Todo por una patria ajena
Los ej¨¦rcitos est¨¢n formados por la ¨¦lite, por la tropa y por los que habitan la esquina m¨¢s rec¨®ndita, denostada y sospechosa de la milicia: los soldados de origen ¨¦tnico distintos de la mayor¨ªa que ni siquiera tienen los mismos derechos que sus compa?eros, que normalmente andan acosados y hasta pisoteados en la vida civil, pero que defienden a su patria (?) con el mismo ardor guerrero que se le supone a los ciudadanos de pura cepa. Como los africanos que, sin haber estado nunca en Francia, se alistaron en el Ej¨¦rcito galo para defender a la metr¨®poli de la invasi¨®n nazi durante la II Guerra Mundial. Hombres a los que homenajea en la notable Days of glory el parisiense de origen argelino Rachid Bouchareb, interesado en la inmigraci¨®n en sus seis largometrajes anteriores (de los que s¨®lo se ha estrenado en Espa?a Little Senegal, del a?o 2001).
D?AS DE GLORIA
Direcci¨®n: Rachid Bouchareb. Int¨¦rpretes: Jamel Debbouze, Samy Nacery, Roschdy Zem, Sami Bouajila. G¨¦nero: b¨¦lico. Argelia, Francia, Marruecos, 2006. Duraci¨®n: 128 minutos.
El director ha compuesto una pel¨ªcula b¨¦lica en toda regla que destaca por el excelente retrato de personajes. Cada carrera, cada disparo, cada saludo, cada encuentro amoroso, cada grito de rabia ejercido por los cuatro protagonistas es vivido por el espectador con gran cercan¨ªa. Dotados de caracter¨ªsticas f¨ªsicas, humanas y sociales muy distintas (como debe ocurrir en un grupo tan reducido de personajes principales), el cuarteto vive la contienda de un modo tan distinto como clarificador y as¨ª es percibido por la platea. Bouchareb cuenta la odisea mezclando muy bien las secuencias ¨ªntimas, de di¨¢logo, de reflexi¨®n o de sufrimiento mental, con las escenas puramente f¨ªsicas. Sin abusar de lo uno ni de lo otro para terminar conformando una cl¨¢sica cinta de guerra en la que encajan a la perfecci¨®n las espor¨¢dicas canciones del argelino Khaled, ideales para acompa?ar (sin redundar) los sentimientos de los protagonistas. Adem¨¢s, trat¨¢ndose de una producci¨®n no excesivamente cara (unos 13 millones de euros), el director consigue un calculado realismo y una acusada garra en las escenas de tralla pura y dura, donde las coreograf¨ªas b¨¦licas est¨¢n realizadas con sencillez pero con eficacia.
Eso s¨ª, quiz¨¢ donde m¨¢s cojee la pel¨ªcula sea en el mensaje transmitido, y en este sentido la parte final se hace demasiado expl¨ªcita y un tanto discursiva, sobre todo en el innecesario ep¨ªlogo de car¨¢cter reivindicativo.
Ya hab¨ªa quedado claro a lo largo del metraje que los africanos eran tan valientes y tan merecedores (o m¨¢s) de las pensiones de guerra como los franceses, pero verbalizarlo excesivamente lo ¨²nico que consigue es reducir su altura dram¨¢tica.
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