Los amores dif¨ªciles
EL PA?S presenta ma?ana 'Eugene Onegin', de Piotr Chaikovski, por 9,95 euros
La ¨®pera rusa ha dado unas cuantas obras maestras y EL PA?S ofrece a sus lectores dos muestras excelsas y bien distintas: Eugene Onegin, de Chaikovski, y Bor¨ªs Godunov, de Mussorgski. La ¨®pera de Chaikovski pone en solfa la novela en verso de Alexandr Pushkin que narra las desventuras del tal Onegin, un caballero fr¨ªo y distante; un pisaverde que acude un d¨ªa del final del verano junto a su amigo Lenski a la casa de campo de la se?ora Larin, una de cuyas hijas, Tatiana, se enamora perdidamente de ¨¦l, que la desprecia. Onegin es pendenciero y un tanto zafio. Lenski es sensible y educado y le gusta Olga, la hermana de Tatiana. Una discusi¨®n tonta, una nader¨ªa de Onegin que hace que Lenski se sienta celoso, le lleva a aqu¨¦l a retar en duelo a su amigo del alma, a quien matar¨¢ de un disparo, su sangre enrojeciendo la nieve. El tiempo pasa, y cuatro a?os despu¨¦s el protagonista del lance de honor vuelve a San Petersburgo y se encuentra a Tatiana casada con el provecto pr¨ªncipe Gremin, a quien m¨¢s que amar respeta y ¨¦ste lo sabe. Onegin intenta recuperarla pero ella se debe a su marido y a su reputaci¨®n.
No hay en el libreto de Shilovski y el propio compositor la iron¨ªa que destila el texto de Pushkin, sino un tratamiento mucho m¨¢s directo. Chaikovski, exquisito y desgraciado, homosexual rechazado por la intelectualidad a la que pertenec¨ªa, muerto, seg¨²n las ¨²ltimas investigaciones, no por el c¨®lera sino por su propia mano, estaba interesado en que la m¨²sica rusa recuperara sus ra¨ªces populares pero tambi¨¦n en que lograra una consideraci¨®n definitiva en Europa, pues era un cosmopolita.
Con la sexta de sus ¨®peras (si contamos las dos que destruy¨®), estrenada en Mosc¨² el 29 de marzo de 1879, logra la mejor de su producci¨®n junto con La dama de picas. Onegin comienza, tras una preciosa introducci¨®n sobre la que desgranan su conversaci¨®n Tatiana, Olga y la criada Larina, con un significativo canto campesino y presenta dos momentos canoros memorables, de los que han quedado en el repertorio de las grandes sopranos -el aria de la carta de Tatiana- y de los grandes tenores -el de Lenski antes del duelo- y no pueden faltar en ninguna antolog¨ªa de la ¨®pera en cualquier tiempo y lugar. A su lado destacan la muy noble de Gremin y los cupl¨¦s de monsieur Triquet, un papel generalmente reservado (como el de la condesa de La dama de picas) a cantantes veteranos pero que hay que saber decir, pues el viejo currutaco debe ser moderadamente pat¨¦tico pero nunca rid¨ªculo. Y claro est¨¢, la escena del baile, con su polonesa antes de que la tragedia estalle, y el d¨²o final entre Tatiana y Onegin, con el dramatismo propio del desenlace de un amor definitivamente imposible. La versi¨®n que de Eugene Onegin presenta EL PA?S es de un excepcional valor hist¨®rico. Grabada en 1956 e insuperada desde entonces, presenta como Tatiana -no la ha habido mejor- a una Galina Vishnevskaya -hoy se?ora de Rostrop¨®vich- de 30 a?os en el papel que le revel¨® y que hizo de ella una primera figura del Bolsh¨®i moscovita. Eugene Belov refleja perfectamente el contraste entre los dos estados -el desinter¨¦s inicial y el enamoramiento imposible- de Onegin. Sergu¨¦i Lemeshev, un tenor que ha sido comparado a Fernando de Lucia y Tito Schipa, firma un Lenski simplemente antol¨®gico, de una elegancia inigualada despu¨¦s. Iv¨¢n Petrov es un gran Gremin y Andr¨¦i Sokolov un adecuad¨ªsimo Triquet. Y todos (estrellas rutilantes de una ¨¦poca del canto ruso que parece dif¨ªcil que se repita) a las ¨®rdenes de un Bor¨ªs Kaijkin que otorga a la obra todo su lirismo tr¨¢gico, toda su pasi¨®n y toda su melancol¨ªa.
EL ALMA RUSA
Eugene Onegin se basa en una novela de Puschkin, el creador de la gran literatura rusa
Estrenada en Mosc¨², en 1879, es una de las dos grandes ¨®peras de un autor de vida atormentada
Las arias de Tatiana y Lenski son dos de los momentos m¨¢s brillantes de la l¨ªrica del XIX
La grabaci¨®n que ofrece EL PAIS, con Galina Vishnevskaya y Sergei Lemeshev, revela la mejor ¨¦poca del Teatro Bolshoi de Mosc¨²
Babelia
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