Basso busca el olvido en Navacerrada
A tres meses del Tour, gran parte de los favoritos coinciden en la Vuelta a Castilla y Le¨®n
La Operaci¨®n Puerto es una pesadilla que reaparece recurrentemente en la vida de Ivan Basso, en sus sue?os, de la misma manera que una cicatriz en el cuerpo recuerda una herida que no se puede olvidar. Pero Johan Bruyneel, el director de su nuevo equipo, el Discovery Channel, ha convertido en empe?o personal la recuperaci¨®n an¨ªmica absoluta del italiano, Birillo en los papeles y escuchas Fuentes, seg¨²n la Guardia Civil.
Por eso, porque no hay semana en la que un auto judicial, un recurso, un informe, una declaraci¨®n celosa de otros equipos, no reviva en los titulares de los peri¨®dicos su tortura, Ivan Basso prefiere no conceder entrevistas. Saluda cordialmente, con la sonrisa medio t¨ªmida que le convirti¨® en el campe¨®n gentilhombre, con un apret¨®n de manos de acero, y se explica. Como el mi¨¦rcoles por la tarde en un hotel de Valladolid. "Ma?ana hablar¨¦ con la bicicleta en la subida de Navacerrada. Es mi primera monta?a del a?o. Es mi terreno de expresi¨®n".
"Hablar¨¦ con la bicicleta en la ascensi¨®n. Es mi terreno de expresi¨®n", dice el italiano
Nada m¨¢s. Ni la palabra Tour, su carrera so?ada, le hace til¨ªn en los ojos, como si su exclusi¨®n del a?o pasado le haya convencido de que m¨¢s vale no hacerse ilusiones; ni siquiera hablar del Giro, la carrera que lo transform¨® en campe¨®n el a?o pasado. Nada. Basso vive al d¨ªa. Piensa en Navacerrada. Y en el d¨ªa siguiente, en la siguiente etapa. Carpe d¨ªem. No future. Tampoco pasado. Objetivo: el olvido.
Terapia imposible. En el mismo hotel de la capital castellana en el que por una noche comparten techo gran parte de los presuntos protagonistas del pr¨®ximo Tour, se aloja tambi¨¦n el Fuerteventura, el heredero del Comunidad Valenciana. No es por tanto imposible cruzarse en un pasillo o chocarse en el comedor con su m¨¦dico, Yolanda Fuentes, hermana de Eufemiano y tambi¨¦n imputada en la Operaci¨®n Puerto, cuyo archivo por el juez ha sido recurrido. El pasado regresa como una venganza.
En el hotel est¨¢n, adem¨¢s de Basso, Leipheimer, Contador, Menchov, Rasmussen, Sastre, Haimar Zubeldia, Igor Anton, todos ellos participantes en la Vuelta a Castilla y Le¨®n, todos ellos libres de la ansiedad, de la necesidad del italiano de hablar con los pedales, todos ellos acumulando kil¨®metros hacia julio. Sastre habla de su nueva postura contrarreloj. Menchov, el ruso, es herm¨¦tico, como los dem¨¢s. No tienen que decir nada especial.
En la carretera, en la subida a Navacerrada, la etapa reina que llev¨® a la vuelta castellano-leonesa a los confines helados -1.800 metros, -1 grado, nieve en las cunetas- de Madrid, habl¨® Ivan Basso. Habl¨® junto a sus compa?eros de equipo, uno m¨¢s en el trabajo en favor de Alberto Contador, el Matador del ciclismo. Es el ¨²ltimo de los discoveries que acelera el ritmo, el ¨²ltimo apoyo de Contador, la ¨²ltima palanca para el salto del madrile?o. Lo dej¨® y sigui¨® esforz¨¢ndose: termin¨® 11?, a un minuto.
Contador. Bruyneel, la v¨ªspera, confesaba que ten¨ªa que frenarlo, que no quer¨ªa que el madrile?o de Pinto lo ganara todo, que no deseaba que se siguiera hinchando el globo despu¨¦s de su exhibici¨®n victoriosa en la Par¨ªs-Niza, que luego llegar¨¢n la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, llegar¨¢n otras carreras importantes, llegar¨¢ el Tour. Pero no. Llegan las siete revueltas y all¨ª est¨¢ Contador, mano a mano con Koldo Gil, ¨¢gil escalador, exuberante de fuerzas, deseoso de pactar. Para ti la general, para m¨ª, la etapa. Por el pinganillo le llega la respuesta a Contador. Ni hablar. El equipo de Gil ya ha ganado dos etapas, nosotros ninguna. Las oportunidades hay que cogerlas seg¨²n se presentan. Ataques, contraataques, gritos en la meta de la familia, de los amigos de Contador al ritmo de los demarrajes y decisi¨®n final en la ¨²ltima recta. Gil lanza el sprint, Contador remata en la l¨ªnea. T¨ªmido, inexperto en las lides, intenta levantar los brazos: se queda a medias. La expectaci¨®n sigue creciendo, seguir¨¢. En voz baja, para que no le oiga, para que no se lo crea m¨¢s de la cuenta, el m¨¦dico de su equipo, Pedro Celaya, dice: "Alberto hace cosas que subiendo s¨®lo he visto hacer a tres ciclistas, a Herrera, a Pantani y a Armstrong".
?scar Pereiro no quiere olvidar. El ganador virtual del Tour quiere recordar siempre el verano pasado, su Tour. Es su mundo. Sus preocupaciones de ahora, a tres meses de su regreso a Francia, son otras. Carga con un ligero sobrepeso y luce un peinado incre¨ªble, todo el flequillo para adelante, hasta los ojos, que logra despistar a quienes le buscan. "S¨ª, ahora se parece a Sergio Dalma", dice su compa?ero Txente Garc¨ªa Acosta, que alarga la charla despu¨¦s de la cena. E inmediatamente Pereiro saca del pecho su voz de tenor de karaoke y comienza a cantar bailar pegados es bailar... Canta bien. Le interrumpe el sonido de su m¨®vil. Le interrumpen algunas preocupaciones. "En la etapa de Navacerrada tengo escrito que tengo que trabajar por el l¨ªder, Karpets, hasta La Granja", le dice al inagotable Txente. "?Pero luego? ?En este equipo organiz¨¢is grupeta o me voy a quedar tirado? Porque en el anterior..." "Tranquilo, ?scar, tranquilo", le responde Txente, "que est¨¢s con buenas personas". Y as¨ª fue. Txente y Pereiro trabajaron hasta La Granja y un poco m¨¢s, aunque Karpets no aguantara los ataques del Discovery. Pero, s¨ª, son buenas personas. A m¨¢s de 10 minutos de Contador llegaron los dos, juntitos, amigos.
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