Igualdad real
El pasado viernes el Defensor del Pueblo Andaluz comunic¨® a la presidenta del Parlamento que no pod¨ªa proceder a la designaci¨®n de sus cuatro adjuntos. Las personas propuestas por los grupos pol¨ªticos no reflejaban la igualdad exigida legalmente. Efectivamente, la Ley de Igualdad aprobada por el Congreso y el Estatuto de Andaluc¨ªa exigen que estos nombramientos sean expresi¨®n de igualdad efectiva entre hombres mujeres. Pues bien, frente a este bloqueo provisional en la designaci¨®n y nombramiento por razones de legalidad, empiezan a o¨ªrse voces empe?adas en mantener una sociedad claramente inmovilista y f¨¦rreamente defensora de privilegios de una ¨¦poca m¨¢s que trasnochada. Si la semana pasada, el PP se absten¨ªa en la votaci¨®n de la Ley de Clonaci¨®n Terap¨¦utica, que permitir¨¢ que la diabetes y determinados tipos de c¨¢ncer puedan alcanzar la curaci¨®n, hoy ha tocado a la Ley de Igualdad. Si la semana pasada, desde este mismo espacio, insist¨ªa en que el PP estaba desarrollando una estrategia de crispaci¨®n cuando la sociedad respiraba normalidad y segu¨ªa avanzando en la consolidaci¨®n de derechos, hoy m¨¢s de lo mismo.
Es verdad que la Constituci¨®n declara la igualdad de derechos entre hombre y mujer. Dicho as¨ª, da la impresi¨®n que no es necesaria una ley que declare y apueste por lo que ya est¨¢ declarado y apostado. Es m¨¢s, podr¨ªa decirse, y se est¨¢ diciendo, que una ley con este objetivo de paridad a nivel p¨²blico y privado, se elabora para la galer¨ªa. Sin embargo, y muy a pesar de la declaraci¨®n constitucional, la igualdad entre mujeres y hombres no es real actualmente. Las mujeres cobran menos que los hombres. Las mujeres se dedican fundamentalmente a cuidar de mayores y dependientes -un 83% aproximadamente-. Las mujeres, por su condici¨®n de mujer, sufren violencia de g¨¦nero y las mujeres, pese a licenciarse en n¨²mero superior que los hombres y con mejores calificaciones, contin¨²an ocupando empleos de menor calidad y con contratos temporales.
Resulta obligado iniciar y desarrollar pol¨ªticas activas que permitan hacer efectiva la igualdad. Cualquier grupo pol¨ªtico que quiera avanzar y eliminar diferencias de trato est¨¢ obligado a no permanecer indiferente. No se trata, ni mucho menos, de que las mujeres sean floreros y que por ser mujeres ocupen determinados cargos. No. De lo que se trata es que dejen de ser floreros y que, por ser mujer, no ocupen cargos de responsabilidad en la misma proporci¨®n que ocupamos los hombres, que es lo que est¨¢ ocurriendo.
En este sentido, y no en otro, entiendo, como entend¨ªa la pasada semana con motivo de la aprobaci¨®n de la Ley andaluza sobre Clonaci¨®n Terap¨¦utica, que mi normalidad pasa por cobijarme dentro de aquellos grupos que buscan el mayor y mejor avance cient¨ªfico y social en una sociedad que mira al futuro y no al pasado.
Claro que, al margen de estas reflexiones y dentro de ellas, no parece que el problema pol¨ªtico que tiene el Defensor del Pueblo no pueda desbloquearse. Despu¨¦s de todo, si el Estatuto de Autonom¨ªa en su art¨ªculo 107 establece que "en los nombramientos y designaciones que corresponda al Parlamento de Andaluc¨ªa, regir¨¢ el principio de presencia equilibrada entre hombres y mujeres", y este Estatuto ha sido votado por el PP, no parece que el problema exista m¨¢s all¨¢ de discutir coyunturalmente las bondades de esta pol¨ªtica activa de igualdad. Eso s¨ª, como a algunos dirigentes de este grupo pol¨ªtico los sacas de cuatro manifestaciones y no saben d¨®nde van, es l¨®gico que siempre vea problemas donde no los hay y que su apuesta por la normalidad sea una frase poco cre¨ªble. La raz¨®n no es otra que si en Andaluc¨ªa vota s¨ª a este art¨ªculo 107 y en Madrid vota no a la presencia equilibrada, su coherencia y su normalidad debe ser de otro mundo. Mi apuesta por la normalidad es otra. Aqu¨¦lla que le permite a la sociedad avanzar; aqu¨¦lla que consolida y desarrolla derechos y deja atr¨¢s frases del refranero, como "la mujer con la pata quebrada y en casa", apuesta por la igualdad real entre hombre y mujeres.
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