Viaje al futuro
Phelps nada los 200m mariposa en otra dimensi¨®n y bate su propio r¨¦cord mundial con 1m 52,09s
El chico naci¨® para nadar. A la edad de ocho a?os le diagnosticaron un desorden de d¨¦ficit de atenci¨®n por hiperactividad. Para ganar tiempo, los psic¨®logos estadounidenses lo llaman DDAH. Para curarlo le recetaron Ritalin, una anfetamina que se puso de moda en la comunidad hippy de San Francisco, hace casi 50 a?os, entre los conocidos como Ritalin Heads. Un d¨ªa, a los nueve a?os, el ni?o le dijo a su madre: "Creo que puedo controlarlo solo". Dej¨® las pastillas y empez¨® a nadar. Su madre, Debbie, una trabajadora divorciada que luchaba para mantener a sus tres hijos en un suburbio de Baltimore, lo llev¨® al club. All¨ª comprob¨® que el muchacho, en el agua, se comportaba de modo extra?o: "Michael no era el tipo de chaval que se quedaba quieto un minuto cuando estaba en casa. Pero en la piscina pod¨ªa nadar largo tras largo sin parar, sin pesta?ear".
Michael Phelps encontr¨® su terapia en la piscina. Su madre lo supo hace 17 a?os. El mundo ya lo sabe. Ayer nad¨® en el futuro. Ocurri¨® en la final de los 200 metros mariposa. El p¨²blico esperaba una buena marca. Phelps, tambi¨¦n. Pero lo que sucedi¨® fue muy diferente. Entr¨® como un tiro. Hizo un viraje maestro y al pasar por los 100 metros situ¨® el cron¨®metro en 53,62s. S¨®lo dos segundos m¨¢s que en su mejor marca en los 100. Un segundo por debajo respecto al paso por los 100 en sus 200 mariposa de los Juegos de Atenas 2004, en los que bati¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico.
El tiempo parcial indic¨® que Phelps hab¨ªa traspasado el l¨ªmite. Se internaba en un territorio extra?o. Lo alentaba el dominio de la mariposa, su campo de acci¨®n preferido, y una predilecci¨®n org¨¢nica por los 200 metros, una distancia que procesa perfectamente.
La prueba que m¨¢s capacidad anaer¨®bica exige. Los 200 mariposa demandan una mezcla de resistencia y potencia exclusiva. Un c¨®ctel peligroso si el nadador no es capaz de dominar su impulso y reservar fuerzas para los segundos 100 metros. Una bomba de relojer¨ªa en cualquiera que pase los primeros 100 en 53,62 segundos.
Los an¨¢lisis evidencian que, despu¨¦s de 45 segundos de esfuerzo a tope, el ¨¢cido l¨¢ctico paraliza los m¨²sculos. El metabolismo anaer¨®bico, imprescindible para sostener la velocidad, queda severamente afectado si no se guarda un poco de energ¨ªa para el final. Salir demasiado r¨¢pido puede conducir al hundimiento. Algo parecido le ocurri¨® a Pawel Korzeniowski ayer. El polaco pas¨® el primer 50 en la segunda posici¨®n, pero termin¨® en la sexta. Phelps pas¨® el primero y no dej¨® de ganar espacio a sus perseguidores. Lo normal, en las carreras estudiadas, es que los nadadores hagan el segundo, el tercer y el cuarto largo dos o tres segundos m¨¢s lentos que el primero. Phelps fue capaz. Y aceler¨® al final.
Al terminar la carrera y mirar el marcador, ni ¨¦l mismo se lo cre¨ªa. "Estoy totalmente sorprendido", dijo; "pens¨¦ en afeitar un poco mi r¨¦cord, pero nunca pens¨¦ en bajar de los 53 segundos".
Entre 1986 y 2006 el r¨¦cord cay¨® en dos segundos y medio. Ayer Phelps lo baj¨® casi dos segundos en el mismo tiempo en lo que tard¨® en nadar su carrera favorita: 1m 52,09s.
Phelps ya pose¨ªa las siete mejores marcas de todos los tiempos. En 2001, en esta misma prueba, se convirti¨® en el nadador m¨¢s joven en batir un r¨¦cord mundial. Ten¨ªa 16 a?os. El Ritalin era cosa del pasado cuando bati¨® la marca de Tom Malchow. Aqu¨¦lla fue una gesta inolvidable. Exactamente igual que ayer, cuando compiti¨® dos cuerpos por delante del resto. En otra dimensi¨®n. Para que sus marcas perduren como planetas inalcanzables para el hombre.
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