Exasperada excentricidad
Quiz¨¢ en un adecuado reflejo del mundo real, Internet se ha convertido en un territorio propicio para el incesante desarrollo y perfeccionamiento de la chorrada. La Red ha acabado generando sus propias mitolog¨ªas ef¨ªmeras logrando consolidar mitos perdurables como los llamados Premios Darwin, distinciones honor¨ªficas, ba?adas en refulgente humor negro, para todas aquellas muertes est¨²pidas que, al borrar del mapa a los individuos menos dotados para garantizar su propia supervivencia, contribuyen a mejorar el acervo gen¨¦tico de la especie humana. Los Premios Darwin nacieron como e-mails an¨®nimos y a menudo, no fueron m¨¢s que leyendas urbanas disfrazadas de hecho real. Con el tiempo, algunas p¨¢ginas web recogieron y ordenaron las ocurrencias an¨®nimas y acab¨® instaur¨¢ndose la costumbre de conceder anualmente dichos premios. Una de esas p¨¢ginas (www.darwinawards.com) asumi¨® el rol de punto de encuentro oficial y su responsable, la presunta estudiante de biolog¨ªa molecular Wendy Northcutt, empez¨® a publicar antolog¨ªas -cuatro hasta hoy- de muertes rid¨ªculas, reales, maquilladas o inventadas.
THE DARWIN AWARDS. MUERTES DE RISA
Direcci¨®n: Finn Taylor. Int¨¦rpretes: Joseph Fiennes, Winona Ryder, Juliette Lewis, David Arquette. G¨¦nero: comedia. Estados Unidos, 2006. Duraci¨®n: 90 minutos.
Los Premios Darwin son s¨®lo uno de los dispares elementos que utiliza el cineasta Finn Taylor, talludito cachorro de Sundance, para exasperar la vocaci¨®n exc¨¦ntrica de su tercer largo. The Darwin Awards. Muertes de risa ilustra algunas de las historias m¨¢s famosas asociadas con el fen¨®meno (el abogado que se defenestra al probar el espesor de su ventanal, el ejecutivo aplastado por una m¨¢quina de refrescos...), pero la muerte, al contrario de lo que ocurr¨ªa en la ¨®pera prima de Taylor, So?ando con peces (1997), no es m¨¢s que el envoltorio del conjunto.
Lo que Taylor quiere contar es una comedia rom¨¢ntica, sin que nos demos cuenta: sus personajes no descubrir¨¢n hasta la ¨²ltima bobina que besarse es ligeramente menos est¨²pido que auto-inmolarse. Para enmascarar que su pel¨ªcula es m¨¢s convencional de lo que parece, Taylor a?ade una trama policial que tiene su clave en autores de la generaci¨®n beat, pero un error en la traducci¨®n espa?ola -referido a la obra de Richard Brautigan La pesca de la trucha en Am¨¦rica- convierte esa parte del discurso en incomprensible galimat¨ªas.
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