidad de recursos financieros exteriores: mientras que las inversiones directas de los extranjeros en Espa?a (13.591 escasos millones de euros) disminuyeron un 26% (otro signo preocupante de la falta de competitividad de la econom¨ªa espa?ola), las de los espa?oles en el exterior (61.437 millones) se duplicaron. Todo ello se traduce en un fuerte aumento de nuestra posici¨®n deudora de inversi¨®n neta internacional (activos menos pasivos), que a finales del tercer trimestre ascend¨ªa a 526.400 millones de euros, casi un 54% del PIB de 2006, el doble que cinco a?os atr¨¢s. En esto tambi¨¦n superamos ampliamente a EE UU. En todo caso, estas cifras no son buenas ni malas por s¨ª mismas, reflejan fundamentalmente la r¨¢pida expansi¨®n de las empresas espa?olas en el exterior y la elevada tasa de inversi¨®n en capital fijo de nuestra econom¨ªa. La clave est¨¢ en que todas esas inversiones produzcan rendimientos suficientes para hacer frente a los costes financieros que acarrean y a la amortizaci¨®n del principal. Esperemos que los que se est¨¢n endeudando y los que les prestan hagan bien los n¨²meros.
La inflaci¨®n se mantuvo en febrero en el 2,4%, gracias a la moderaci¨®n del precio del petr¨®leo (gr¨¢fico izquierdo). Las previsiones, aunque han empeorado ligeramente al repuntar dicho precio desde finales de febrero, siguen apuntando a una ca¨ªda por debajo del 2% en los meses centrales del a?o. No obstante, no podemos dar por ganada la batalla contra ella. Si excluimos los elementos vol¨¢tiles, la llamada inflaci¨®n subyacente subi¨® al 2,8%, que es la cifra hacia la que tender¨¢ la inflaci¨®n total al final de a?o una vez que la energ¨ªa deje de actuar como elemento moderador. Por otro lado, el diferencial con la UEM (en torno a un punto en t¨¦rminos de inflaci¨®n subyacente, como se ve en el gr¨¢fico central) sigue siendo elevado, y lo es todav¨ªa m¨¢s en t¨¦rminos de costes laborales por hora (gr¨¢fico derecho), sin que el avance de la productividad lo compense. Especialmente grave es el diferencial de costes y de productividad con Alemania, la econom¨ªa que vuelve a marcar los tiempos en Europa. ?ste es el verdadero problema de la econom¨ªa espa?ola, que amenaza su futuro y al que los dirigentes pol¨ªticos deber¨ªan dedicar todos sus esfuerzos.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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