Blindado y transparente
Apunta el autor que la Ley de Armonizaci¨®n Fiscal de 1989 ofrece las soluciones de protecci¨®n jur¨ªdica de las normas tributarias que se buscan con f¨®rmulas m¨¢s complicadas.
En este momento hay 40 normas fiscales vascas en los tribunales ordinarios, pero no hay una sola norma fiscal navarra en esos tribunales. La raz¨®n de esa diferencia no radica en ninguna man¨ªa, sino en un hecho jur¨ªdico b¨¢sico. Los navarros aprueban sus normas fiscales por el Parlamento, con rango de ley, mientras que los vascongados hemos decidido voluntariamente no aprobarlas con rango de ley, sino con rango de reglamento, a trav¨¦s de las Juntas Generales.
?Y por qu¨¦ hemos optado por un mecanismo tan raro y peligroso jur¨ªdicamente? Pues eso forma parte del misterio vasco y es debido al fuerte peso pol¨ªtico del sector foralista del PNV, que se opone con rodas sus fuerzas a que el Parlamento vasco use sus poderes legislativos en esta materia, que los tiene.
Dejar¨ªamos de ser el ¨²nico pa¨ªs que aprueba sus impuestos con normas sin rango de ley
El PNV prefiri¨® pasar la patata caliente al Congreso, en vez de arreglar el tema en casa
No legislar en materia de impuestos cuesta mucho al pa¨ªs. Las normas forales pueden ser impugnadas por cualquier persona ante los jueces de lo contencioso-administrativo, y a muy bajo coste, como nos recuerda el presidente de la patronal vasca. Por el contrario, una ley del Parlamento vasco no puede ser recurrida ante esos tribunales ordinarios, sino que solo puede ser impugnada ante el Tribunal Constitucional por un colectivo predeterminado de personas muy peque?o (Gobierno, 50 diputados o senadores, etc.). Adem¨¢s, el ¨²nico contraste legal a considerar es el conjunto formado por la Constituci¨®n, el Estatuto de Autonom¨ªa y el Tratado de Uni¨®n Europea,
El resultado est¨¢ a la vista. Los empresarios vecinos, que se sienten perjudicado por las normas fiscales vascas, las recurren ante los tribunales ordinarios y a veces ganan, como cuando en 2004 consiguieron anular en el Tribunal Supremo el Impuesto de Sociedades vasco vigente desde 1996, y amenazan con anular las sucesivas maniobras de las diputaciones para burlar los efectos de esa sentencia.
Los empresarios vascos, por lo tanto, est¨¢n sobre ascuas, porque nadie sabe realmente c¨®mo va a acabar este embrollo que, obviamente, afecta a su cuenta de explotaci¨®n y a su estado an¨ªmico; y por lo tanto, a la eficacia de la econom¨ªa.
El PNV, que ya tuvo una escisi¨®n en parte provocada por esta visi¨®n foralista en materia fiscal, decidi¨® en 1995 no utilizar la v¨ªa del Parlamento vasco para dar garant¨ªas legales al Impuesto de Sociedades. En su lugar ha optado por una complicada operaci¨®n -y a mi modo de ver, con poca base jur¨ªdica- de modificar la legislaci¨®n estatal para que las normas forales, a las que p¨²dicamente se les llama en la enmienda "actos con fuerza de ley", puedan se recurridas s¨®lo ante el Tribunal Constitucional. Es decir, prefiri¨® pasar la patata caliente a las fuerzas pol¨ªticas del Estado, en vez de arreglar el tema en casa.
La f¨®rmula ha fracasado. Y lo ha hecho, entre otros motivos, porque estaba basada en un concepto tan ambiguo como desconocido en nuestro sistema jur¨ªdico, como es el de considerar a las normas forales como "actos con fuerza de ley", que vaya a usted a saber lo que eso quiere decir.
Hoy, la situaci¨®n parece bloqueada. La enmienda del PNV en el Congreso ha sido rechazada, la sentencia del Tribunal Supremo sobre el Impuesto de Sociedades ya es firme, pues el Tribunal Constitucional ha rechazado el recurso de amparo interpuesto por las diputaciones, y la negativa de EA a apoyar el nuevo tipo del 28% aprobado en una reuni¨®n del misterioso ?rgano de Coordinaci¨®n Tributaria ha puesto en crisis el intento foralista de aprobar con ese modelo un ¨²nico impuesto en todo el pa¨ªs.
Por eso creo que es hora de recordar que el art¨ªculo 5 de la Ley 3/89 del Parlamento vasco dice, entre otras cosas, que "se armonizar¨¢ , cuando proceda, el tipo de gravamen". Y, evidentemente, procede armonizar el tipo del impuesto, tanto para evitar que cada diputaci¨®n ponga un gravamen diferente, como para dar estabilidad jur¨ªdica a ese nuevo tipo.
No hay que olvidar que esa ley 3/89 tiene el significativo t¨ªtulo de "Ley de Armonizaci¨®n, Coordinaci¨®n y Colaboraci¨®n fiscal", y su aprobaci¨®n se hizo precisamente para dar contenido al art¨ªculo 41-2 a) de nuestro Estatuto de Autonom¨ªa, que dice que las normas fiscales que aprueben las diputaciones se har¨¢n "atendiendo a las normas que para la coordinaci¨®n, armonizaci¨®n fiscal y colaboraci¨®n (...) que dicte el Parlamento Vasco".
De paso, adem¨¢s del blindaje del Concierto Econ¨®mico, con esta intervenci¨®n del Parlamento vasco obtendr¨ªamos algunos otros beneficios colaterales bien buenos para la calidad de nuestra democracia. Por ejemplo, dejar¨ªamos de ser el ¨²nico pa¨ªs del mundo que aprueba sus impuestos con normas sin rango de ley, cuando precisamente la figura del Parlamento surge en la Edad Media para imponer la obligaci¨®n de que las normas fiscales se aprueben por ¨¦ste y no por el Ejecutivo.
Adem¨¢s, se conseguir¨ªa transparencia democr¨¢tica en las decisiones, pues cada partido se ver¨ªa obligado a justificar p¨²blicamente qu¨¦ tipo propone para el Impuesto de Sociedades, sea el 24%, el 28%, el 30% ¨® el 32,5%., y los estudios en los que se basa, as¨ª como asumir el voto de la mayor¨ªa de los parlamentarios. Algo bien al contrario de lo que ocurre hoy, donde nadie sabe qui¨¦n fija el tipo, pues el fantasmal ?rgano de Coordinaci¨®n Tributaria es un ente que solo re¨²ne a funcionarios del Gobierno y las diputaciones, que no dan cuenta a nadie y cuyos informes de trabajo, si existen, son desconocidos. Tambi¨¦n se acabar¨¢ con el chantaje actual a los junteros, que no pueden votar libremente con la excusa de que en las otras dos diputaciones "van a votar" otra cosa y, claro, no es posible tener tres tipos diferentes en una comunidad tan peque?a.
A lo dicho. Existe una soluci¨®n facil¨ªsima para tener el Concierto Econ¨®mico blindado y transparente. Parece un milagro de la t¨¦cnica, mal que les pese a los foralistas.
Javier Olaverri es abogado y fue parlamentario de Euskadiko Ezkerra.
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