Crisis en las carreteras
Seg¨²n el criterio establecido por la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico para juzgar la pol¨ªtica de prevenci¨®n de la plaga de los accidentes de tr¨¢fico, estas vacaciones de Semana Santa significan un rotundo fracaso para la Administraci¨®n y para la sociedad espa?ola. El director general, Pere Navarro, advirti¨® de que si se superaban los 100 muertos en accidentes de tr¨¢fico, como as¨ª ha sucedido, indicar¨ªa que "algo pasa" en las carreteras. No es necesario entrar en descalificaciones o an¨¢lisis sin matizaciones, como los que difunden los que dan por inservible el carn¨¦ por puntos o como los que se quejan de que los conductores espa?oles no tienen remedio. Del continuo aumento de los desplazamientos podr¨ªa concluirse, por el contrario, que la siniestralidad puede que est¨¦ bajando en t¨¦rminos relativos y que, por tanto, la situaci¨®n general del tr¨¢fico no est¨¢ empeorando.
Es cierto que el n¨²mero de accidentes y de muertos en las carreteras indica que algo pasa. Y lo que pasa es que, una vez agotado el primer impacto del carn¨¦ por puntos, que ilusion¨® con un descenso progresivo de las muertes en carretera, la Administraci¨®n ha demostrado que carece de capacidad de disuasi¨®n para hacer cumplir las limitaciones de velocidad y las normas de tr¨¢fico.
Para imponer el cumplimiento de la ley, los conductores tienen que percibir que cada una de sus infracciones ser¨¢ inmediatamente detectada y r¨¢pidamente sancionada. Por el contrario, el mensaje que perciben es que la vigilancia en las autov¨ªas es insuficiente, o en las carreteras nacionales
y secundarias simplemente nula, y que las violaciones de las normas, si llegan a detectarse, se gestionan con la lentitud propia de burocracias encasquilladas o simplemente descoordinadas. La instauraci¨®n de los puntos requer¨ªa cambios legales para agilizar los tr¨¢mites de sanci¨®n y hacer sentir a los infractores el coste de incumplir la ley.
Pero las multas se reciben tarde y mal, los puntos se descuentan con inconcebible retraso y los problemas m¨¢s evidentes del carn¨¦, como el tratamiento legal de los que circulan sin ¨¦l, no se han resuelto. Para resolver el angustioso problema de los accidentes de tr¨¢fico hay que disponer de los medios adecuados -agentes de carretera, radares de sanci¨®n inmediata, tramitaci¨®n r¨¢pida de las sanciones- para hacer cumplir la ley. Las administraciones p¨²blicas no invierten en ellos. Adem¨¢s, deben ser conscientes de que una parte importante del problema no es responsabilidad de los conductores, sino de las autoridades correspondientes, auton¨®micas en muchos casos, que no gastan en mejorar las carreteras nacionales -la mayor¨ªa de los accidentes y las muertes se producen en carreteras de doble direcci¨®n, no en las autov¨ªas o autopistas- o en se?alizar mejor las v¨ªas. Acabar con estas muertes exige una pol¨ªtica de Estado de inversiones en carreteras que brilla por su ausencia.
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