Elecciones en Francia
Cuando Galicia y el resto de Espa?a preparan ya las pr¨®ximas elecciones municipales, no es malo echar una ojeada al proceso democr¨¢tico que con fuerte intensidad se est¨¢ desarrollando en estos momentos en Francia. Aunque se trata, en este caso, de elecci¨®n presidencial, cuyo car¨¢cter es muy diferente al de los comicios municipales, que son m¨¢s populares y cuentan con mayor participaci¨®n en general por la proximidad del cargo a los ciudadanos.
En Francia empez¨® ayer la campa?a oficial para la elecci¨®n del pr¨®ximo/a presidente de la Rep¨²blica. Es un escrutinio a dos vueltas, o sea que en una primera etapa, el 22 de abril, los electores se pronuncian por uno de los diez candidatos que han conseguido ser apadrinados y recomendados por al menos 500 alcaldes o consejeros municipales, requisito indispensable para ser candidato. De todos ellos, s¨®lo los dos que hayan alcanzado el mayor n¨²mero de votos podr¨¢n presentarse a la segunda vuelta, el 6 pr¨®ximo de mayo. Todos los dem¨¢s quedan eliminados.
Este principio mayoritario de las dos vueltas tambi¨¦n se aplica a las elecciones legislativas (previstas para junio) y funciona como una verdadera guillotina que elimina todas las formaciones incapaces de establecer alianzas entre las dos vueltas. Como el sistema no contempla ning¨²n criterio proporcional, partidos importantes que obtienen a escala nacional millones de votos pueden verse totalmente excluidos de la Asamblea. Es el caso de la formaci¨®n de extrema derecha, Front National, que preside Jean-Marie Le Pen.
Por eso, aunque la diversidad pol¨ªtica es grande en Francia, s¨®lo cuatro partidos est¨¢n representados en el Parlamento: Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), de derechas; Uni¨®n Democr¨¢tica Francesa (UDF), de centro; Partido Socialista (PS), izquierda, y Partido Comunista (PCF), extrema izquierda. Esta excesiva selectividad crea un problema de funcionamiento democr¨¢tico, ya que una gran parte del espectro pol¨ªtico franc¨¦s -la extrema derecha, los soberanistas, los nacionalistas (corsos, vascos, bretones, alsacianos, catalanes, saboyanos), los ecologistas, los troskistas, los altermundalistas- est¨¢ ausente del debate parlamentario. Y por esa raz¨®n, parad¨®jicamente, muchas sensibilidades pol¨ªticas aprovechan la campa?a presidencial para presentar candidato y as¨ª, aunque tengan nulas posibilidades de ganar, poder defender sus tesis durante varias semanas en los grandes medios masivos de comunicaci¨®n a escala nacional.
La duraci¨®n del mandato presidencial es de cinco a?os. El actual mandatario, Jacques Chirac, que lleva en el cargo doce a?os, ha anunciado que no se representa aunque hubiera podido hacerlo, ya que la Constituci¨®n no limita (como en Estados Unidos o en muchos pa¨ªses latinoamericanos) el n¨²mero de mandatos. Eso significa que estamos ante un final de ciclo. Porque con el retiro de Jacques Chirac desaparece del teatro politico el ¨²ltimo dirigente que conoci¨® activamente al general Charles de Gaulle, fundador de la quinta Rep¨²blica francesa e inspirador de una pol¨ªtica exterior independiente, antiatlantista y distanciada de la de Estados Unidos.
Para medir la diferencia, baste recordar que el probable vencedor, el gaullista Nicol¨¢s Sarkozy, empez¨® su campa?a con un viaje a Washington donde, en el despacho de George W. Bush, jur¨® fidelidad al emperador del mundo. Lo cual significa que en los diversos conflictos de Oriente Pr¨®ximo, Sarkozy, si ganase la elecci¨®n, se alinear¨ªa con Washington. De Gaulle se remover¨ªa en su tumba.
Pero la suerte no est¨¢ echada, aunque la izquierda lo tiene muy dif¨ªcil, pues los sondeos le dan la intenci¨®n de voto m¨¢s baja desde hace 40 a?os: apenas un 35%, sumando a los socialistas y a todo lo que est¨¢ a su izquierda. Por eso algunos se disponen a votar al centrista Fran?ois Bayrou, quien seg¨²n las encuestas derrotar¨ªa en todos los casos a Sarkozy en la segunda vuelta. Pero en Francia el centro es una pura ilusi¨®n. Un mero disfraz de la derecha m¨¢s ultraliberal y m¨¢s proamericana. De ah¨ª que para una gran parte del electorado popular la esperanza se llame S¨¦gol¨¨ne Royal. Sin demasiadas ilusiones.
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