Un varapalo a la sueca Ericsson
Los fondos de pensiones norteamericanos rechazan el reparto de bonificaciones
La junta de accionistas de Ericsson, que tuvo lugar el pasado mi¨¦rcoles en Estocolmo, pasar¨¢ a la historia porque por primera vez en la vida del consorcio, una propuesta de los directivos, que contaba con el respaldo mayoritario de accionistas y empleados, result¨® rechazada. La propuesta consist¨ªa en un plan de bonificaciones, que beneficiar¨ªa aunque con diferencias muy marcadas, a la c¨²pula, los jefes, y al resto de la plantilla.
El Gobierno anuncia una posible modificaci¨®n de la ley para impedir que una minor¨ªa extranjera pueda condicionar una junta de accionistas
La idea, calificada por la direcci¨®n como de "incentivo" apuntaba, seg¨²n los analistas, a estimular la participaci¨®n y el compromiso de los trabajadores con la multinacional sueca de las telecomunicaciones, a trav¨¦s de la posibilidad de compra de acciones a los precios en curso, a deducir de sus sueldos, que se compensar¨ªan tres a?os despu¨¦s con una cantidad de acciones gratis, en una escala variable desde el doble a 9 veces m¨¢s, seg¨²n se tratara de un empleado "de a pie" o de un directivo.
La piedra en el zapato de una asamblea de un millar de accionistas -entre los que se encontraban desde miembros de la familia Wallenberg, el presidente del consorcio Michael Treschow y la cabeza m¨¢s visible, el director ejecutivo Carl-Henric Svanberg hasta pensionistas poseedores de un paquetito de acciones- fue un abogado sueco, Alf-Peter Svensson, apoderado de unos 500 fondos de seguros de pensiones norteamericanos, propietarios del 11,5% del total de las acciones, que vot¨® en contra.
La posici¨®n decisiva de ese 11,5% se explica por la existencia de una ley, impulsada por los peque?os accionistas y aprobada hace 20 a?os para defenderse de la voracidad de los directivos, seg¨²n la cual toda propuesta referida a bonificaciones del personal deb¨ªa tener un respaldo m¨ªnimo del 90% de los votos de los accionistas presentes.
Un silencio cargado de tensi¨®n recorri¨® el recinto del local donde se realizaba la asamblea, seguido de murmullos de indignaci¨®n contra el disidente, porque ¨¦ste no hab¨ªa fundamentado su voto. Una posici¨®n que Alf-Peter Svensson aclarar¨ªa m¨¢s tarde ante el asedio period¨ªstico: "Ericsson es una gran empresa con muchos propietarios internacionales, que tienen diferentes puntos de vista. Mi tarea es votar de acuerdo a las instrucciones recibidas, pero no a explicar los motivos".
Consecuencias pol¨ªticas
La votaci¨®n de la junta de Ericsson, trascendi¨® ampliamente el ¨¢mbito del consorcio y del sistema financiero sueco y tendr¨¢ consecuencias pol¨ªticas. En este plano, el nuevo gobierno, en el que hay ministros, como el de Asuntos Exteriores, Carl Bildt, con grandes intereses empresariales locales e internacionales, y una actitud de mayor sinton¨ªa con esos intereses, anunci¨® 24 horas despu¨¦s del accidente un estudio de la ley con vistas a una modificaci¨®n para impedir que una minor¨ªa, extranjera como en este caso, pueda determinar situaciones similares. Intenci¨®n que cuestionan m¨¢s por motivos ¨¦ticos que estrictamente econ¨®micos, algunos analistas al se?alar que "la ley que defiende a los peque?os ahorradores ha cumplido sus cometidos y, una vez que se aplica, se quiere cambiar".
No han faltado tampoco las cr¨ªticas hacia Michael Treschow y Carl-Henric Svanberg, presidente y director general del grupo, respectivamente, por no "haber hecho bien los deberes", seg¨²n la expresi¨®n de Christer Elmehagen, director de uno de los fondos de pensiones, al no haber previsto la reacci¨®n de los accionistas extranjeros, en este caso de los norteamericanos, asesorados por la consultora Shareholder Services International (ISS) que atiende a 35.000 empresas en 115 pa¨ªses, especializada precisamente en el manejo de las juntas de accionistas. Sus recomendaciones no son un secreto y, seg¨²n Elmehagen, debieron ser conocidas por los directivos de Ericsson antes de la asamblea.
El propio Svanberg admiti¨®, en medio de la sensaci¨®n de fracaso posterior a la junta,que la decisi¨®n los hab¨ªa "sorprendido en la cama". Y se refiri¨® tambi¨¦n a "diferencias culturales" como causa del voto negativo. Al parecer, el que no hubiera una exigencia de contraprestaci¨®n por parte de los eventuales beneficiarios del programa de bonificaciones de Ericsson, es ajeno a las pr¨¢cticas habituales en Estados Unidos.
El episodio ha generado tambi¨¦n una doble preocupaci¨®n. Por un lado, qu¨¦ va a pasar en las juntas de accionistas de m¨¢s de una veintena de grandes compa?¨ªas suecas -Swedish Match, Alfa Laval, Assa Bloy, entre otras- en las que m¨¢s del 50% de las acciones est¨¢n en manos extranjeras. Y tambi¨¦n la preocupaci¨®n de que sea el comienzo de una tendencia, ya insinuada, de agrupamientos de los peque?os accionistas para equilibrar futuras decisiones.
El tema de las asignaciones de los directores de las grandes empresas, que muchos consideran excesivas, est¨¢ frecuentemente en el debate medi¨¢tico y pol¨ªtico del pa¨ªs. Por el momento, se baraja la posibilidad de una junta extraordinaria de accionistas en los pr¨®ximos meses para presentar una propuesta con modificaciones, que pudiera obtener la aprobaci¨®n.
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