Hablan los hechiceros del cuento
EL PA?S empieza el pr¨®ximo domingo la colecci¨®n Relatos Breves de Grandes Autores. Un modo de acercar a los lectores a escritores can¨®nicos, de conocer su mundo y de pasar un buen rato con ellos
El grito del pastorcito rod¨® monta?a abajo, se col¨® por las puertas y ventanas del caser¨ªo y sigui¨® de largo por los solares hasta estrellarse contra los ¨¢rboles que lo rebotaron en un infinito estallido de historias que lo convirtieron en el comienzo de todo. A partir de ah¨ª, el mundo ha sido envuelto en las resonancias vivificadoras de aquel misterioso grito que escond¨ªa una palabra: ?Lobo! ?El lobo!
Es el big bang de la literatura. El serendipity del cuento. La chiripa del arte de narrar.
La mentira traviesa de un pastorcito que en su persistente grito advirtiendo de la presencia del lobo descubri¨® la magia de la combinaci¨®n de las palabras. ?Ese ni?o fue el hechicero!, proclam¨® Vladimir Nabokov. Y su herencia hipnotizadora ha cruzado todos los tiempos. Ninguna cultura se ha librado de su encanto, como dan testimonio el Gilgamesh, el Mahabharata, la Biblia, El conde Lucanor, el Decamer¨®n y Las mil y una noches; hasta que ese legado se individualiz¨®: Cervantes, Balzac, Poe, Melville, Dostoievski, B¨¦cquer, James, P¨¦rez Gald¨®s, Pardo Baz¨¢n Ch¨¦jov, Kipling, Mansfield, Kafka...
... La voz del peque?o hechicero no cesa de susurrar historias a quien quiera contarlas, mientras su eco despierta en todos el ¨¢nimo de escuchar. Si al comienzo la herencia del peque?o hechicero fue coral y did¨¢ctica, el tiempo la ha metamorfoseado para hacerla individual, hasta traerla a un presente con estilo m¨¢s art¨ªstico. Descubri¨® el goce y el contento en el arte mismo del contar.
Caravanas de relatos que se pueden clasificar en dos grandes grupos, seg¨²n el can¨®nigo del Quijote: "Las f¨¢bulas milesias, que son cuentos disparatados que atienden solamente a deleitar y no a ense?ar, al contrario de lo que hacen las f¨¢bulas ap¨®logas, que deleitan y ense?an juntamente". Como recuerda Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal en su Antolog¨ªa universal del relato breve, "esas f¨¢bulas milesias son parto de la invenci¨®n individual; a diferencia de las narraciones ap¨®logas que suelen ser hijas de la aportaci¨®n colectiva, y fundan su ense?anza en los sucesos mismos, experimentados o fingidos, dispuestos en orden adecuado a la ense?anza propuesta".
El placer de contar
?rase una vez..., El d¨ªa en que comienza esta historia..., Hace ya muchos a?os..., En una isla situada en los confines de la tierra..., Cuentan que viv¨ªa... Y as¨ª una procesi¨®n de frases de alcurnia que por miles de a?os han servido de puertas al mundo de la imaginaci¨®n.
Las primeras resonancias de aquel estallido literario provocado por el pastorcito se remontan hacia el tercer milenio antes de Cristo. En Mesopotamia. Est¨¢n recogidas en la Epopeya de Gilgamesh, que relata la vida del rey Uruk en torno a la b¨²squeda de la inmortalidad. Es el nido original de miles de historias que luego han tenido sus versiones en otras culturas y ¨¦pocas, como el diluvio universal o la planta de la eterna juventud. Muchas centurias despu¨¦s, en la India, surgen el Mahabharata, el relato de la guerra de los Barata, y el Ramayana, el m¨¢s extenso poema del mundo. Ambos poblados de breves historias intercaladas, muchas de las cuales funcionan de manera aut¨®noma. Un ejemplo m¨¢s occidental y cercano es la Biblia, pero ya formada por relatos con fines religiosos y did¨¢cticos, una estrategia usada despu¨¦s por la Iglesia, que de chiripa sirvi¨® para mantener vivo al cuento.
Hasta que a finales de la Edad Media el embustero pastorcito se rebela ante el uso moralizante de su herencia. Se empieza a suscitar una reinvenci¨®n del relato en un estilo m¨¢s literario que descubre la gracia en el placer del puro contar. El siglo XIV da fe de este cambio promovido por autores como Don Juan Manuel en El conde Lucanor, y el Arcipreste de Hita en el Libro de buen amor. A mediados del siglo lo confirma Boccaccio en El Decamer¨®n, mientras en Oriente Scherezade hace lo propio, y entre todos dan origen al primer renacimiento del cuento.
Poco a poco el esp¨ªritu estil¨ªstico se apropia del arte de contar. Los autores quieren distanciarse de lo colectivo y recurren a su propia imaginaci¨®n, y si adoptan algo popular lo embellecen a imagen y semejanza de su verbo. Llegado el siglo XVII los herederos del peque?o embustero se adentran en estructuras m¨¢s modernas. Buscan la redondez del relato, el placer del n¨¦ctar literario. Buscan provocar en el lector la sensaci¨®n de una almendra en la boca que a medida que se degusta libera su petici¨®n de ser mordida, y una vez mordida esparce todo su sabor mientras la garganta exige ser part¨ªcipe de su sabor, hasta que no queda nada.
Y son los relatos orientales, de manera intermitente, los que m¨¢s influencia ejercen sobre la cuent¨ªstica occidental. Hay que esperar a los siglos XVIII y XIX para que aparezcan las primeras sombras sobre este g¨¦nero literario. Los lectores est¨¢n deslumbrados ante la manera en que como la novela es capaz de sacarlos del mundo horas y horas enteras, d¨ªas completos. Un momento que sirve para que los narradores afinen el o¨ªdo ante los nuevos sortilegios que les revela el pastorcito hechicero.
A finales del XIX y comienzos del XX, los cuentos consolidan un aliado en peri¨®dicos y revistas que los publican. Es su segundo renacimiento. Los escritores han escuchado bien, son adelantados disc¨ªpulos. Han convertido el relato en el para¨ªso del destello de aquel primer grito que advert¨ªa del lobo para crear y recrear fantas¨ªa, aventura, misterio, realidad, miedo, intriga o sentimientos en un solo aliento.
Es el nacimiento de otra estirpe de hechiceros. M¨¢s literarios. De despertadores de misterios tipo Poe y Conan Doyle. De aventureros como Kipling y Stevenson. De modernistas como Dickens, Wilde, Maupassant y James. De realistas como Kafka. De impresionistas del paisaje exterior o interior del ser humano a lo Mansfield, Ch¨¦jov y Pardo Baz¨¢n. De naturalistas estilo Clar¨ªn. O de exploradores de angustias y preocupaciones como Conrad y Tolst¨®i.
Y con ellos muchos otros grandes escritores hasta hoy que buscan acercarse al relato para propiciar un encuentro con la esencia de la literatura. Como lo hizo Fi¨®dor Dostoievski, a quien seguro que la voz del travieso pastorcito le sopl¨® el esp¨ªritu del crear, contar y escuchar en el comienzo de Noches blancas: "Era una noche prodigiosa, una noche de esas que quiz¨¢ s¨®lo vemos cuando somos j¨®venes, lector querido".
Treinta relatos para disfrutar
Treinta escritores esenciales de todos los tiempos. Y 30 de sus mejores relatos para deleite de los lectores, a partir del pr¨®ximo domingo, 15 de abril, con EL PA?S. Es la nueva colecci¨®n Relatos Breves de Grandes Autores, como homenaje al D¨ªa del Libro, para fomentar la lectura y dar a conocer a escritores cl¨¢sicos mencionados por muchos pero le¨ªdos por pocos.
Una oportunidad para entrar en pocas p¨¢ginas, en una sola sesi¨®n y donde se quiera en los universos literarios de can¨®nicos como Kafka, Dickens, Tolst¨®i, Austen, Conrad, P¨¦rez Gald¨®s, James, Mansfield, Balzac y Conan Doyle. Relatos de lectura r¨¢pida y de gran calidad literaria. Como dice Ana Mar¨ªa Moix: "Si la novela es como una ¨®pera, el cuento es m¨²sica de c¨¢mara".
El primer libro de la colecci¨®n se entregar¨¢ gratis con EL PA?S, y a partir del d¨ªa siguiente, lunes 16, se ofrecer¨¢ un t¨ªtulo diario hasta el lunes 14 de mayo, por s¨®lo 0,90 euros con el diario.
Muchos de estos relatos muestran un registro literario poco conocido del autor. No en vano, los grandes novelistas siempre escribieron relatos breves para dar cuenta de su versatilidad y dominio de las letras. Al cuento siempre le han tenido admiraci¨®n debido a lo dif¨ªcil que resulta condensar en pocas p¨¢ginas un mundo y captar el inter¨¦s del lector.
La colecci¨®n empieza el domingo 15 con Alejandro Dumas y Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos. Sigue el lunes con Miguel de Cervantes Saavedra y La gitanilla, el martes con Oscar Wilde y El crimen de Lord Arthur Savile y otros relatos. Y as¨ª 30 grandes escritores como Leopoldo Alas Clar¨ªn, Guy de Maupassant, Gustavo Adolfo B¨¦cquer, Edgar Allan Poe, Fi¨®dor Dostoievski, Gustave Flaubert, Anton Ch¨¦jov, Giovanni Boccaccio, Jack London, Luigi Pirandello, Ivan Turgueniev, Emilia Pardo Baz¨¢n, Herman Melville, G. K. Chesterton, Rub¨¦n Dar¨ªo, R. L. Stevenson y R. Kipling.
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