T¨®catela otra vez, Sam...
El poeta llamado Sam Abrams escribi¨® el mi¨¦rcoles un maravilloso art¨ªculo titulado (traduzco): No quiero leer a Moliner. Mis amigos escritores, que disfrutan tanto como yo de la obra del incre¨ªble Abrams, envidian esta campa?a de promoci¨®n, y m¨¢s, en v¨ªsperas de Sant Jordi. Yo, agradecida como soy, le acabo de encargar un jam¨®n de bellota que le enviar¨¦ hoy mismo. Por el art¨ªculo y por la revelaci¨®n que hizo unos d¨ªas antes en una entrevista. Dijo: "Nos han intentado hacer creer que s¨®lo hay espacio para Empar Moliner o Quim Monz¨®".
Oh, gracias. Acabo de llamar a mi editorial para ver si estamos a tiempo de poner una faja promocional en mis libros con el titular del poeta en letras bien grandes. "Sam Abrams (autor del poema Floristeria) no quiere leer a Moliner". Con permiso de Salman Rushdie, nadie hab¨ªa hecho tanto por las ventas de un autor desde que el ayatol¨¢ Jomeini se quejase tambi¨¦n del contenido de un libro. Los dos se merecen un homenaje de la sociedad de autores. Aunque, ?no deber¨ªa Sam insistir un poco m¨¢s en que no quiere leerme? Yo creo que no ha quedado claro. ?No podr¨ªa especificar en su clarividente art¨ªculo de la semana que viene los t¨ªtulos de los libros que no quiere leer y lo que valen? ?Podr¨ªa ponerse un turbante?
De todas formas, tengo que pedirle un favor. Que me d¨¦ m¨¢s datos sobre lo otro. Sobre lo de que "nos han hecho creer" que s¨®lo hay espacio para Quim Monz¨® y yo. Me parece una noticia tan maravillosa que ardo en deseos de saber qui¨¦nes son "¨¦stos" que han intentado "hac¨¦rnoslo creer" para mandarles tambi¨¦n un detallito. ?Ser¨¢ el Gobierno? ?El enemigo? ?Alg¨²n club de lectura que quiere blanquear dinero y solucionarnos la vida? En todo caso, si el experto Abrams dice que "nos lo han hecho creer", tiene raz¨®n. ?l es un sabio. Por algo se sacrific¨® abandonando su civilizada Virginia natal para venir a vivir en estas tierras de misi¨®n. Luego, ya colocado aqu¨ª, Abrams no ceja en el empe?o de educarnos con mano firme. Trabajo no le falta. La literatura catalana no est¨¢ a su altura. Por eso, un d¨ªa ri?e a unos cr¨ªticos porque "son muy severos con los autores en catal¨¢n" (y los autores en catal¨¢n, al ser personitas especiales, tienen que recibir cr¨ªticas ben¨¦volas), otro d¨ªa ri?e a un colega ensayista porque se ha atrevido a compilar una antolog¨ªa que no es del gusto de Sam... Siempre hablando en nombre de la libertad, Abrams se ha convertido en nuestro comisario. Por eso, me parece poco generoso que sea este pa¨ªs el que aguante en solitario la magnitud de su gran talento. Todo el mundo deber¨ªa disfrutar de ¨¦l. Propongo, pues, que la pr¨®xima d¨¦cada sean los franceses los que lo aguanten, y luego que lo aguanten los gallegos, y luego los croatas...
Pero en todo caso, Sam ha sacado mi secreto a la luz. Dice en el art¨ªculo que "hay una insistencia y una presi¨®n absolutamente brutal para que leamos un cierto tipo de literatura urbana, contempor¨¢nea y preferentemente de co?ita", de la cual yo soy el ejemplo. Me acuso de escribir cosas contempor¨¢neas, urbanas y, lo que es peor, de co?ita. Ya me gustar¨ªa a m¨ª escribir cosas arcaicas, rurales y sin co?ita. Qu¨¦ m¨¢s quisiera yo que tener el genio de Sam y poder escribir poemas como los suyos. Lo que dar¨ªa por haber creado un verso como: "violetes t¨ªmides s'amaguen al peu d'hort¨¨nsies opulentes"... Ese verso le encanta a mi abuela, gran amante de la poes¨ªa hortofrut¨ªcula. Y a m¨ª tambi¨¦n. En el bar donde tomo copas solemos recitarlo en voz alta a la hora de cerrar. Y es que la gran modestia de Sam le impide ver la co?ita en su propia obra.
De todas maneras, insisto. Me encantar¨ªa saber qui¨¦nes son los mecenas que ejercen esta "presi¨®n absolutamente brutal". Ejercer una presi¨®n absolutamente brutal no es f¨¢cil. ?Ser¨¢ el consejero Tresserras? ?Oleguer Presas? ?Alguien que me ama? Pero, en fin, ya puestos, el poeta tambi¨¦n aprovecha el art¨ªculo para quejarse de que "a todo el mundo le parece normal que la escritora Imma Mons¨® haya ganado el Premio Salamb¨® en lugar del escritor Valent¨ª Puig". Porque al gran Sam le debe de parecer inconcebible que los del Salamb¨® (due?os de un bar la mar de agradable, que conceden un premio a obras publicadas en catal¨¢n porque les da la gana) no le hayan nombrado todav¨ªa el ¨²nico miembro del jurado y, al mismo tiempo, el ¨²nico ganador del premio. ?Con la experiencia que tiene Sam en formar parte de jurados que premian a las personas adecuadas...! Y a?ade que no quiere que "le tachen de elitista" porque ¨¦l "prefiera leer a Valent¨ª Puig que a m¨ª". Hombre. No s¨¦ qu¨¦ tengo que ver yo con el Salamb¨®, con Valent¨ª Puig y con Imma Mons¨®, pero es que la dispersi¨®n es otro de los rasgos geniales de la literatura del poeta. Leer sus ensayos es todav¨ªa m¨¢s emocionante que leer sus versos sobre hortensias. Aunque en este punto quiero tranquilizarle. Le dir¨¦, porque parece no saberlo, que lo que escriba cualquiera de nosotros y lo que ¨¦l quiera leer no es relevante. Es tan relevante como cuando el Papa advierte que no hay que usar condones. S¨®lo le hacen caso los que no los usaban. En serio, puede hacer lo que le plazca, que a nadie se le ocurrir¨ªa tacharle de elitista. Sobre todo siendo el autor del verso de las hortensias opulentas. Por eso, profe, ?puedo salir al patio, porfa?
moliner.empar@gmail.com
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