Una cofrad¨ªa de C¨®rdoba readmite a las costaleras que expuls¨®

La del viernes fue una noche larga en la plaza de Capuchinos de C¨®rdoba. A las 9.00, la junta directiva de Nuestra Se?ora de Los Dolores se encerr¨® en la sede de su cofrad¨ªa. Sobre la mesa ten¨ªan un comunicado, difundido por el Obispado, en el que se instaba a los responsables de la hermandad a "reconsiderar" la expulsi¨®n de Mar¨ªa Jes¨²s Gast¨®n y Elisa M¨¢rquez, de 24 y 23 a?os.

Ambas han sido costaleras de la Virgen de los Dolores en las ¨²ltimas semanas santas. En concreto, Mar¨ªa Jes¨²s se meti¨® por primera vez bajo el paso hace siete a?os; Elisa, hace seis. Los 33 costaleros restantes son hombres. Este car¨¢cter mixto fue considerado un problema para la nueva directiva de la hermandad, que comunic¨® en diciembre a las dos mujeres que no pod¨ªan continuar, entre otros asuntos, porque tienen menos fuerza y porque bajo el trono pueden darse "posturas soeces".

Entrada ya la madrugada, Manuel Herreros, el hermano mayor, sali¨® a la plaza de Capuchinos para rectificar y anunciar que las dos chicas podr¨¢n formar parte, "de manera excepcional", de la cuadrilla de la Virgen de los Dolores. "Ante la imposibilidad temporal de la creaci¨®n de una cuadrilla de hermanas costaleras", dijo Herreros, "esta junta de gobierno, puntualmente y de manera excepcional, ha decidido permitir la participaci¨®n en nuestra pr¨®xima estaci¨®n de penitencia de dichas dos solicitantes en la forma deseada por las mismas".

Mientras los responsables de la hermandad discut¨ªan c¨®mo acatar la petici¨®n del Obispado, en la calle iba y ven¨ªa el debate sobre las cuadrillas mixtas, que en algunas zonas de Andaluc¨ªa ya existen. Entre los costaleros, divisi¨®n. Los que estaban a favor esperaban que a las mujeres se les dejara seguir ya que no existe una prohibici¨®n expresa en las normas de la hermandad. Los opositores lamentaban "el da?o" que se estaba haciendo a la cofrad¨ªa con la pol¨¦mica.

El debate se hubiese quedado en la hermandad si las dos chicas hubiesen sido sumisas. Pero Elisa y Mar¨ªa Jes¨²s no han querido callarse y, apoyadas por algunos compa?eros, denunciaron en los medios de comunicaci¨®n lo que consideran una discriminaci¨®n.