La contaminaci¨®n urbana da?a el coraz¨®n
Un estudio realizado en 14 ciudades espa?olas observa un aumento de los ingresos cardiovasculares
Cada vez hay m¨¢s evidencias de los efectos de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en la salud. A lo largo de los ¨²ltimos a?os se ha demostrado que la poluci¨®n puede adelantar algunos meses, e incluso a?os, la muerte en algunos enfermos. Pero existen otros efectos m¨¢s sutiles como los ingresos hospitalarios por afecciones cardiovasculares. Un estudio epidemiol¨®gico elaborado con informaci¨®n recogida en 14 ciudades espa?olas y publicado en septiembre demuestra la asociaci¨®n entre la presencia de determinados niveles de sustancias t¨®xicas en el ambiente (fundamentalmente las derivadas de la combusti¨®n de los veh¨ªculos como el CO, el NO2, las part¨ªculas en suspensi¨®n o el ozono) con problemas coronarios o vasculares a corto plazo, hasta el punto de incrementar un 1% los ingresos en los d¨ªas con un incremento moderado de contaminaci¨®n.
El principal problema est¨¢ en la combusti¨®n incompleta del carb¨®n y derivados del petr¨®leo
"Es el primer estudio que constata en varias ciudades espa?olas los ingresos por motivos cardiovasculares vinculados a la contaminaci¨®n", explica su coordinador, Ferran Ballester, investigador de la unidad de epidemiolog¨ªa y estad¨ªstica de la Escola Valenciana d'Estudis per a la Salut de la Generalitat Valenciana. "Al detectar estos efectos tenemos identificados los factores de riesgo y podemos elaborar gu¨ªas de prevenci¨®n de las enfermedades a las que se asocian los contaminantes", apunta.
Primero fue la relaci¨®n entre la contaminaci¨®n y la mortalidad en las principales ciudades espa?olas. El proyecto Emecas (Estudio Multic¨¦ntrico Espa?ol de los Efectos a Corto Plazo de la Contaminaci¨®n Atmosf¨¦rica en la Salud), que eval¨²a la relaci¨®n entre poluci¨®n y salud, llev¨® al laboratorio el aire de 13 ciudades espa?olas y gracias a los datos epidemiol¨®gicos obtenidos demostr¨® en 2004 que dos d¨ªas de altos niveles de contaminaci¨®n bastaban para elevar la mortalidad en estas poblaciones hasta un 1,5%. Los registros se obtuvieron en Barcelona, Bilbao, Cartagena, Castell¨®n, Gij¨®n, Huelva, Madrid, Oviedo, Sevilla, Valencia, Vitoria, Vigo y Zaragoza, un amplio abanico de municipios, cada uno con sus particulares condiciones sociodemogr¨¢ficas, clim¨¢ticas y ambientales.
Ahora, las universidades, escuelas de salud p¨²blica y departamentos de salud y medio ambiente responsables del Emecas, que coordina Ferran Ballester, han dado un paso m¨¢s. En un nuevo trabajo destinado a medir los efectos de los contaminantes en la salud, han analizado la relaci¨®n entre la poluci¨®n y los ingresos hospitalarios cardiovasculares, uno de los aspectos que han sido objeto de menos publicaciones frente a cuestiones como la mortalidad o las afecciones respiratorias. Para esta ocasi¨®n se han incluido tambi¨¦n datos de Granada y Pamplona y no ha participado Vitoria.
El principal problema est¨¢ en los combustibles f¨®siles, concretamente de la combusti¨®n incompleta del carb¨®n y los derivados del petr¨®leo. Las peque?as part¨ªculas (PM10, de menos de 10 micras), como las que salen de los tubos de escape de los veh¨ªculos o los restos de neum¨¢ticos, flotan en las ciudades removidas por las corrientes de aire y entran con facilidad en el aparato respiratorio y los pulmones.
Cuanto m¨¢s peque?os son estos fragmentos microsc¨®picos (los menores son inferiores incluso a las 2,5 micras) m¨¢s peligrosos son para la salud ya que pueden atravesar los alv¨¦olos y pasar al torrente circulatorio. El resultado es un aumento de la coagulabilidad sangu¨ªnea y el n¨²mero de plaquetas, lo que puede provocar hipertensi¨®n o alteraciones del ritmo cardiaco. "Experimentos con personas con marcapasos en ambientes contaminados demuestran alteraciones del ritmo cardiaco", explica Ballester. Estos efectos no son s¨®lo atribuibles a las part¨ªculas, ya que act¨²an de forma combinada con otros contaminantes salidos de la combusti¨®n como el di¨®xido de azufre, el di¨®xido de nitr¨®geno y el mon¨®xido de carbono.
El resultado publicado en septiembre En el Journal of Epidemiology and Community Health demuestra que aumentos de niveles de part¨ªculas PM10 (menores de 10 micras) de 10 microgramos por metro c¨²bico provocan un incremento del 1% de ingresos de todas las causas cardiovasculares.
Los niveles medios en estas ciudades est¨¢n alrededor de los 40 microgramos de PM10 mientras las recomendaciones de la OMS son de 20 microgramos de media anual y la normativa habla de m¨¢ximos de 50 microgramos diarios.
Otro de los aspectos analizados es la llamada contaminaci¨®n fotoqu¨ªmica, la que resulta de las reacciones entre los hidrocarburos y los ¨®xidos de nitr¨®geno con la luz solar intensa y el incremento de temperatura. Los especialistas consideran al ozono (O3) como el componente m¨¢s t¨®xico de esta mezcla.
Mientras en la estratosfera es un elemento fundamental para proteger de los rayos ultravioletas, un exceso de ozono a ras de suelo provoca un descenso de la funci¨®n pulmonar, agravamiento de asma e irritaci¨®n, especialmente en las personas con problemas respiratorios.
El estudio muestra c¨®mo aumentos de 10 microgramos de O3 llevan aparejados un incremento del 0,7% de ingresos hospitalarios. En este caso, los niveles de ozono no son demasiado altos en las ciudades europeas, ya que se sit¨²an entre los 70 y los 90 microgramos por metro c¨²bico cuando la normativa recomienda no sobrepasar los 110 de media de ocho horas al d¨ªa (las que tienen luz del sol); sin embargo los niveles pueden ser m¨¢s altos en las zonas residenciales o en el ¨¢mbito rural.
Part¨ªculas que afectan al pulm¨®n y las arterias
El proyecto Emecas refleja los efectos a corto plazo de la contaminaci¨®n ambiental. Existen otros procedimientos para analizar la exposici¨®n a la poluci¨®n a largo plazo, fundamentalmente a trav¨¦s del seguimiento durante a?os de la poblaci¨®n sometida a estudio. El m¨¢s importante es el que coordina Arden Pope, un epidemi¨®logo estadounidense de la Universidad de Brigham Young, responsable del II Estudio de Prevenci¨®n del C¨¢ncer que desde 1982 sigue el estado de salud de m¨¢s de un mill¨®n de adultos en EE UU. En 2002, el equipo de Pope hizo p¨²blico el resultado del seguimiento hasta 1998 de 500.000 personas de 151 ¨¢reas metropolitanas estadounidenses sobre factores de riesgo para la salud vinculados a la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica.
Demostr¨® que las part¨ªculas finas -de menos de 2,5 micras producidas por la combusti¨®n en centrales de energ¨ªa, refiner¨ªas, camiones di¨¦sel y autobuses- y los ¨®xidos de azufre estaban asociadas con una mayor mortalidad en enfermedades del aparato circulatorio y por c¨¢ncer de pulm¨®n. Cada aumento de 10 microgramos de estas part¨ªculas por metro c¨²bico en los niveles atmosf¨¦ricos provoca un aumento del 4% del riesgo de morir por cualquier causa y del 6% de fallecimiento por enfermedades del aparato circulatorio. El incremento de riesgo de morir por c¨¢ncer de pulm¨®n asociado a estos min¨²sculos fragmentos es del 8%. El estudio, editado en la publicaci¨®n de la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana, conclu¨ªa en que las personas que viven en las ¨¢reas metropolitanas m¨¢s contaminadas de Estados Unidos tienen un 12% m¨¢s de riesgo de morir de c¨¢ncer de pulm¨®n que quienes residen en zonas con ambientes m¨¢s limpios, lo que aport¨® las m¨¢s s¨®lidas evidencias de la relaci¨®n entre contaminaci¨®n ambiental y c¨¢ncer de pulm¨®n.
Los datos del medio mill¨®n de personas inscritos en 1982 en un proyecto de prevenci¨®n de la Sociedad Norteamericana de C¨¢ncer fueron la base de otro estudio publicado en 2003 por Pope. El objeto de an¨¢lisis fue entonces el riesgo de infarto y se determin¨® que la contaminaci¨®n en las ciudades estadounidenses causaba el doble de muertes por infarto que por c¨¢ncer de pulm¨®n y otros problemas respiratorios.
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