Algo m¨¢s que el juego del escondite
La Guardia Civil se incaut¨® de m¨¢s de 200.000 kilos de droga el a?o pasado en Andaluc¨ªa
Un cargamento de nueces en las que el fruto se ha sustituido por peque?as bolas de coca¨ªna antes de volver a cerrar y a pegar la c¨¢scara; latas de una conocida marca de leche condensada a las que se ha vaciado el interior para llenarlo de droga; un bocadillo de chocolate envuelto en papel de plata como el que cualquier ni?o se llevar¨ªa al recreo, pero en el que una pastilla de cannabis hace las veces de tableta de cacao; y miles de formas de camuflar estupefacientes en los rincones m¨¢s insospechados de un coche. Los traficantes cada vez buscan m¨¦todos m¨¢s sofisticados para esconder la mercanc¨ªa. Sus pesadillas: el olfato de los perros de la Guardia Civil y los agentes antidroga.
La Guardia Civil realiz¨® el a?o pasado en Andaluc¨ªa 1.326 intervenciones antidroga que se saldaron con 1.881 detenidos y casi 200.000 kilos de droga incautada. A la cabeza, el hach¨ªs (175.739 kilos), seguida de coca¨ªna (1.035 kilos), cannabis (4.359 kilos) y hero¨ªna (442 kilos). La comandancia de Algeciras (C¨¢diz) acapar¨® una cuarta parte de las detenciones (597), aunque en todas menos C¨®rdoba (91 detenidos) superaron de largo del centenar.
"Idean sistemas nuevos. Y ahora se nota que hay m¨¢s movimiento de mercanc¨ªas que hace a?os: m¨¢s barcos, m¨¢s vuelos, los pasajeros que llegan desde otro pa¨ªs europeo pasan menos controles", afirma Carlos, cabo primero en el Equipo de Delincuencia Organizado Antidroga (EDOA) de la Polic¨ªa Judicial de la cuarta zona de la Guardia Civil de Andaluc¨ªa.
Tramas organizadas
El EDOA se encarga de desmontar tramas organizadas de traficantes con investigaciones a largo plazo que pueden durar entre seis meses y dos a?os. "Hay que ir identific¨¢ndolos uno a uno, desde los intermediarios al jefe de la organizaci¨®n", explica Carlos. La ¨²ltima intervenci¨®n de su grupo: la inspecci¨®n en una empresa de transporte especializada en env¨ªos al extranjero que serv¨ªa de tapadera a una red que operaba desde Sevilla y Badajoz a varias ciudades espa?olas, inglesas y portuguesas. La operaci¨®n permiti¨® detener a 28 personas, incautarse de 15 toneladas de hach¨ªs, ocho millones de euros y 15 inmuebles.
En Andaluc¨ªa, los muelles y los aeropuertos son puntos de especial atenci¨®n. En Sevilla, por ejemplo, funciona mucho el menudeo en fiestas y noches de fin de semana, pero los grandes alijos llegan por aire y mar. "En el aeropuerto se encuentra droga m¨¢s a menudo, pero en el muelle la cantidad suele ser mayor", explica Jes¨²s, cabo primero jefe del servicio Cinol¨®gico, la unidad canina de la Guardia Civil.
Hay vuelos m¨¢s susceptibles de traer droga y en ellos se aumenta la vigilancia. "Aunque ahora se complica porque cambian mucho las rutas, hacen varias escalas para llegar a Espa?a desde una ciudad europea, que se supone que son vuelos menos sospechosos" explica el cabo del EDOA.
De todas formas, los agentes desarrollan un ojo cl¨ªnico para identificar a los llamados correos, intermediarios al servicio de traficantes que introducen en Espa?a la mercanc¨ªa a cambio de dinero. "Nada m¨¢s pedirte el pasaporte yo ya te estoy mirando el pulso de la mano", advierte Carlos. "Son f¨¢ciles de identificar. Se ponen nerviosos, responden con incoherencia en el control de aduanas, algunos ni aciertan con el nombre que figura en su pasaporte".
Suelen ser personas que arrastran una dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica. Normalmente, viajan solos y les viene vigilando una segunda persona que avisa a la organizaci¨®n si surgen problemas, aunque en un mismo avi¨®n pueden venir una decena de correos. "As¨ª es m¨¢s f¨¢cil que alguno cuele", dice el jefe del EDOA, quien en sus m¨¢s de 25 a?os persiguiendo narcos ha detenido desde a traficantes octogenarios a viajeros que quer¨ªan hacerse pasar por monjas. "Cuando le quitas el h¨¢bito te encuentras con un chorizo con antecedentes".
Pero si al ojo de los especialistas antidroga es dif¨ªcil enga?arle, al olfato de los perros es casi imposible. "Si el perro marca algo, casi al 100% es seguro que hay droga", dice Jes¨²s, que desde hace dos a?os forma equipo con Derek, un pastor alem¨¢n con varios ¨¦xitos a sus espaldas. "La compenetraci¨®n entre el perro y el guardia llega a ser total. Reconoces sus gestos, un movimiento extra?o de orejas te puede indicar que ha olido algo". Para el perro es un juego. No busca droga, sino su rodillo, un trapo enrollado de olor neutro. Para adiestrarle, le cuelgan bolsitas de coca, hach¨ªs, hero¨ªna, y el can va asociando esos olores a su juguete favorito. En Andaluc¨ªa hay 67 perros especializados en encontrar droga oculta. "El trabajo de los malos es pensar escondites y el nuestro es encontrarlos", apostilla Jes¨²s.
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