Traici¨®n a la esencia
Lo peor que se puede hacer con un personaje que basa su comicidad en la capacidad gestual y en la poca disposici¨®n a abrir la boca es rodearlo de situaciones en las que la gente habla y habla a su alrededor oblig¨¢ndolo as¨ª a traicionar su esencia. Cuando, en 1997, el televisivo Mr. Bean, engendrado siete a?os antes por Rowan Atkinson y Richard Curtis, alcanz¨® la gran pantalla en la nefasta Bean, sus creadores dejaron de lado la m¨¢xima anterior y olvidaron lo que, sin palabras, hab¨ªan conseguido Buster Keaton con su cara de palo y Jacques Tati con su Mr. Hulot, referentes del incauto, infantiloide y demoniaco rol interpretado por el propio Atkinson. Una d¨¦cada despu¨¦s, los tres nuevos guionistas de Las vacaciones de Mr. Bean (s¨®lo uno de ellos forjado en la serie) no han acabado de pulir el asunto del silencio y han cometido otro par de errores: acompa?ar al personaje de un chaval sin comicidad alguna, y basar el cl¨ªmax final en un espect¨¢culo coral alejado de la atolondrada simplicidad de Mr. Bean, cualidad que s¨®lo reluce en un par de momentos puntuales.
LAS VACACIONES DE MR. BEAN
Direcci¨®n: Steve Bendelack. Int¨¦rpretes: Rowan Atkinson, Max Baldry, Willem Dafoe. G¨¦nero: comedia. Reino Unido, 2007. Duraci¨®n: 90 minutos.
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