De rodillas
Venimos de la Semana Santa, vivida una vez m¨¢s con la devoci¨®n y el esp¨ªritu penitencial que muestran imperturbables las procesiones populares. Fin de la liturgia eclesi¨¢stica y apoteosis de la Fiesta Nacional, el Domingo de Resurrecci¨®n, con el triunfo de El Cid en la Maestranza y la consagraci¨®n de Talavante en la Monumental de Las Ventas. Mientras, se ha colgado el cartel de no hay billetes para la reaparici¨®n de Jos¨¦ Tom¨¢s el 17 de junio en Barcelona. El regreso nos devuelve al Aberri Eguna. En sus alrededores algunos antiguos fervorosos del nacionalismo radical caen en la cuenta del car¨¢cter t¨®xico de ese "ismo" y vuelcan toda la culpabilidad sobre el PNV. Lo hacen ahora cuando bajo la batuta de Josu Jon Imaz ese partido parece encaminado por la senda del sentido com¨²n, fuera de los equilibrismos tan habituales en esa festividad, donde a?o tras a?o se fabricaba un centro por el procedimiento de situar en posiciones de an¨¢logo extremismo a los terroristas etarras y al Gobierno. En l¨ªnea con la costumbre de nuestros hermanos en el episcopado titulares de aquellas queridas di¨®cesis.
Se esperaba para estas fechas un comunicado de ETA y en contraste con el laconismo militar propio de su estilo, la banda se ha lanzado a una entrevista sui generis, al modo pedrojotista, de cinco p¨¢ginas de extensi¨®n, aparecida en la edici¨®n del domingo del diario Gara, peri¨®dico en el que tienen puestas todas sus complacencias. Siguen con la partitura invariable del Bolero de Ravel. Las expectativas se evaporan as¨ª en medio de una literatura profusa y difusa, incapaz de cubrir sus verg¨¹enzas asesinas. Se confirma que mientras los dem¨®cratas hemos hecho los deberes de modo que las Fuerzas Armadas han quedado a las ¨®rdenes del poder constitucional, al otro lado de la colina por emplear la expresi¨®n de Liddell Hart, siguen al mando los poderes f¨¢cticos, como si los tenedores de las pistolas y los explosivos pudieran por su potencial amenazante encaramarse a los ¨¢mbitos de decisi¨®n pol¨ªtica. El papel¨®n de los Otegi and company queda de nuevo en evidencia. Se comprueba lo que han gritado los manifestantes en tantas ocasiones: "Sin pistolas, no sois nada". Ha bastado que los de ETA cerraran el paraguas para que los batasunos -entre los que se quiso ver hombres de paz- quedaran a la intemperie, a la vista del p¨²blico.
En las plazas del Pa¨ªs Vasco todos los l¨ªderes de las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n parlamentaria en Vitoria han evitado ofrecer excusas para la violencia y han reclamado un¨¢nimes que ETA se disuelva y entregue las armas. Nadie ha sacado la cara por los detenidos del comando Donosti preparados para volver a las andadas de nuevos atentados. Hubiera sido mejor que se escucharan felicitaciones al acierto de la Guardia Civil pero de todos modos reconozcamos el avance. Los terroristas quieren que su brazo pol¨ªtico sea aceptado para competir en las elecciones municipales y forales del 27 de mayo porque las instituciones significan poder y acceso a los presupuestos. Se dir¨ªa que el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero apostaba por impulsar una fisura en el MLNV de modo que los hermanos separados de la violencia pudieran regresar a medirse en las urnas. Pero al sue?o del aterrizaje en la democracia de la izquierda abertzale sucedi¨® la voladura de uno de los aparcamientos de la T-4.
Por lo que se refiere al PP s¨®lo cabe registrar que contin¨²a ocupando todas las salidas conforme declar¨® su l¨ªder Mariano Rajoy en el pleno extraordinario del Congreso de los Diputados del pasado 15 de enero, tras el atentado de Barajas, cuando le dijo a Zapatero que "si no cumple lo que quieren le ponen bombas, y si no le ponen bombas es porque ha cedido". De manera que s¨®lo las bombas har¨ªan recuperar la imagen y la credibilidad del presidente. Ni detenciones como las del comando Donosti o de los otros 290 etarras efectuadas desde su llegada a La Moncloa pueden valerle. Ahora exigen que sea ZP quien reconozca el error de haber iniciado el "proceso" sin que sirva la posici¨®n del Gobierno sobre la plena vigencia de la Ley de Partidos de aplicaci¨®n estricta a cualquier camuflaje de los batasunos. Tal vez debiera confesarlo pero sabiendo que tambi¨¦n lo considerar¨¢n insuficiente, aunque acudiera los viernes de rodillas a pedir perd¨®n ante el Cristo de Medinaceli.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.