Un polic¨ªa identifica a Bouchar como el islamista que escap¨® corriendo en Legan¨¦s
"Entrad vosotros, mamones", gritaron los terroristas cuando los geos les instaban a salir
"Corr¨ªa exactamente mucho", asegur¨® el polic¨ªa 74.693. Este agente adscrito a la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior (UCIE) que el 3 de abril de 2004 persigui¨® por las calles de Legan¨¦s a Abdelmajid Bouchar -uno de los presuntos autores materiales de la colocaci¨®n de las bombas en los trenes de la muerte y que huy¨® del piso en el que se suicidaron siete de los miembros del comando-, identific¨® ayer al citado islamista sin ning¨²n g¨¦nero de dudas como la persona que se le escap¨® corriendo. Adem¨¢s, el jefe del GEO, Rafael Gonz¨¢lez, relat¨® c¨®mo se produjo la explosi¨®n del piso de Legan¨¦s y c¨®mo nunca se les orden¨®, ni pretendieron, entrar en la casa, sino obligar a los islamistas a salir.
El jefe del Grupo Especial Operativo (GEO) detall¨® muy emotivamente la intervenci¨®n de su equipo. Explic¨® que sobre las siete llegaron a Legan¨¦s tras ser requeridos para ello por Pedro D¨ªaz-Pintado, subdirector general operativo de la Polic¨ªa. En total eran 15 agentes. El centro de mando lo dirig¨ªa D¨ªaz-Pintado, a pesar de que estaba presente el director general, Agust¨ªn D¨ªaz de Mera. "Me dijeron que en la calle Carmen Mart¨ªn Gaite 40 hab¨ªa un piso ocupado por un grupo integrado por 3 a 5 terroristas presuntos autores de la masacre del 11-M que se hab¨ªan atrincherado", declar¨® Gonz¨¢lez. "Me indicaron que hab¨ªa habido previamente unos disparos, que el barrio estaba acordonado, y D¨ªaz Pintado me comunic¨® que los terroristas ten¨ªan explosivos".
Rafael Gonz¨¢lez se?al¨® que valoraron las distintas opciones que ten¨ªan y que nunca decidieron entrar. "Un polic¨ªa que viv¨ªa pared con pared con el piso de los terroristas nos indic¨® la distribuci¨®n de la vivienda, e incluso les o¨ªmos los gritos y c¨¢nticos, pero el hecho de que supi¨¦ramos que ten¨ªan explosivos hizo que en lugar de entrar, decidi¨¦ramos obligarles a salir utilizando gas lacrim¨®geno", precis¨® el testigo.
El relato sigui¨® de la siguiente forma: "Tomamos posiciones en la escalera, volamos la puerta y les conminamos a que salieran. Les dijimos que estaban rodeados, que lo mejor era que salieran, que no les iba a pasar nada. Ellos respond¨ªan con disparos aislados y diciendo: "Entrad vosotros, mamones". Nos dijeron tambi¨¦n que enviaban un emisario, pero les contestamos que saliera desnudo y con las manos en alto. Al ver que no sal¨ªa, orden¨¦ a mis agentes que se pusieran las m¨¢scaras y lanzar gas lacrim¨®geno. A los pocos segundos se produjo una explosi¨®n y se vino abajo la vivienda".
Falleci¨® el inspector Francisco Javier Torronteras y los otros 14 geos resultaron lesionados en mayor o menor medida.
El agente admiti¨® que sab¨ªa que se hab¨ªa interceptado una llamada en la que uno de los terroristas hab¨ªa llamado a su familia y hab¨ªa avisado de que esa noche iba a morir.
Tarjetas de Legan¨¦s
Previamente hab¨ªa declarado el polic¨ªa de la UCIE, que explic¨® que el 3 de abril de 2004, cuando estaba comiendo, le avisaron de que varias tarjetas telef¨®nicas que se atribu¨ªan a los presuntos autores de los atentados del 11-M estaban activas en la zona de Legan¨¦s. Unos seis u ocho agentes se desplazaron al lugar y comenzaron a inspeccionar la zona. Al poco tiempo, mientras intentaban organizarse para ver qu¨¦ iban a controlar, "sali¨® un chico alto, delgado y atl¨¦tico que llevaba una bolsa de basura de color verde aceituna y nos llam¨® la atenci¨®n", declar¨® el agente. "Tras dejar la bolsa al lado de un contenedor, volv¨ªa a la casa, al pasar a nuestro lado nos mir¨®, nosotros le miramos, se puso nervioso, en lugar de volver al portal aceler¨® el paso y sigui¨® hacia otra calle, mirando hacia atr¨¢s y a los lados. En cuanto nos dirigimos hacia ¨¦l, empez¨® a correr de repente. Le dimos el alto, pero sigui¨® corriendo un kil¨®metro y medio hacia las v¨ªas, muy asustado, mirando para atr¨¢s, corriendo, corriendo, y despu¨¦s de cruzar las v¨ªas ya no pudimos encontrarle, a pesar de que revisamos la zona".
"Luego volvimos a la calle Carmen Mart¨ªn Gaite, recog¨ª la bolsa de basura que hab¨ªa dejado y cuando la met¨ªa en el maletero para que luego fuera analizada, se oyeron cinco o seis detonaciones desde el piso de arriba. Nos distribuimos por all¨ª, y empezaron los gritos, no sabr¨ªa decir si de alegr¨ªa o de sufrimiento, y los c¨¢nticos, que deb¨ªan de ser en ¨¢rabe porque no entend¨ªa nada. A ra¨ªz de eso, iniciamos el desalojo del edificio y de los alrededores", concluy¨® el testigo.
Este agente se quej¨® de que las miradas de El Egipcio desde la pecera le estaban poniendo nervioso, pero el presidente del tribunal le inform¨® de que el acusado ten¨ªa derecho a hacerlo. El Egipcio, entonces, se?al¨® al agente, baj¨® su pulgar derecho hacia abajo y se golpe¨® la mano derecha con la izquierda, como diciendo: este testimonio se ha ca¨ªdo y yo me he librado.
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