Rusia los prefiere rusos

Es dif¨ªcil contemplar la medida que acaba de entrar en vigor en Rusia de prohibir a los extranjeros despachar en mercados y mercadillos como la m¨¢s adecuada para estimular el acceso de los rusos al comercio y moralizar el intercambio minorista. Los campesinos locales no est¨¢n preparados para sustituir a los inmigrantes de los estados ex-sovi¨¦ticos del C¨¢ucaso y Asia central que han sido los tradicionales vendedores en los mercados donde se abastece la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.

La nueva norma, que extiende a los extranjeros la prohibici¨®n de trabajar como dependientes en tiendas, caf¨¦s y restaurantes, ha encontrado el inmediato rechazo por xen¨®foba y racista de las organizaciones pro derechos humanos. Y es una m¨¢s de las que se deben a iniciativas oportunistas del todopoderoso Vladimir Putin.

La cuesti¨®n no es tan inocente como procurar mayor bienestar a la "poblacion rusa nativa". Se trata, en realidad, de que los inmigrantes son percibidos cada vez m¨¢s como una amenaza por parte de la sociedad rusa, y constituyen una presa f¨¢cil en un pa¨ªs donde el nacionalismo ¨¦tnico y la violencia con ¨¦l asociada son rampantes. A Putin se le pueden discutir ampliamente sus credenciales democr¨¢ticas, pero pocos le niegan instinto pol¨ªtico. Y ese instinto, cuando se acercan unas elecciones para decidir el nuevo inquilino del Kremlin, pretende hacer valer el hecho de que los votantes prefieren rostros eslavos tras los puestos de venta. De hecho, la medida que ahora deja sin trabajo a centenares de miles de inmigrantes se gest¨® como respuesta a un mort¨ªfero atentado en un concurrido mercado de Mosc¨², en agosto pasado, y despu¨¦s graves incidentes xen¨®fobos en una ciudad del norte de Rusia.