Afganist¨¢n divide a los europeos
La OTAN trata de ganarse el apoyo de las opiniones p¨²blicas de la UE en su guerra contra los talibanes
"Afganist¨¢n va mal por tres razones: la vigilancia de la frontera de Pakist¨¢n no funciona -un coladero que permite el ir y venir de extremistas- y el acuerdo con los se?ores de la guerra en [la conflictiva regi¨®n de] Wazirist¨¢n no ha ido bien; el problema de la droga no se arregla y la corrupci¨®n generada por ella llega hasta Kabul y salpica a la familia del presidente", se?ala una acreditada fuente europea que condiciona la franqueza al anonimato.
El mito del presidente Karzai, que ya apenas viaja por el pa¨ªs, empieza a caer
EE UU habla de guerra; otros prefieren decir que se hace trabajo de reconstrucci¨®n
"El mito del presidente Ahmed Karzai, que ya apenas viaja por el pa¨ªs, empieza a caer", agrega la fuente, quien dej¨¢ndose llevar echa un vistazo a la historia, un tanto desalentador para el actual empe?o de la comunidad internacional: "En Afganist¨¢n fueron derrotados los brit¨¢nicos, los rusos y hasta los talibanes, aunque en este caso [la Alianza del Norte] cont¨® con la ayuda de Estados Unidos. (...) Afganist¨¢n tiene dif¨ªcil soluci¨®n, pero tenemos que seguir all¨ª porque de all¨ª sali¨® Al Qaeda". A la fuente no se le escapa una ¨²ltima iron¨ªa sobre la situaci¨®n actual: "Ayudando a estabilizar Afganist¨¢n, estamos ayudando a Ir¨¢n". Los sun¨ªes afganos son ac¨¦rrimos enemigos de los chi¨ªes de Ir¨¢n, ahora en el punto de mira occidental.
Esas dudas, quiz¨¢ con mucha menos elaboraci¨®n geoestrat¨¦gica, est¨¢n prendiendo en las opiniones p¨²blicas de algunos pa¨ªses, que empiezan a tomar distancia de lo que all¨ª sucede por m¨¢s que sus Gobiernos mantengan un apoyo firme a la operaci¨®n de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), que dirige la Alianza Atl¨¢ntica.
"El mensaje para las opiniones p¨²blicas de Espa?a, Canad¨¢, Holanda o Alemania es que los 26 pa¨ªses aliados y los otros 11 socios de la ISAF tienen la voluntad de apoyar sin la m¨¢s m¨ªnima duda la operaci¨®n en Afganist¨¢n", asegura Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la OTAN. "Tenemos claro que vamos a seguir".
Scheffer habla despu¨¦s de una reuni¨®n de alto nivel pol¨ªtico con representantes de todos los aliados, en la que Estados Unidos estuvo representado por Nicholas Burns, anterior embajador de Washington en la OTAN y ahora n¨²mero tres en el Departamento de Estado que dirige Condoleezza Rice. Burns asegura que la intervenci¨®n en Afganist¨¢n cuenta "con un fuerte apoyo en Estados Unidos", donde, seg¨²n un reciente sondeo, el 56% de la poblaci¨®n cree que es una guerra que merece ser librada. "Corresponde a los Gobiernos de los pa¨ªses donde existen dudas explicar que en Afganist¨¢n se lucha contra el terrorismo y el extremismo y que por esas razones es necesario apoyar al presidente Karzai", mantiene el embajador. "Vamos a seguir all¨ª durante a?os, porque si nos vamos ahora no habremos recorrido ni la mitad del camino necesario".
La reuni¨®n pol¨ªtica concluy¨® con la moral alta de todos los participantes, de creer las palabras de Scheffer y Burns. "Estamos m¨¢s unidos que nunca, m¨¢s decididos que nunca", apunta el estadounidense. "Ni un solo pa¨ªs habl¨® de retirarse. Al contrario, se va a potenciar el despliegue".
Los casi 32.000 soldados con los que contaba la ISAF en noviembre, cuando se celebr¨® la cumbre de la OTAN en Riga (Estonia), son ahora 37.000 y para finales de primavera ser¨¢n 39.000, con las aportaciones de Washington, Londres y Varsovia, entre otros. Polonia tiene comprometidos un millar de soldados, a pesar de que el 80% de la opini¨®n p¨²blica est¨¢ en contra.
A estos 39.000 efectivos de la ISAF deben a?adirse los 10.000 soldados que EE UU mantiene en la Operaci¨®n Libertad Duradera en el Este afgano y cuya actividad est¨¢ centrada en la lucha contra los talibanes.
Fuentes de la Alianza Atl¨¢ntica se atribuyen alguna culpa en la frialdad del apoyo popular al esfuerzo militar en el pa¨ªs afgano. En los despachos desgranan los ¨¦xitos de su propia cuenta de resultados: los seis millones de ni?os escolarizados, los planes para erradicar la polio en el pa¨ªs, la llegada de la luz el¨¦ctrica a ciudades como Kandahar, la construcci¨®n de carreteras y canales para los regad¨ªos, los centros de atenci¨®n sanitaria...
"El desaf¨ªo no es de legitimidad, puesto que actuamos con un mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; es algo que hay que hacer, porque es necesario hacerlo, y tiene que ver con la seguridad colectiva", comenta James Appathurai, portavoz aliado. "Cuando a la gente se le explica por qu¨¦ estamos all¨ª y qu¨¦ hemos hecho, lo entiende".
Para vender el plan y tranquilizar a las muy distintas opiniones p¨²blicas occidentales es necesario tener una idea exacta del producto a colocar, y eso es algo que, pese a las declaraciones oficiales, nadie la tiene, ni siquiera entre los propios Gobiernos.
En la reuni¨®n de alto nivel de esta semana hubo pa¨ªses, como Estados Unidos, que defendieron la tesis de que en Afganist¨¢n se est¨¢ librando una guerra con todas las de la ley. Para otros, como Alemania y Dinamarca, se trata de un proceso de reconstrucci¨®n de un pa¨ªs devastado por d¨¦cadas de guerra. Appathurai evita la palabra guerra, que tanto preocupa por su repercusi¨®n en las opiniones p¨²blicas, y opta por hablar de desaf¨ªo: "La cuesti¨®n esencial es si es una guerra que se puede ganar y si la estamos ganando, y la respuesta es positiva".
Los combates son para la primavera
Los talibanes sorprendieron a finales del verano pasado con un ataque en el sur de Afganist¨¢n que romp¨ªa con su tradicional estrategia de golpes de mano. Intentaron ocupar el terreno y obligaron a las fuerzas de la ISAF a emplearse a fondo. Pagaron el empe?o con cientos de muertos.
Para la ¨¦poca de deshielo primaveral anunciaron otra ofensiva (basada en la vieja t¨¢ctica de golpear y huir y con el empleo de los ataques suicidas importado de Irak) y la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, acept¨® el desaf¨ªo: "Habr¨¢ ofensiva de primavera, pero ser¨¢ la nuestra".
Este a?o ha sido presentado por ambas partes como el que debe desequilibrar la balanza, despu¨¦s de que 2006 fuese el m¨¢s sangriento desde que cay¨® el r¨¦gimen talib¨¢n en 2001.
En 2005 murieron 4.000 afganos (la cuarta parte civiles, seg¨²n estimaciones generalizadas) junto a otros 117 soldados. La ofensiva aliada en el sur prometida por Rice, con el nombre clave de Operaci¨®n Aquiles, comenz¨® a primeros de mes en la provincia de Helmand, con el doble objetivo de limpiar el terreno de talibanes, atacar el cultivo del opio, que financia la resistencia talib¨¢n, y permitir los trabajos de puesta en marcha de una central hidr¨¢ulica que den esperanzas de futuro a la poblaci¨®n.
Aquiles supone movilizar 4.500 soldados aliados y otro millar de afganos. Oficialmente todo va conforme a lo previsto. Compilaciones aisladas hablan de decenas de muertos, pero los aliados prefieren no hacer ostentaci¨®n de las bajas causadas para evitar venganzas y sentimientos de venganza que agraven la idea de pa¨ªs ocupado por los norteamericanos que tienen algunos afganos, seg¨²n declar¨® el antrop¨®logo David Edwards, especialista en Afganist¨¢n.
El conflicto es m¨¢s grave en el sur y en el este que en el norte y en el oeste (donde est¨¢n las tropas espa?olas) por la porosidad de la frontera con Pakist¨¢n, pa¨ªs que sirve de base, refugio y retaguardia a los talibanes y otros extremistas isl¨¢micos. Pakist¨¢n es el tal¨®n de Aquiles de todo el empe?o de la comunidad internacional en Afganist¨¢n.
Los aliados tratan con la m¨¢xima delicadeza a un pa¨ªs que es un polvor¨ªn, y a sabiendas de que no se puede tener aliado m¨¢s precario y menos fiable. "Pakist¨¢n es crucial para el ¨¦xito en Afganist¨¢n. No hay alternativa a la cooperaci¨®n", subraya James Appathurai, portavoz de la OTAN.
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