A la caza de los 'gorrillas'
El Ayuntamiento de Sevilla aprueba una ordenanza que sanciona a los aparcacoches por ejercer la "mendicidad coactiva"
Hay tres problemas cotidianos en las ciudades que los ayuntamientos intentan resolver con todo tipo de experimentos y pocas esperanzas de lograrlo: los atascos diarios, el padecimiento del botell¨®n y los aparcacoches, esos vigilantes espont¨¢neos de los estacionamientos conocidos como gorrillas. El gobierno local de Sevilla -precisamente de donde es originario este sobrenombre, por ir sus pioneros tocados con una gorra de plato para conferirse aires de autoridad- ha aprobado una ordenanza que considera la actividad una forma de mendicidad "coactiva" y establece multas de 120 euros para los que reincidan.
Al tratarse en su mayor¨ªa de indigentes, la norma prev¨¦ que las sanciones sean sustituidas por "sesiones de atenci¨®n individualizada con los servicios sociales o por especialistas en materia de drogodependencia" y "cursos en los que se les informar¨¢ de que las instituciones p¨²blicas les ofrecen apoyo y asistencia". El delegado de Gobernaci¨®n del Ayuntamiento, Francisco Fern¨¢ndez, argumenta que el objetivo no es recaudar dinero, "sino que tengan claro que no pueden hacer de aparcacoches". Seg¨²n dice, el concepto de "mendicidad coactiva" lleva aparejada la intenci¨®n de que, adem¨¢s de la actuaci¨®n de la Polic¨ªa Local, tenga cabida la Polic¨ªa Nacional "y no se inhiba".
Los vecinos del barrio de Bami han pedido al Parlamento andaluz una 'ley antigorrillas'
La regulaci¨®n de los gorrillas sevillanos, cuyas pautas se incluyen en una prolija ordenanza gen¨¦rica bautizada como "antivand¨¢lica", se ve desde los colectivos vecinales como un compendio de medidas est¨¦riles e ineficaces, cuando no directamente absurdas. "?De qu¨¦ sirve que pongan una sanci¨®n econ¨®mica a una persona que es insolvente y que al rato volver¨¢ a estar donde estaba?", se preguntaba la semana pasada la presidenta de la asociaci¨®n de vecinos y comerciantes de Bami. Esta barriada est¨¢ infestada de gorrillas malencarados -casi todos son heroin¨®manos que viven en la calle- que rodean al complejo hospitalario de la ciudad sanitaria Virgen del Roc¨ªo.
La opini¨®n de los juristas no es mucho mejor. "El concepto de mendicidad coactiva es completamente inane, no tiene ning¨²n efecto. Parece que el adjetivo coactivo lo han metido para que no parezca que se persigue la simple mendicidad y quedar bien", se?ala Joaqu¨ªn Ur¨ªas, letrado del Tribunal Constitucional. Ur¨ªas tambi¨¦n estima que un desarrollo posterior para incautar a los infractores su recaudaci¨®n como restituci¨®n de la falta es sencillamente irrealizable. Para el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional Gerardo Ruiz-Rico, el problema est¨¢ en que un Ayuntamiento no tiene la capacidad de regular comportamientos que son derechos fundamentales, y que para calificar la mendicidad de coactiva es "necesaria una habilitaci¨®n legislativa superior", como ocurre con la ley antibotell¨®n que acaba de aprobar la Junta de Andaluc¨ªa para dar cobertura jur¨ªdica a los ayuntamientos. Eso es precisamente lo que reclaman los vecinos de Bami, quienes han pedido al Parlamento andaluz que elabore una ley antigorrillas.
El esfuerzo imaginativo para erradicar este fen¨®meno, atenazado por el riesgo de infringir no ya derechos fundamentales, sino el sentido com¨²n, ha conducido casi siempre a los mun¨ªcipes al fracaso estrepitoso. Hace unos a?os, a punto estuvo Sevilla de borrar de sus calles el tormento de los gorrillas extorsionadores -los hay que rayan carrocer¨ªas o retuercen concienzudamente limpiaparabrisas- a trav¨¦s de un convenio con una asociaci¨®n de parados de mayores de 40 a?os que formaron los vovis (voluntarios vigilantes), que copiaron otras ciudades. Uniformados y reglados, los vovis ten¨ªan la virtud de espantar a los ilegales, pero el caso de una estafa en el seno de la asociaci¨®n les quit¨® fuerza y el Ayuntamiento los olvid¨®, si bien siguen funcionando de manera extraoficial: expiden tiques (0,60 euros) y la Polic¨ªa Local no multa en sus zonas.
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