La competencia llega a la Universidad
El Congreso vota la reforma de la LOU que da autonom¨ªa a los campus para adaptarse al sistema europeo de carreras
Tres a?os de legislatura y dos equipos ministeriales despu¨¦s, la reforma de la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) se vota hoy en el Congreso de los Diputados y, previsiblemente, se aprobar¨¢. Esta ley es la contestaci¨®n del Gobierno a las protestas que la legislatura pasada sacaron a la calle a m¨¢s de 350.000 personas, incluidas varias decenas de rectores, contra la regulaci¨®n de la universidad que promovi¨® el PP. La principal queja de los centros fue la "invasi¨®n de la autonom¨ªa de las universidades" que, seg¨²n ellos supon¨ªa aquella norma, la LOU.
La actual ley se dirige radicalmente hacia el camino opuesto: gran autonom¨ªa a los centros en la gesti¨®n, organizaci¨®n de sus estudios y contrataci¨®n de sus profesores. Esto les dar¨¢ libertad para adaptarse a las necesidades educativas de Espa?a y de la UE, pero tambi¨¦n desatar¨¢ como nunca la competencia entre las 74 universidades espa?olas para lograr, en el mejor de los casos, a los alumnos y profesores m¨¢s brillantes y, en el peor, a intentar sobrevivir. Todo ello con el horizonte de un sistema unificado de t¨ªtulos homologable en toda Europa, previsto para 2010. Con la reforma, los profesores tendr¨¢n que acreditar documentalmente ante la administraci¨®n su experiencia y m¨¦ritos como primer paso para convertirse en funcionarios. Luego cada universidad decidir¨¢ c¨®mo seleccionarlos. En cuanto a las titulaciones, los campus dise?ar¨¢n sus carreras a partir de unas plantillas generales para cada ¨¢rea de conocimiento (humanidades, ciencias sociales, etc¨¦tera) que establecer¨¢ el Gobierno. Los t¨ªtulos tendr¨¢n que ser aprobados por el Ministerio de Educaci¨®n y las comunidades. Los Grados, de cuatro a?os, sustituir¨¢n a diplomaturas y licenciaturas, y los posgrados se dividir¨¢n en m¨¢steres de especializaci¨®n y doctorados. Los t¨ªtulos con atribuciones profesionales, como medicina o arquitectura, s¨ª ser¨¢n definidos al detalle por el Estado, como se hac¨ªa hasta ahora con todas las carreras oficiales.
La opci¨®n m¨¢s se?alada para afrontar el futuro es la especializaci¨®n
El PP se ha mostrado radicalmente en contra de estos dos cambios. Del primero, porque asegura que no acabar¨¢ con la endogamia y porque "se eliminan por primera vez los ex¨¢menes comunes para acceder a un cuerpo de funcionarios". Del segundo dicen que convertir¨¢ la oferta de t¨ªtulos en un marasmo con carreras de primera y de segunda.
Desde el Gobierno siempre se ha acompa?ado el discurso de la autonom¨ªa con el de la rendici¨®n de cuentas como contrapartida. El nuevo texto hace gran hincapi¨¦ en las evaluaciones tanto de profesores e investigadores como de la calidad de las carreras, y contempla la posibilidad de que desde el Gobierno se incentive la docencia, la investigaci¨®n y el desarrollo tecnol¨®gico de los docentes e investigadores funcionarios y contratados. Adem¨¢s, el ministerio ya ha anunciado que pretende que los resultados de las universidades condicionen el presupuesto que reciben.
Pero la realidad que se?alan los rectores y otros miembros de la comunidad universitaria es que ser¨¢ precisamente el mercado com¨²n europeo de titulaciones el que obligar¨¢ a las universidades a mejorar para competir. En el momento en el que cualquier espa?ol pueda estudiar en otro pa¨ªs europeo y el t¨ªtulo le sirva directamente para trabajar o seguir estudiando de vuelta en Espa?a, la diferencia puede estar entre perder alumnos o ganarlos de otros pa¨ªses.
Y la competencia tambi¨¦n se producir¨¢ entre los campus espa?oles. La oferta acad¨¦mica est¨¢ actualmente fragmentada, "desordenada y sin coordinaci¨®n", como la calific¨® el presidente de los rectores, Juan V¨¢zquez. En los ¨²ltimos a?os, mientras el n¨²mero de universitarios descend¨ªa, las carreras se multiplicaban, ofreciendo la misma, a veces a muy pocos kil¨®metros de distancia.
El resultado es que dos tercios de las 2.200 titulaciones que se ofrecen en Espa?a tienen menos de 125 alumnos nuevos al a?o, la cifra cl¨¢sica que se ha dado como m¨ªnima para que una carrera sea viable. Ahora, con menos alumnado universitario, algunos expertos prefieren la cifra m¨ªnima de 70, pero, seg¨²n las cifras del curso 2004-2005, a¨²n hay unas 700 carreras por debajo de este list¨®n, y m¨¢s de un centenar tienen menos de 10 alumnos nuevos.
La soluci¨®n es la especializaci¨®n, seg¨²n Juan V¨¢zquez, que permite esta reforma de la LOU. "Es una ley para interferir lo menos posible, que no crea un modelo ¨²nico, sino que permite la diferenciaci¨®n entre las universidades", asegura. Los campus han intentado abarcar todas las titulaciones, todas las ramas del saber, todo tipo de investigaciones, explica V¨¢zquez, y ahora, en el nuevo contexto de competitividad, ser¨ªa el momento de especializarse, pero "dentro de un sistema articulado, ordenado", recalca. Los expertos se?alan las necesidades de cada territorio, o los campos en los que ya se ha destacado como criterios para esa diferenciaci¨®n. Algunos de ellos creen que parte de las becas podr¨ªan orientarse a fomentar la matriculaci¨®n en carreras estrat¨¦gicas en cada caso.
La opci¨®n de especializarse en la investigaci¨®n tambi¨¦n queda en manos de los campus con la reforma de la LOU. Se abre la posibilidad de que las universidades y los institutos p¨²blicos de investigaci¨®n instituyan institutos mixtos con empresas privadas a los que podr¨¢n adscribirse sus docentes. Adem¨¢s, cuando un profesor investigador obtenga resultados cient¨ªficos, ¨¦ste podr¨¢ negociar con la universidad la creaci¨®n de un empresa conjunta para la aplicaci¨®n pr¨¢ctica en la sociedad de estos nuevos conocimientos.
El uso de todas estas herramientas depender¨¢ de la voluntad de las universidades, pero, sobre todo, de la financiaci¨®n que reciban. A pesar de las quejas de rectores y sindicatos, la revisi¨®n de los criterios para financiar las universidades p¨²blicas (en la actualidad basado principalmente en el n¨²mero de estudiantes), ha quedado fuera de la reforma de la LOU. "Ahora necesitamos los medios para que podamos ejercer esa autonom¨ªa tan proclamada", asegura Juan V¨¢zquez. "Ya hemos hablado mucho de la legislaci¨®n, ahora es tiempo de pensar muy bien c¨®mo queremos que sea la universidad dentro de 10 a?os".
Los rectores tambi¨¦n manifiestan su temor a que "la autonom¨ªa no llegue a las universidades", "que todas estas transferencias por parte del Estado se conviertan en nueva regulaci¨®n auton¨®mica" cuando los Gobiernos de las comunidades desarrollen la ley.
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