Inmigraci¨®n, precariedad y salud laboral
La inmigraci¨®n no es un problema para una sociedad como la espa?ola que ha recibido por vez primera en su historia moderna un enorme caudal inmigratorio (3,3 millones de personas en apenas una d¨¦cada), si no m¨¢s bien la soluci¨®n para resolver importantes problemas que a todos nos afectan. Aunque, como ocurre con otros fen¨®menos sociales que se producen de manera brusca, la llegada de personas de otros pa¨ªses puede generar problemas si no somos capaces de gestionarla adecuadamente. La percepci¨®n de la inmigraci¨®n como un fen¨®meno negativo debe corregirse r¨¢pidamente.
Uno de los problemas que precisamente la inmigraci¨®n est¨¢ ayudando a resolver de manera significativa es el del empleo. Los inmigrantes est¨¢n cubriendo el d¨¦ficit de poblaci¨®n que la ca¨ªda de natalidad ha producido en el mercado de trabajo de nuestro pa¨ªs. Basta observar la pir¨¢mide de la poblaci¨®n activa espa?ola para darnos cuenta de que entre los 16 y 24 a?os hay un d¨¦ficit de poblaci¨®n de aproximadamente dos millones de personas (Observatorio de Salud Laboral: www.osl.upf.edu) que no hubiera permitido, de no haber contado con la ayuda de los inmigrantes, crear en la ¨²ltima d¨¦cada m¨¢s de seis millones de nuevos puestos de trabajo asalariados, la mitad de los cuales son ocupados por mujeres. Diversas fuentes han indicado que en Espa?a el crecimiento per c¨¢pita podr¨ªa haberse reducido a la mitad, o menos, del que realmente se ha producido de no haber habido inmigrantes, por lo cual la econom¨ªa espa?ola se habr¨ªa resentido gravemente.
Por tanto, podemos decir que los inmigrantes nos est¨¢n ayudando a adaptarnos a una econom¨ªa cada vez m¨¢s centrada en el sector servicios, la cual tiende a concentrar la demanda laboral principalmente hacia los dos extremos del mercado laboral: los trabajadores altamente cualificados por un lado y los trabajadores sin apenas cualificaci¨®n y con alta precariedad laboral por otro. En este segundo grupo es donde se insertan mayoritariamente los inmigrantes.
La reciente regularizaci¨®n de un gran n¨²mero de inmigrantes realizada en Espa?a, tan denostada, pero tan imprescindible e incompleta en nuestra opini¨®n, ha mostrado con claridad que una parte importante de los inmigrantes, la mayor¨ªa de los cuales ya estaban trabajando en la econom¨ªa sumergida, se hayan incorporado mayoritariamente en actividades como la construcci¨®n, la agricultura, la hosteler¨ªa, la limpieza, etc¨¦tera. Las llamadas ocupaciones d: dirty, demanding y dangerous, seg¨²n la terminolog¨ªa anglosajona: sucios, exigentes y peligrosos.
Y es aqu¨ª donde puede -de hecho ya est¨¢ pasando- surgir un nuevo problema relacionado ahora con la salud de los inmigrantes, pues ¨¦stos se est¨¢n convirtiendo en un grupo especialmente expuestos a los riesgos laborales. Efectivamente, una revisi¨®n reciente de la literatura cient¨ªfica, llevada a cabo por nuestro grupo, muestra c¨®mo los inmigrantes tienen un mayor riesgo de padecer lesiones por accidente de trabajo y otros problemas de salud laboral en relaci¨®n a los trabajadores aut¨®ctonos. Un mayor riesgo que, en la medida que pasa el tiempo de residencia en el pa¨ªs de acogida, se aproxima al de los trabajadores aut¨®ctonos. En Espa?a, los datos no parecen reflejar adecuadamente la realidad, ya que si bien las cifras para el conjunto de Espa?a indican que no hay diferencias en el riesgo de sufrir lesiones producidas por accidentes de trabajo entre ambos grupos de trabajadores, en algunas comunidades aut¨®nomas como Arag¨®n, donde las estad¨ªsticas de accidentes de trabajo se depuran cuidadosamente, el riesgo de padecer una lesi¨®n mortal por accidente de trabajo fue tres veces superior entre los trabajadores inmigrantes respecto a los trabajadores aut¨®ctonos en 2005. (http://portal.aragob.es/ISSLA).
Pero este hecho no es sino la parte m¨¢s visible del problema, ya que las enfermedades musculoesquel¨¦ticas y, especialmente, las mentales, entre otras, pueden estar afectando de manera especial a este colectivo. Lamentablemente, la informaci¨®n disponible es muy escasa, y seguramente no es f¨¢cil de obtener dada las posibles barreras culturales y sociales para acceder a estos trabajadores. Pero ello no puede servir de excusa para pedir que mejoren los datos y estudios estad¨ªsticos oficiales, as¨ª como para que se realicen otros estudios de car¨¢cter cualitativo que permitan conocer mejor esta realidad. Estudiar y hacer visible un problema es el primer paso para plantear su soluci¨®n.
El trabajo, la b¨²squeda de un puesto de trabajo digno y saludable, debe ser uno de los principales argumentos centrales del debate sobre la inmigraci¨®n, y su adecuada inserci¨®n laboral el gran reto que tenemos planteado. Una inserci¨®n laboral que lamentablemente se caracteriza con una gran frecuencia por la precariedad laboral e irregularidad que hoy d¨ªa caracterizan a muchas de las actividades que realizan. Ello nos obliga no s¨®lo a establecer pol¨ªticas del mercado laboral efectivas sino tambi¨¦n a establecer programas espec¨ªficos de protecci¨®n de la salud de este colectivo de trabajadores. Los cuales deben ser evaluados sistem¨¢ticamente. La Administraci¨®n laboral junto con la Administraci¨®n sanitaria deben colaborar para garantizar el derecho a la salud y a un trabajo en condiciones saludables. La aportaci¨®n que est¨¢n haciendo los trabajadores inmigrantes al bienestar de todos no debe hacerse al precio de poner a riesgo su propia salud.
Fernando G. Benavides y Joan Benach pertenecen a la Unidad de Investigaci¨®n de Salud Laboral de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
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