Panfleto a favor del pan

La Comunidad de Madrid, la C¨¢mara de Comercio y Asempan (Asociaci¨®n de Empresarios del Pan) andan enfrascados en una campa?a para resucitar el consumo de un alimento b¨¢sico para la existencia. La vida consiste en ganarse el pan de cada d¨ªa; lo dem¨¢s son bagatelas que pueden y deben esperar. Si no hay pan, de poco sirven ideas, religiones y otros conceptos prescindibles en momentos de apuro. Es un dato hist¨®rico inapelable. Pero el pan que se expende en Madrid, en general, deja bastante que desear. La industrializaci¨®n del sector ha conseguido productos mucho m¨¢s r¨¢pidos y baratos para la empresa, pero m¨¢s perecederos y menos sabrosos. Parece como que se nos invita a prescindir de ese alimento tradicional. Adem¨¢s, corre la voz de que engorda, lo cual es una mentira propalada por ignorantes y descerebrados.

En los folletos editados por las instituciones arriba mencionadas se dice algo evidente: "El pan tiene una cualidad b¨¢sica, y es algo tan simple como que no cansa, aunque lo comemos varias veces al d¨ªa todos los d¨ªas del a?o... Si no est¨¢, lo echamos de menos". Absolutamente cierto. Pero da la impresi¨®n de que lo que se expende es descafeinado, ins¨ªpido, evanescente, congelado. Existen muchas m¨¢s variedades que hace a?os, cuando mandaba la pistola (?por qu¨¦ le pusieron ese nombre siniestro?). Pero los pante¨ªstas ("nada sin pan") est¨¢n cada vez m¨¢s desalentados, a?orando la hogaza de Le¨®n, conscientes de que un hijo ya no te trae un pan bajo el brazo, sino una chapata de congelador. La industria panificadora tiene que ponerse las pilas.

Madrid siempre tuvo pan excelente. P¨ªo Baroja regent¨® una tahona en la plaza de Herradores. Mucho m¨¢s cercano, el acad¨¦mico Luis Mateo D¨ªez ha madurado muchos de sus escritos desde su observatorio de la Casa de la Panader¨ªa, en la plaza Mayor, con La Cepeda leonesa en su alma. "Compa?ero", etimol¨®gicamente, es aquel con quien se comparte el pan. Un buen compa?ero es un pedazo de pan, siempre que el pan no sea refrigerado.