"Nadie me ha regalado nada; trabajo hasta el fin de semana"

Lo primero que Ivette Condarco Aguilar (Potos¨ª, Bolivia, 1975) vi¨® de Bilbao a trav¨¦s de Internet fue el Casco Viejo y la R¨ªa. "Pens¨¦ que si hab¨ªa un r¨ªo, habr¨ªa puentes y, si me iba mal, siempre podr¨ªa dormir debajo", recuerda. En Bolivia dej¨® en 2003 a su marido y sus dos hijas, entonces de tres a?os y a?o y medio. "No me traje ni una foto de ellas, porque al mirarlas no pod¨ªa dejar de llorar".

Trabaj¨® primero en el servicio dom¨¦stico y luego se le present¨® una oportunidad como administradora de comunidades en Algorta. La mejora laboral no fue pareja a la salarial y, al mes, volvi¨® a limpiar casas. "La empresa me pagaba 500 euros al mes y con eso no pod¨ªa vivir y enviar dinero a casa", dice. De nuevo limpiando, se emple¨® a fondo. "Trabajaba todo el d¨ªa y limpiaba tres o cuatro casas. Fue un duro invierno".

Su marido y sus hijas llegaron a Bilbao en octubre de 2005. ?l a¨²n no ha encontrado empleo, aunque los domingos trabaja de camarero. "Hace muchos cursos", indica ella. Su vida cambi¨® al estar su familia y se sinti¨®, por fin, contenta.

Sin embargo, las cosas han cambiado: "Ahora hay mucho racismo. A mi hija peque?a la rechazan en el colegio algunos compa?eros por ser boliviana", afirma. "He o¨ªdo a gente decirme que venimos aqu¨ª a quitarles lo suyo. A m¨ª nadie me ha regalado nada. Trabajo hasta los fines de semana y gano mi dinero". Ivette no quiere estancarse y realiza cursos de preparaci¨®n para el acceso a la universidad para mayores de 25 a?os. "En clase no hay racismo", asegura.