El colombiano complicado
Forma parte de la leyenda lo que le ocurri¨® al fil¨®logo espa?ol, y durante a?os director de la Espa?ola, Fernando L¨¢zaro Carreter cuando lleg¨® a Bogot¨¢ por primera vez. Le recibieron de madrugada en el aeropuerto de El Dorado y enseguida que top¨® con las brumas perennes de la capital colombiana le preguntaron: "Don Fernando, ?le provoca un tintico?".
Cuando lo relat¨®, el autor de los dardos explic¨®: "Y de todas esas palabras la ¨²nica que conoc¨ªa era la palabra le". El Diccionario Panhisp¨¢nico de las Academias que se re¨²nen en Medell¨ªn, y estos congresos, cuyo primer impulsor fue el propio L¨¢zaro, han llevado ya a la conciencia de los hablantes que esas diferencias que pueden hacer parecer ininteligible el espa?ol de otros son tan s¨®lo variantes de una lengua igual que ha sido de ida y vuelta durante m¨¢s de cinco siglos, y que en Colombia se ha instalado con una pureza incre¨ªble, como demuestra, entre otros, ?lex Grijelmo, el autor de La Gram¨¢tica descomplicada.
Aqu¨ª, mientras los acad¨¦micos de las 22 academias descomplican y niquelan la Gram¨¢tica que nos une (y que hasta hace nada parec¨ªa que nos pod¨ªa desunir), los hablantes de la calle siguen haciendo de su colombiano (y de su antioque?o, y de su caribe..., as¨ª hasta seis o m¨¢s modos de decir la lengua) lo que manda el genio del idioma; lo conservan, en muchos casos, como no se conserva en ning¨²n otro lugar del mundo, y responde, casi siempre, al espa?ol que vino y aqu¨ª se qued¨® para no moverse.
En un universo de idiomas penetrados por otros idiomas, Colombia, dicen los fil¨®logos colombianos, ha mantenido una pureza que hace que el espa?ol que aqu¨ª se dice popularmente tenga una riqueza que en otros sitios s¨®lo se halla en lugares r¨²sticos o apartados. En cualquier caso, en esta tierra donde hay m¨¢s fil¨®logos que escritores, y de ¨¦stos hay una legi¨®n, s¨ª habr¨ªa que ir con un panhisp¨¢nico para entender lo que la gente dice.
A L¨¢zaro le pas¨® aquello con el tintico cuando le ofrecieron un caf¨¦: "Don Fernando", y ¨¦sta ser¨ªa la traducci¨®n al espa?ol de Espa?a, "?le apetece un caf¨¦?". Pero a cualquiera de nosotros, estos d¨ªas de la lengua en Medell¨ªn y en Cartagena nos puede pasar tres cuartos de lo mismo que le ocurri¨® al exigente (y divertido) fil¨®logo espa?ol. Cuando te presentan a un amigo te presentar¨¢n a un cuadro, y si ¨¦ste es guapo te dir¨¢n que est¨¢ churro, e incluso churr¨ªsimo, y si es joven declarar¨¢n que es un chino. Pueden llegar a decirte que alguien es un churro de vieja, y t¨² sabr¨¢s que tan s¨®lo te est¨¢n diciendo que es "una mujer muy bonita...". No te entender¨¢n si dices, cuando te ofrecen algo, "Pues, venga", porque para eso ellos tienen una palabra m¨¢s antigua: "S¨ª". Y si les pides un diccionario de lo que se dice m¨¢s com¨²nmente ir¨¢n a lo mismo que en Espa?a, pero en su variante.
La expresi¨®n primera de la quiniela popular es ?las pelotas! (que en su campo sem¨¢ntico incluye muy arriba el t¨¦rmino boludo)... Al final de una cena les preguntamos por un postre, y nos dijeron: "?Le provoca una aguapanela?", pero de esa pregunta ya sab¨ªamos, al menos, la expresi¨®n provoca; aguapanela, por cierto, es un postre hecho con az¨²car negro, es redulce, y te empalaga m¨¢s que un espa?ol perfect¨ªsimo, que en Colombia ser¨ªa el que hablan aquellos a los que Garc¨ªa M¨¢rquez llam¨® cachaqu¨ªsimos, que son los perfectos de Bogot¨¢.
En esta b¨²squeda de descomplicar el colombiano habr¨ªa much¨ªsimas sorpresas, porque aqu¨ª hay tantos acentos y modos como los que se pueden hallar en Espa?a, desde el caribe al norte?o, pasando por el de los cachacos bogotanos y el de los de la costa pac¨ªfica... Colombia, dicen, se est¨¢ haciendo, esas regiones no est¨¢n todav¨ªa amalgamadas, y en todas ellas el espa?ol que se habla es en muchos casos el mejor espa?ol que viaj¨®. De todos modos, si t¨² les opones las palabras que luego se fueron haciendo en el idioma, te pueden decir lo que dec¨ªa, cuando le correg¨ªan su idioma del XVII, una canaria del siglo XX: "Yo s¨¦ decir hilo e hilacha y mierda pa quien me tacha".
Los ni?os de Medell¨ªn, por cierto, se reunieron en un congresito estos d¨ªas y coincidieron en desempolvar (as¨ª dijeron) una palabra que casi nadie usa: ¨¢gape. Y luego pusieron en la lista: c¨¢ntaro, ch¨¦chere, embeleco, embrollo, menjurje, modorra, pipiolo, pa?ol¨®n y g¨¹ete. ?Cu¨¢ntas hay que traducir? Digamos que g¨¹ete, la ¨²ltima de las palabras desempolvadas, es lo mismo que "contento con algo". Pero, ?a qu¨¦ es mucho mejor que decir "contento con algo"?Colombia ha mantenido una pureza que hace que el espa?ol tenga una gran riqueza
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