Parcialmente abiertos
El acuerdo de cielos abiertos para liberalizar el tr¨¢fico a¨¦reo entre la Uni¨®n Europa y Estados Unidos, aprobado ayer por los ministros de Transporte de los Veintisiete, es una gigantesca oportunidad de negocio para las aerol¨ªneas europeas y estadounidenses. ?sa es su principal virtud. Los c¨¢lculos difundidos antes del acuerdo evaluaban en unos 12.000 millones de euros los beneficios a?adidos en cinco a?os y unos 80.000 puestos de trabajo nuevos en el mismo plazo.
Pero el hecho de que las compa?¨ªas de Europa y EE UU puedan volar libremente a ciudades de ambos lados del Atl¨¢ntico deber¨ªa tener tambi¨¦n otras ventajas a?adidas, derivadas de la prosperidad del negocio en s¨ª. Por ejemplo, se supone que los precios de los billetes descender¨¢n como efecto primero de la competencia, que los servicios a los pasajeros ser¨¢n mejores y que los protocolos de seguridad que hoy tanto irritan a los viajeros podr¨¢n racionalizarse. Hay una objeci¨®n, no obstante, que provoca una cierta intriga. Las aerol¨ªneas europeas no podr¨¢n participar en el mercado estadounidense; es decir, Iberia podr¨¢ volar desde Par¨ªs a Nueva York, pero no desde Nueva York a Seattle. No hay reciprocidad en este caso, porque como las autoridades estadounidenses ya ten¨ªan acuerdos bilaterales de cielos abiertos con varios pa¨ªses europeos, American Airlines o Southwestern s¨ª podr¨¢n hacer vuelos Nueva York-Par¨ªs-Francfort.
Sin embargo, las limitaciones en el mercado estadounidense no parecen preocupar demasiado a las l¨ªneas europeas. Debido a sus criterios de calidad y servicio, apenas podr¨ªan competir con las aerol¨ªneas locales. Los negociadores estadounidenses apenas han cedido en las restricciones a la participaci¨®n accionarial. Es verdad que las empresas europeas podr¨¢n adquirir m¨¢s del 50% del capital de una compa?¨ªa estadounidense, pero sus derechos de voto seguir¨¢n limitados al 25%. Espa?a es quiz¨¢ el pa¨ªs m¨¢s favorecido con el acuerdo. Iberia, por ejemplo, podr¨¢ exprimir a fondo las posibilidades de negocio de su acuerdo con American Airlines; los aeropuertos -como el del Prat, ahora en pleno debate sobre la gesti¨®n de la nueva terminal Sur en construcci¨®n- se beneficiar¨¢n de la llegada de nuevas compa?¨ªas y quiz¨¢ aumente la llegada de turistas estadounidenses
. En resumen, es un buen acuerdo. Abre varias puertas al mercado del Atl¨¢ntico Norte, que es el m¨¢s rentable del mundo. Pero no hay que olvidar que los cielos siguen sin estar totalmente abiertos. Lo estar¨¢n cuando tambi¨¦n el mercado interior americano pueda ser operado por compa?¨ªas europeas.
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