El nuevo Museo Darder evita cualquier referencia a la pol¨¦mica del 'Negro de Banyoles'
El hombre disecado aparece ¨²nicamente en un breve v¨ªdeo sin sonido
El ternero de dos cabezas, el le¨®n de melena despeluchada y la ratita que escribe una carta a su benefactor, el se?or Darder, a¨²n est¨¢n presentes en las vitrinas de animales disecados que se exhiben en la planta subterr¨¢nea del renovado Museu Darder. Espai d'Interpretaci¨® de l'Estany que se inaugur¨® ayer en Banyoles. Atr¨¢s quedan m¨¢s de cuatro a?os de cierre por unas obras que han sido como un lifting profundo, no s¨®lo de piel, sino tambi¨¦n de alma. Del famoso y pol¨¦mico guerrero bosquimano, el Negro de Banyoles, s¨®lo resta una referencia abstracta en forma de v¨ªdeo.
Son unas im¨¢genes en blanco y negro, sin sonido, proyectadas en una peque?a pantalla de plasma que muestran al africano disecado en su urna de cristal, tal como se pod¨ªa contemplar en Banyoles hasta su retirada en marzo de 1997. La proyecci¨®n incluye unas radiograf¨ªas del cr¨¢neo y del cuerpo del guerrero, que fue repatriado y enterrado en su Botswana natal en el a?o 2000. Todo muy neutro, conceptual y sin apoyo de textos que puedan recordar la controversia. "Est¨¢ pensado para que cada uno se haga su propia interpretaci¨®n", seg¨²n precis¨® Joan Juli¨¤, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Banyoles.
Precisamente interpretar o revisar es lo que han hecho los responsables del museo con la antigua colecci¨®n de historia natural del veterinario Francesc Darder, punto de partida de la visita a la exposici¨®n permanente del nuevo espacio cultural. A trav¨¦s de la representaci¨®n de un "gabinete de curiosidades" se recrea un ambiente que intenta transmitir al visitante la sensaci¨®n de estar en un museo de ciencias naturales del siglo XIX. Adem¨¢s de la selecci¨®n de animales disecados y alguna que otra momia humana que formaban parte de la vieja colecci¨®n Darder, el nuevo museo reproduce de forma sugerente un posible taller o laboratorio de taxidermia.
Entre el subterr¨¢neo y la primera planta, consagrada a la ecolog¨ªa del lago de Banyoles, una gran espiral que ocupa el hueco de la escalera del edificio hace de hilo conductor entre pasado y presente, con una l¨®gica propia de evoluci¨®n, de tiempo y de miradas muse¨ªsticas diferentes. Aqu¨ª se ubica la recepci¨®n del museo, donde una pantalla conectada en tiempo real con la c¨¢mara que el programa El Temps de TV-3 tiene en Banyoles ofrece informaci¨®n meteorol¨®gica actualizada. "Es un gui?o a la comunicaci¨®n y al directo", explic¨® Llu¨ªs Figueras, director de los museos de la ciudad.
La segunda parte de la visita est¨¢ dedicada al lago y todo el recorrido gira en torno al agua: desde la recreaci¨®n de una tormenta en la Garrotxa al complejo sistema de canales de riego que surcan Banyoles.
El espacio de interpretaci¨®n del lago cuenta con la tecnolog¨ªa com¨²n a los museos actuales, donde juega un papel esencial la funci¨®n pedag¨®gica. Sin embargo, el proyecto definitivo se ha quedado un poco corto en relaci¨®n con los planes arquitect¨®nicos iniciales, mucho m¨¢s ambiciosos y que inclu¨ªan un acuario. Tampoco lleg¨® a materializarse la figuraci¨®n de la cuenca lacustre prevista en la ampliaci¨®n del edificio, que pretend¨ªa excavar en el subsuelo y reconstruir un fragmento de orilla del lago. En cualquier caso, Banyoles ha recuperado un equipamiento cultural, transformado y adaptado a los tiempos que corren y, sobre todo, con pocas ganas de recordar la pol¨¦mica que lo hizo famoso.
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