La pol¨¦mica de la nueva 'democracia' en Internet
Los sitios de noticias organizados por usuarios an¨®nimos reciben cr¨ªticas por su manipulable sistema de votaci¨®n
Un mill¨®n de personas se dedican cada d¨ªa a desenterrar historias en Internet. Son los usuarios de Digg, una p¨¢gina web que naci¨® hace ahora dos a?os y donde los visitantes env¨ªan noticias y, despu¨¦s, las votan y comentan. Como Digg, las espa?olas Men¨¦ame y Fresqui forman parte de una nueva hornada de webs de noticias que no tienen un control editorial jer¨¢rquico, sino que dejan que sean sus propios usuarios los que env¨ªen las informaciones que les interesan y, despu¨¦s, decidan si deben ir en portada. "Es un sitio de noticias populares donde el poder no est¨¢ en un editor, sino en miles de usuarios, que re¨²nen de forma democr¨¢tica las noticias m¨¢s interesantes", resume Alex del Castillo o Alex DC, fundador de Fresqui. El funcionamiento de estos sitios, en todo caso, empieza a ser criticado por las dudas sobre de qui¨¦n es la responsabilidad de lo que se publica y porque "el medio democr¨¢tico digital", como se autodenomina Digg, comienza a parecerse a una oligarqu¨ªa.
El fundador de Men¨¦ame reconoce que algunos usuarios abusan del anonimato
El sitio m¨¢s grande, Digg, tiene ya un mill¨®n de usuarios, y su popularidad crece
?C¨®mo funcionan estas p¨¢ginas web? Cada una tiene su propio mecanismo pero, b¨¢sicamente, los usuarios se registran (s¨®lo es preciso un correo electr¨®nico), y ya pueden enviar noticias y opinar sobre las de los dem¨¢s. Las votan positivamente si creen que merecen aparecer en la portada, o negativamente si piensan que deben terminar enterradas.
El funcionamiento, en todo caso, es algo m¨¢s complejo. "Lo ideal ser¨ªa adoptar el sistema democr¨¢tico de una persona, un voto", reconoce Del Castillo. Pero el continuo crecimiento de estos sitios los ha convertido en bocado apetecible de los tramposos: spammers que bombardean con noticias sobre sus productos; robots para crear cientos de cuentas de usuarios que votan la misma noticia; empresas que compran votos; trolls [personaje de los foros de Internet que s¨®lo busca crear controversia] que se dedican a votar negativamente...
De ah¨ª que estos sistemas se hayan inventado diferentes f¨®rmulas para diferenciar a sus usuarios por su reputaci¨®n. Se trata de premiar a los fieles y echar a los tramposos. En Fresqui y Men¨¦ame, el sistema se denomina karma y, aunque funciona de forma diferente en cada uno de ellos, en general se sube al enviar noticias que acaban en portada o votar positivamente las que despu¨¦s son votadas por el resto. Se baja al acumular votos negativos. El karma se calcula constante, al menos una vez al d¨ªa.
Al margen de la intenci¨®n que tenga este sistema para la determinaci¨®n de la influencia, la realidad es que est¨¢ motivando mucha controversia. Muchos medios han criticado que, al premiar a los usuarios que logran muchos votos, se premia el sensacionalismo. Tambi¨¦n se critica la creciente endogamia de las comunidades. En el caso de Digg, y seg¨²n la revista Wired, sus 100 usuarios m¨¢s activos env¨ªan casi la mitad de las historias que llegan a portada.
En Espa?a, Men¨¦ame tiene unos 20.000 usuarios registrados y 100.000 visitantes al d¨ªa, seg¨²n explica su creador, Ricardo Galli. Del Castillo no desvela cu¨¢ntos usuarios tiene Fresqui, aunque s¨ª asegura que, en un a?o, han enviado 30.000 noticias. Y los problemas ya han empezado a surgir. En Men¨¦ame, donde los usuarios son en su mayor¨ªa cr¨ªticos con la llamada teor¨ªa de la conspiraci¨®n (que intenta implicar a ETA en los atentados del 11-M) han tenido que parar campa?as orquestadas por grupos de la derecha para votar o eliminar historias. Adem¨¢s, tambi¨¦n han sufrido las cr¨ªticas sobre el privilegio de algunos usuarios sobre otros. "?Mafias? Yo no conozco a muchos de los primeros usuarios de Men¨¦ame", dice Galli. "Y soy el primer interesado en que no existan".
Las cr¨ªticas empiezan a afectar tambi¨¦n a los gestores de estos sitios. La revista electr¨®nica Forever Geek ha acusado al fundador de Digg, Kevin Rose, de estar implicado en la promoci¨®n artificial de determinadas historias. El propio Galli fue muy criticado cuando acept¨® una inversi¨®n "de menos de 100.000 euros", aclara, del empresario hispanoargentino Martin Varsavsky, tras haber criticado duramente su ¨²ltima aventura empresarial, Fon.
Pero esta creciente controversia sobre su objetividad o su p¨¦rdida de credibilidad no parece preocupar a los gestores de estas nuevas p¨¢ginas de filtro social, como se autodenominan. Todos estos sitios se empe?an en no ser considerados medios de comunicaci¨®n y, por tanto, se niegan a ser juzgados por sus mismas reglas. "?sta es una herramienta y, como todas, se puede utilizar mal", dice Del Castillo. "Pero nosotros s¨®lo facilitamos la herramienta". "La idea original", reflexiona Galli, "era crear un sitio donde se pudieran leer cosas que no aparecen en los medios. ?Por qu¨¦ querr¨ªamos convertirnos en un medio?". "La gente dice que si visitas Men¨¦ame no est¨¢s informado, pero no es eso lo que pretendemos. Queremos divertirnos. Esto es un juego aunque, con 20.000 jugadores y 100.000 personas al d¨ªa que miran", reconoce, "es un juego relevante".
Esa relevancia da mucha importancia a la cuesti¨®n legal. Estas p¨¢ginas contienen informaci¨®n ajena: las historias proceden de otras p¨¢ginas, y los comentarios, de los usuarios. Por eso, muchas de ellas advierten en sus condiciones legales que no se hacen responsables de esos contenidos. Con los enlaces a sitios externos no hay problema. Seg¨²n explica la abogada Paloma Llaneza, especializada en nuevas tecnolog¨ªas, la ley exonera a las p¨¢ginas web que enlazan a otras de la responsabilidad de que estas ¨²ltimas alojen contenidos ilegales.
Pero los comentarios se rigen por la misma Ley de Prensa que hace a los peri¨®dicos responsables de las cartas al director. Men¨¦ame ya ha tenido dos experiencias muy negativas en este sentido. En la m¨¢s grave, un internauta fue acusado de pederastia porque su nick [nombre clave en Internet] coincid¨ªa con el de un hombre detenido en una redada. Un usuario de Men¨¦ame public¨® su direcci¨®n e, incluso, una foto del hombre con su hija, sugiriendo una relaci¨®n sexual. Los comentarios fueron borrados en muy poco tiempo, pero el da?o ya estaba hecho.
Galli reconoce que algunos usuarios abusan del poder que les da el anonimato y, como los comentarios no se moderan antes de publicarse, "corremos un riesgo", reconoce, "pero es un riesgo asumido". Para Llaneza, s¨®lo hay una soluci¨®n: moderar los comentarios antes de que se publiquen, incluso con el riesgo de ser calificado de "censor". "La libertad de expresi¨®n no ampara ni el insulto ni atribuir a alguien delitos que no ha cometido", explica Llaneza. "Expresarse libremente conlleva ser un ciudadano responsable que se identifica y asume el contenido de sus afirmaciones", a?ade.
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