Renault anuncia mejoras en las condiciones de trabajo tras el suicidio de tres empleados
El grupo contrata a 110 personas para aligerar la carga de trabajo de su centro de ingenier¨ªa
Tres suicidios en un lapso de cuatro meses concentrados en los empleados de un centro de ingenier¨ªa han disparado todas las alarmas en Renault. El grupo automovil¨ªstico franc¨¦s reaccion¨® y anunci¨® medidas para mejorar las condiciones laborales en ese centro de ingenier¨ªa -situado en Guyancourt, en los alrededores de Par¨ªs- despu¨¦s de la cadena de suicidios dejara al descubierto un problema de sobrecarga de trabajo. La empresa tiene previsto incorporar a 110 empleados hasta 2008 para aligerar la carga de trabajo del centro de ingenier¨ªa. Los sindicatos creen que el estr¨¦s ha influido en la situaci¨®n.
Ten¨ªan 38, 39 y 44 a?os. Entre el 20 de octubre 2006 y el 16 de febrero de 2007 un ingeniero y dos t¨¦cnicos que trabajaban en el Technocentre de Renault de Guyancourt, en los alrededores de Par¨ªs, se suicidaron. La direcci¨®n de la empresa, los sindicatos y el conjunto de los trabajadores -12.000 en la planta de Guyancourt, pero tambi¨¦n los de otras f¨¢bricas y otras marcas- intentan comprender lo sucedido.
Para el psiquiatra Christophe Dejours "esos suicidios son un fracaso para los sindicatos" porque no han sabido proteger a los trabajadores. En su opini¨®n "la revoluci¨®n inform¨¢tica liga una persona a un ordenador. La evaluaci¨®n individual pasa a ser posible y antes era colectiva. Eso separa los asalariados y les lleva a competir entre ellos, destruy¨¦ndose la noci¨®n de trabajar en equipo".
Los sindicatos no aceptan la idea de haber fracasado. Fred Dijoux, dirigente de la CFDT en Guyancourt, recuerda que en febrero de 2006 "alertamos, por escrito, a la direcci¨®n del peligro existente. Denunci¨¢bamos un sistema de gesti¨®n casi militar, que no asocia a los trabajadores a ninguna toma de decisiones. La direcci¨®n se neg¨® a asociar a los sindicatos con ninguna decisi¨®n de la direcci¨®n". Esa decisi¨®n lleg¨® finalmente ayer, s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s de que el consejero delegado de Renault, Carlos Ghosn, ordenara una revisi¨®n de las condiciones de trabajo y de las pr¨¢cticas en este centro.
Dijoux niega que los problemas en Renault vayan asociados a la llegada de Ghosn a la cabeza de la empresa. "Ser¨ªa simplificar las cosas". ?ste directivo puso en marcha un plan para producir 26 nuevos modelos hasta 2009. "En ese plazo antes hubi¨¦ramos hecho 10, y es cierto que Ghosn ha a?adido una presi¨®n suplementaria sobre las espaldas de los trabajadores, pero los problemas ya exist¨ªan".
Seg¨²n el sindicalista, los problemas son "la desregulaci¨®n de los horarios de trabajo; el hecho de que muchos de los trabajadores no sepan decir no debido a que se ven solos frente a la direcci¨®n; la falta de reconocimiento de los sindicatos; el aislamiento, la individualizaci¨®n y la mayor vulnerabilidad de cada trabajador". Dijoux cree que esos problemas no son exclusivos de Renault.
En un a?o, Renault ha retrocedido del 25% al 22% de cuota en el mercado franc¨¦s. En febrero 2007 sus ventas son un 14% inferiores al mismo mes de 2006 y si sus beneficios en 2006 han sido buenos es por su participaci¨®n en el capital de Nissan y Volvo, pues el volumen global de negocio ha retrocedido un 0,8%. Carlos Ghosn, que en febrero de 2006 reuni¨® a los trabajadores para fijarles unos objetivos destinados a relanzar la marca, ha reunido ahora a 2.500 asalariados para intentar atajar la inquietud que han provocado los tres suicidios. "Hay que comprender lo que ha pasado, mostrar al mismo tiempo firmeza y humildad. Pero nadie puede garantizar que no se produzca ning¨²n nuevo drama", opinan los sindicatos.
Mesas compartidas
Ghosn esperaba un diagn¨®stico preciso de las disfunciones para esta misma semana. Y la empresa ha obrado en consecuencia: Renault insiste en la necesidad de llevar a cabo sus previsiones para 2009, pero al margen de reforzarse con 110 especialistas en su centro de ingenier¨ªa, nombrar¨¢ a un director para la administraci¨®n diaria en Guyancourt, y est¨¢ tomando medidas para "facilitar el di¨¢logo y el apoyo de los colegas".
Algunos acusan el sistema de shared offices que obliga a los trabajadores a compartir su mesa con qui¨¦nes les reemplazan en el turno siguiente. "Quieren ahorrarse despachos y reducir alquileres. 20 millones al a?o ganados para la empresa" calculan los sindicatos. Pero Dijoux recuerda que "ninguno de los tres suicidas compart¨ªa despacho. En su carta de despedida, uno de ellos hablaba de problemas de sobrecarga de trabajo pero tambi¨¦n de conflictos familiares".
En Guyancourt los trabajadores dicen que "la inform¨¢tica acab¨® con la relaci¨®n humana. No hablamos con las personas, le mandamo un e-mail, los jefes te env¨ªan mensajes por pantalla y todos debemos ser polivalentes, saber dibujar con el ordenador, ser buenos negociadores y escribir, en ingl¨¦s, a los colegas que trabajan en otros pa¨ªses". Y las cr¨ªticas "se hacen delante de todo el mundo".
Es dif¨ªcil no establecer alg¨²n v¨ªnculo con el destino de esos tres hombres que eligieron la muerte: tir¨¢ndose por la ventana desde el quinto piso de la ruche, ahog¨¢ndose en un lago vecino a la f¨¢brica o ahorc¨¢ndose en su domicilio.
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