Castilla y Le¨®n crea un caos ecol¨®gico al rociar el monte de veneno antirroedores
Una juez investiga al Gobierno aut¨®nomo por esparcir plaguicida en 20.000 hect¨¢reas de Palencia - La Junta mata cientos de aves en su lucha contra 300 millones de topillos
La plaga de topillos que asola Tierra de Campos, en Palencia, requer¨ªa medidas dr¨¢sticas. Los roedores sobrevivieron gracias al c¨¢lido invierno y en primavera 300 millones de ejemplares han arruinado cosechas enteras. En marzo, la Junta de Castilla y Le¨®n declar¨® oficialmente la guerra a estos roedores: extendi¨® veneno a discreci¨®n en 20.000 hect¨¢reas de monte. El resultado es que los topillos siguen all¨ª, aunque diezmados, mientras que han ca¨ªdo palomas, liebres y aves protegidas, seg¨²n los ecologistas. En la zona envenenada hay tambi¨¦n jabal¨ªes y aves protegidas como cern¨ªcalos y aguiluchos. Una juez investiga si se ha cometido un delito contra el medio ambiente.
WWF/Adena ha denunciado a la Junta por un delito contra la salud p¨²blica, ya que aseguran que el veneno ha afectado a animales de caza menor y palomas.
El fiscal pidi¨® el jueves pasado que declare como testigo el director de Agricultura de Palencia, Jos¨¦ F¨¦lix de la Cruz, seg¨²n fuentes del caso. El 27 de marzo pasado, el Bolet¨ªn Oficial de la Comunidad declar¨® la existencia de una plaga. Dos semanas antes ya hab¨ªa empezado una lucha basada en un veneno mezclado con el grano de cereal y repartido por los campos que deb¨ªa acabar con los topillos. El producto elegido fue la clorofacinona, un anticoagulante que causa la muerte al producir da?os cardio-pulmonares y s¨ªntomas neurol¨®gicos. La ficha del producto incluye una advertencia: "No incorporar a suelos ni acu¨ªferos", pero eso no fren¨® a las autoridades.
El topillo campesino (Microtus arvalis), un peque?o roedor, ha acabado con cosechas enteras de cereal y con el grano de ma¨ªz y cebada. La Junta de Castilla y Le¨®n ha cifrado los da?os de los topillos en 15 millones de euros y los agricultores en m¨¢s del doble. Pero el remedio ha sido otra enfermedad. El problema, como se?ala el responsable de especies amenazadas de WWF/Adena, Luis Su¨¢rez, es que "el veneno es un m¨¦todo indiscriminado y su uso est¨¢ prohibido, ya que no s¨®lo afecta a los topillos, sino a muchas otras especies".
As¨ª, en esos d¨ªas de marzo, el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) comenz¨® a recibir denuncias de palomas muertas. El acta de levantamiento de cad¨¢veres de las palomas coincide en todos los casos: "Hay granos de cereal tintados de rojo en el buche del animal". No hay duda: es el grano con clorofacinona vertido por la Junta. Preocupados por la incidencia de la clorofacinona, el Seprona pidi¨® un informe al catedr¨¢tico de Toxicolog¨ªa de la Universidad de Le¨®n Rafael Bala?a Fouce, quien respondi¨® por fax: "Consideramos que estos animales son un riesgo para la salud p¨²blica y no deben en ning¨²n caso ser consumidos por la poblaci¨®n hasta que cese el uso masivo de este rodenticida", seg¨²n uno de los atestados del Seprona.
El 21 de marzo aparecieron 118 palomas muertas en un solo palomar de Autillo de Campos (Palencia). La zona tiene tradici¨®n de cr¨ªa de paloma, que a menudo acaban en el plato de sus cuidadores. Pero WWF/Adena denuncia que tambi¨¦n han ca¨ªdo liebres y calandrias y que existe el riesgo de que haya animales enfermos que puedan ser cazados y comidos. El problema es que la muerte de palomas son denunciadas porque tienen due?o, pero nadie puede saber lo que est¨¢ pasando en el campo.
La Guardia Civil comenz¨® entonces a denunciar los envenenamientos al juzgado. Los ecologistas de la Fundaci¨®n Global Nature, la Coordinadora para la Defensa de la Cordillera Cant¨¢brica y Ecologistas en Acci¨®n denunciaron a los responsables de la Junta de Castilla y Le¨®n por delito contra el medio ambiente. Inciden en que donde se ha esparcido el veneno hay cuatro zonas de especial protecci¨®n para las aves en las que anidan avutardas, aguiluchos, cern¨ªcalos, alondras. Tambi¨¦n hay liebres y jabal¨ªes. Los ecologistas alertan del riesgo de que el veneno pase al hombre y de especie a especie. Tras las protestas, la Junta suspendi¨® el tratamiento y el juzgado de Palencia investiga el caso.
El secretario general de la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA) de Palencia, Domiciano Pastor, define de forma gr¨¢fica la situaci¨®n: "El campo parece un colch¨®n. Hay tantos agujeros hechos por los topillos que cuando pisas, te hundes". En septiembre, la UPA ya alert¨® de la plaga: "Pedimos medidas a la Junta y nos dijeron que con cuatro d¨ªas de heladas, los topillos se morir¨ªan", se?ala Pastor.
El problema, como reconoce un portavoz de la Junta, es que el invierno fue anormalmente c¨¢lido y sin apenas heladas. "Puede que sea por el cambio clim¨¢tico, pero los topillos sobrevivieron y se multiplicaron". El resultado ha sido devastador: la Junta calcula que hay unos 300 millones de ejemplares en las 200.000 hect¨¢reas afectadas por los topillos, repartidas entre Palencia, Valladolid y Zamora, lo que equivale a 1.500 animales por hect¨¢reas. Los agricultores consideran excesiva la denuncia ecologista. "No hubo tantas muertes, pero si el m¨¦todo no es bueno no queremos que se use", afirma Pastor, "pero algo hay que hacer para acabar con los topillos. Ahora no tenemos ni veneno ni cosechas".
La ponzo?a acaba con 20.000 rapaces en 15 a?os
El veneno es el gran problema de la biodiversidad en Espa?a. Los cebos emponzo?ados para proteger los cotos de caza han acabado desde 1990 con unas 20.000 rapaces, seg¨²n el estudio El veneno en Espa?a de WWF/Adena.
La novedad en el caso de Castilla y Le¨®n es que, desde que en 1983 cerr¨® la Junta de Extinci¨®n de Alima?as, las autoridades hab¨ªan dejado de usar el veneno para acabar con las plagas. El problema del veneno es que es indiscriminado y afecta a las plagas, pero tambi¨¦n a especies protegidas y carro?eras.
Entre 1990 y 2004, Adena ha documentado centenares de especies protegidas envenenadas, como 79 ¨¢guilas imperiales, 354 buitres negros, 143 alimoches, 435 milanos reales y 20 quebrantahuesos.
En 2003, Gobierno y comunidades pactaron un plan contra el veneno con escaso ¨¦xito, a tenor del informe.
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