Merkel estrena su liderazgo en una Europa en crisis
La canciller alemana se perfila cada vez m¨¢s como la nueva impulsora del proyecto europeo tras a?os de ausencia de nuevas figuras
"He crecido al este de esta ciudad, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Cuando se adopt¨® el Tratado de Roma, ten¨ªa tres a?os. Ten¨ªa siete cuando se construy¨® el muro, que dividi¨® tambi¨¦n a mi familia. Yo no pens¨¦ jam¨¢s que tendr¨ªa la ocasi¨®n de ir libremente al Oeste antes de mi jubilaci¨®n. Mis caminos terminaban a pocos metros de aqu¨ª. Sin embargo, el muro ha ca¨ªdo. Entonces comprend¨ª que nada permanece siempre igual. ?sta es la gran esperanza para todos los que no se quieren acomodar a las injusticias de nuestro mundo". Con estas palabras dirigidas a los l¨ªderes europeos, Angela Merkel (Hamburgo, 1954) resum¨ªa ayer tanto su experiencia vital como su compromiso para seguir en la brecha.
La historia de la UE se ha construido siempre por la presencia de grandes personalidades
La canciller alemana ha introducido un estilo sencillo y un lenguaje m¨¢s comprensible para los ciudadanos que est¨¢n afirmando su liderazgo en la escena europea. Est¨¢ m¨¢s interesada por los contenidos que por el envoltorio, alejada de la ret¨®rica y la ampulosidad de las formas comunitarias, lo que facilita el entendimiento y la utilidad del proyecto europeo.
Con la despedida del presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, que ayer asisti¨® a su ¨²ltima cumbre, y el pr¨®ximo relevo en junio del primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, Merkel se perfila cada vez m¨¢s como la nueva l¨ªder del proyecto europeo. Un liderazgo todav¨ªa difuso por la propia crisis institucional que padece Europa. Pero es precisamente su tes¨®n empleado en sacar a la Uni¨®n de la crisis lo que la est¨¢ empujando a jugar un papel m¨¢s preeminente.
Hija de un pastor luterano y de profundas convicciones cristianas, Merkel ha sido la primera mujer que ocupaba la canciller¨ªa de su pa¨ªs. Desde 2005, dirige la gran coalici¨®n formada por su partido, la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), su partido hermano la Uni¨®n Social Cristiana de Baviera (CSU) y los socialdem¨®cratas del SPD. Su poder en la arena internacional ser¨¢ mucho m¨¢s visible el pr¨®ximo junio, cuando presida en Heiligendamm la reuni¨®n del G 8, el club que agrupa a los pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo.
Las posibilidades de consolidar su liderazgo y dar un nuevo impulso a Europa dependen en buena medida del resultado de las elecciones francesas del pr¨®ximo 22 de abril, es decir, de las posibilidades de que Berl¨ªn encuentre el interlocutor adecuado en Par¨ªs.
La historia de la UE se ha construido siempre por la presencia de grandes personalidades pol¨ªticas que han sido capaces de establecer una dial¨¦ctica constructiva para asegurar la paz. Apenas un a?o despu¨¦s de finalizar la II Guerra Mundial, el l¨ªder brit¨¢nico Winston Churchill llam¨® a la reconstrucci¨®n de la familia europea, para lo que consider¨® urgente que Francia y Alemania se reconciliasen. Las primeras tareas las desarrollaron el entonces ministro de Exteriores franc¨¦s Robert Schuman y el l¨ªder alem¨¢n Konrad Adenauer. El resultado tangible fue el Tratado de Roma, del que ayer se cumplieron 50 a?os. Al proyecto se unieron tambi¨¦n Italia, Holanda, Luxemburgo y B¨¦lgica, que cont¨® con la contribuci¨®n de Paul Henri Spaak, otra de las personalidades que propiciaron la construcci¨®n europea. El Tratado de Roma signific¨® el triunfo de las tesis funcionalistas de Jean Monnet. Ante la imposibilidad de la uni¨®n pol¨ªtica, se opt¨® por construir la casa europea poco a poco, a trav¨¦s de peque?os acuerdos econ¨®micos.
Despu¨¦s vinieron los a?os grises, donde los nacionalismos volvieron a dominar. Primero con el veto del general Charles de Gaulle en 1963 y 1967 al ingreso que ven¨ªa solicitando el Reino Unido desde 1961. Despu¨¦s por las exigencias de Margaret Thatcher, al exigir una compensaci¨®n, el llamado cheque brit¨¢nico, por lo que consideraba una excesiva contribuci¨®n del Reino Unido.
La UE no volvi¨® a volar alto hasta la llegada de Jacques Delors, que estuvo al frente de la Comisi¨®n Europea durante una d¨¦cada (1985-1995). Pero tambi¨¦n en esta ¨¦poca de avance fue determinante el liderazgo de fuertes personalidades, especialmente el canciller alem¨¢n Helmut Kohl, el presidente franc¨¦s Fran?ois Mitterrand y el presidente del Gobierno espa?ol Felipe Gonz¨¢lez.
El impulso de esta d¨¦cada permiti¨® crear el euro, ampliar el espacio Schengen y consolidar el mercado interior. Pero en 2003, la falta de esp¨ªritu com¨²n volvi¨® a imponerse y Europa volvi¨® a dividirse ante la guerra de Irak. El Reino Unido de Blair, la Italia de Silvio de Berlusconi, la Espa?a de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y el Portugal de Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso apoyaron la guerra de EE UU contra Irak, cuyos resultados desastrosos son bien conocidos y provocaron una profunda divisi¨®n de Europa. La crisis se agudiz¨® dos a?os despu¨¦s por el rechazo de Francia y Holanda al Tratado Constitucional en 2005. Desde entonces, la UE ha funcionado por inercia pero sin proyecto.
Merkel ha asumido el reto de reemprender la construcci¨®n de la casa. La Declaraci¨®n de Berl¨ªn aprobada ayer es s¨®lo un peque?o paso. Tambi¨¦n parece seguir el m¨¦todo funcionalista. Pero la fijaci¨®n de un horizonte en 2009 para cerrar la crisis institucional es una clara ambici¨®n que ya de por s¨ª supone una dosis de liderazgo.
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