Consulta a la egipcia
Qu¨¦ lejos de las promesas democratizadoras de Hosni Mubarak en 2005 el refer¨¦ndum expr¨¦s de ayer en Egipto, b¨¢sicamente, pero no tan s¨®lo, para excluir a los partidos islamistas del sistema pol¨ªtico. Al margen de cu¨¢l sea su desenlace -que es siempre el que quiere el presidente Mubarak, en el poder desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo-, la consulta popular, boicoteada por la oposici¨®n islamista y laica, es un fiasco m¨¢s, otra promesa rota y tambi¨¦n un nuevo paso para intentar la perpetuaci¨®n din¨¢stica de una dictadura.
Las enmiendas constitucionales que permitir¨¢n al Gobierno acrecentar sustancialmente sus poderes de excepci¨®n han sido cocinadas en apenas una semana, en un semiclandestino proceso parlamentario controlado por el gobernante Partido Nacional Democr¨¢tico, que lleva casi 50 a?os al tim¨®n con diferentes indumentarias. La principal es que se prohibir¨¢n todos los partidos religiosos, l¨¦ase la islamista Hermandad Musulmana, el mayor y mejor organizado, que sigue sin estar reconocido pese a su enraizamiento social y a que consigui¨® un espectacular 20% de los esca?os en noviembre de 2005, con sus candidatos present¨¢ndose como independientes. En los ¨²ltimos tiempos se ha multiplicado la represi¨®n contra la Hermandad, que asegura pretender una forma isl¨¢mica de democracia, y cientos de sus miembros permanecen encarcelados o esperan comparecer ante tribunales especiales. De la prolija reforma constitucional forman parte tambi¨¦n mayores poderes policiales para interceptar las comunicaciones y entregar a los sospechosos de terrorismo a jueces militares. Y facultar al Ejecutivo para suspender la actual supervisi¨®n judicial de las elecciones, que pasar¨¢ a un ¨®rgano de designaci¨®n gubernamental.
Nadie puede creer que semejante programa est¨¦ al servicio de la democratizaci¨®n de la farragosa Constituci¨®n de 1971, en un pa¨ªs con estado de excepci¨®n desde hace 26 a?os. La verdad es justo lo contrario, algo que hasta EE UU, tradicional protector de El Cairo, ha tenido que admitir la semana pasada, bien que con la boca peque?a, una vez que Irak y otras pesadillas regionales han llevado a Bush a enterrar en favor de la realpolitik aquel seudoidealismo para Oriente Pr¨®ximo enunciado hace dos a?os. Dependiendo como depende la dictadura egipcia exclusivamente del octogenario Mubarak, los cambios votados ayer en el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo ¨¢rabe pretenden atar una sucesi¨®n que podr¨ªa ser traum¨¢tica si la agitaci¨®n pol¨ªtica y social que no deja de crecer en Egipto alcanza una masa cr¨ªtica.
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