El sue?o americano
Cuatro jugadores espa?oles estudian y se entrenan en universidades de EE UU observados por ojeadores de la NBA y la ACB
Sergio Olmos lleva una doble vida en Estados Unidos. Y lo hace a un ritmo fren¨¦tico. Loco. Olmos reparte su tiempo entre la biblioteca, las clases de matem¨¢ticas en la Universidad de Temple y el baloncesto. Lo hace gracias a unos v¨ªdeos y a la recomendaci¨®n de un desconocido, de nombre Pepe S¨¢nchez, base del Unicaja para m¨¢s se?as.
Las cintas, que llegaron a Temple antes que ¨¦l, no mostraban a un chico con gafas gruesas y bolis en el bolsillo, el estereotipo malintencionado del matem¨¢tico. Ense?aban a un chicarr¨®n de 17 a?os y 213 cent¨ªmetros. A un canterano del Pamesa. Justo lo que buscaban en Temple, donde juega, tan cerca y tan lejos de la NBA, tentado por equipos de la ACB y dispuesto a saltar al baloncesto profesional cuando acabe sus estudios. No es un caso ¨²nico. Las universidades estadounidenses esconden a m¨¢s espa?oles, la mayor¨ªa becados: unos, como Xavi L¨®pez, llevan a?os en el sistema: de la cantera del Joventut a Estados Unidos. Otros, como Nil Vals, todav¨ªa tienen que decidirse entre la ingenier¨ªa espacial y el baloncesto. Todos disfrutan de entrenadores individuales. De profesores comprensivos con las peculiaridades de su vida. Y son vigilados durante el viajar constante del basket universitario, que se acelera en marzo, durante la march madness, el mes que lo decide todo.
"Todos los del equipo vivimos juntos. ?Somos s¨®lo dos blancos!", cuenta Sergio Olmos
"Te tienes que sacrificar en cuerpo y alma. Te dan todo. Te piden todo", explica Pau Geli
"Esto se resume en entrenarse, entrenarse y entrenarse", cuenta Olmos. "Yo no pensaba en venir a Estados Unidos de ninguna manera, pero Pepe S¨¢nchez me dijo que, aunque era muy duro, al final se lo hab¨ªa pasado muy bien. Al principio, el vestuario me choc¨® un poco. ?En mi equipo somos dos blancos y el resto negros! Eso me ha abierto las puertas a otras culturas", explica; "todo el equipo vive en un mismo edificio, con el pabell¨®n de entrenamiento a cinco metros. Han cambiado mi mentalidad. Aqu¨ª trabajo porque yo quiero, por mejorar. Las estrellas de la NBA no han nacido, se han hecho. En la postemporada trabajan mucho, se machacan sin descanso para mejorar. Por eso me voy a quedar la mitad del verano aqu¨ª".
Cuando Olmos lleg¨® a Estados Unidos, agarrado a un ingl¨¦s "de colegio", intent¨® estudiar arquitectura. "No era combinable", dice. "Aqu¨ª", repite, "nos entrenamos y nos entrenamos. Cualquier d¨ªa hago 45 minutos de t¨¦cnica individual, voy a clase, hago una hora de pesas, como y, luego, m¨¢s clases y al entrenamiento, que dura dos horas y media. Aqu¨ª, cada uno tiene su entrenador particular. Preparamos movimientos de poste, tiro de cuatro metros... Me insisten en que mantenga el bal¨®n arriba..." Rodeado de fraternidades, de las fiestas y los bailes de etiqueta, Olmos es un individuo excepcional. "Las fiestas de gala son para los estudiantes normales", dice; "durante la temporada haces muy poca vida social, aunque vivir en un campus, lleno de estudiantes, lo cambia todo respecto a Espa?a: me conoce mucha gente y me felicitan camino de clase. Los jugadores son populares. Y si vas a alguna fiesta..."
Todos los universitarios de Estados Unidos se forman en un programa de bienvenida que resalta la idea de que representan a una instituci¨®n, de que ya no son s¨®lo individuos. Los jugadores de baloncesto no son una excepci¨®n: "Nos insisten en que representamos a la universidad y en que todo repercute en su imagen. El equipo siempre controla que no hagamos tonter¨ªas en los viajes. Aqu¨ª cogemos un avi¨®n semana s¨ª, semana no. Pierdes clases, entregas de trabajos...". Tambi¨¦n el p¨²blico: "El ambiente de una cancha de aqu¨ª s¨®lo se vive en la ACB. O ni siquiera ah¨ª. ?El a?o pasado jugamos delante de 25.000 espectadores!".
Con Olmos coincide Nil Valls, que estudia f¨ªsica e ingenier¨ªa espacial en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Illinois: "Los fans tambi¨¦n se sacrifican: se pintan las caras, se visten raro, se aprenden los nombres de los oponentes para intimidarles... Es el esp¨ªritu universitario. Y su fuente son las fraternidades", cuenta. Valls sue?a con jugar "en cualquier Liga profesional de Europa" y destaca el trabajo f¨ªsico, las pesas, a las que le someten sus entrenadores. En eso, todos los espa?oles est¨¢n de acuerdo.
"Aqu¨ª dan mucha importancia al m¨²sculo", dice Xavi L¨®pez, un jugador con futuro ACB que est¨¢ en la universidad de Point Loma. "Cuando llegu¨¦, era el t¨ªpico alto delgadito y en cuatro a?os me he puesto bastante fuerte. La t¨¦cnica est¨¢ en Europa y el f¨ªsico en Estados Unidos. Al final, el baloncesto es ganar partidos", contin¨²a. "Jugar aqu¨ª es diferente. Juegas al mismo tiempo que estudias. En Espa?a es una cosa o la otra. No puedes hacer las dos cosas a alto nivel. ?Y qu¨¦ haces cuando te retiras? Aqu¨ª se aseguran de que tengas ¨¦xito en el basket y en las clases. En Espa?a nadie pregunta por las notas". El resumen lo pone Pau Geli, jugador de la universidad de Delaware, v¨ªa correo electr¨®nico, mientras se recupera de una operaci¨®n: "Aqu¨ª el deporte tiene una gran repercusi¨®n en la sociedad. Realmente, es un compromiso muy grande. Te tienes que sacrificar en cuerpo y alma. Igual que te lo dan todo, tambi¨¦n te lo piden todo. Es muy intenso". ?Se sienten observados por la NBA? "Alguna vez, pero hay much¨ªsimas universidades y jugadores. La NBA s¨®lo est¨¢ al alcance de una minor¨ªa".
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