El voto por correo
El oscuro episodio de Melilla relacionado con los comicios del 27 de mayo pertenece claramente al mundo de la picaresca electoral. El gerente del PP en la ciudad aut¨®noma encarg¨® a una imprenta 1.000 ejemplares -con autocopiativo- del formulario oficial para el voto por correo; aunque cancel¨® formalmente el pedido dos horas antes de que la Guardia Civil registrara por orden judicial el establecimiento, el trabajo estaba terminado. Por chusco que sea el incidente, el registro hist¨®rico de los falseamientos de las urnas no incluye s¨®lo aquellas grotescas consultas del franquismo (el presidente-fundador de los populares, Fraga, fue el mu?idor como ministro de Informaci¨®n del refer¨¦ndum de la dictadura de 1966) donde los colegios pod¨ªan arrojar m¨¢s papeletas a favor de la opci¨®n patrocinada por el r¨¦gimen que ciudadanos censados. La pre-democr¨¢tica monarqu¨ªa constitucional de la Restauraci¨®n consagr¨® la pr¨¢ctica generalizada del pucherazo; los Gobiernos del turno fabricaban sus propias mayor¨ªas parlamentarias desde la Administraci¨®n estatal y con la colaboraci¨®n de las redes caciquiles, que hac¨ªan votar a los muertos, sobornaban a los vivos, alteraban el censo, falsificaban actas, simulaban escrutinios y romp¨ªan urnas.
El sistema nacido con la Transici¨®n -regulado por la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General (LOREG) de 1985- rompi¨® con esa trapacera tradici¨®n y suministr¨® al proceso del sufragio una garantista cobertura judicial. La picaresca pol¨ªtica, empero, siempre encuentra resquicios para burlar la vigilancia de la ley. El voto por correo es el campo preferido para esas pr¨¢cticas fraudulentas: los censos inflados por los alcaldes con personas afines a su partido que residen en otros municipios pero conservan su derecho de sufragio como vecinos, los segmentos de poblaci¨®n que habitualmente engrosan la abstenci¨®n t¨¦cnica (enfermos, ancianos, viajeros, imposibilitados, pasotas) y los residentes en el extranjero inscritos en el CERA son un apetitoso caladero. Si en las elecciones municipales y auton¨®micas de 1991 el PP de Madrid falsific¨® 3.000 firmas notariales para conseguir otros tantos sobres de votantes por correo enviados a las mesas electorales, ahora Melilla (los vecinos con derecho a voto eran 46.815 a 1 de marzo de 2007 y los residentes en el extranjero inscritos en el CERA 2.962) parece haber tomado el relevo.
Se dir¨ªa que los populares est¨¢n dispuestos a llevar hasta el ¨²ltimo extremo la privatizaci¨®n del sector p¨²blico: ah¨ª es nada la orden de imprimir 1.000 ejemplares de un formulario oficial del proceso electoral. El secretario general de los populares ha dado un paso m¨¢s en esa direcci¨®n al sostener que la solicitud del voto por correo puede descargarse de la web del Ministerio del Interior; cuando se recuerda que Acebes desempe?¨® esa cartera y fue abogado en ejercicio (?qui¨¦n se animar¨¢ a encargarle un pleito cuando vuelva a su bufete?), es dif¨ªcil saber si su disparate jur¨ªdico-pol¨ªtico se debe a la mala fe o a la ignorancia.
Sin embargo, la prolija regulaci¨®n del voto por correspondencia (ese es su nombre legal) que detalla la secci¨®n 10? del cap¨ªtulo 6 de la LOREG no deja espacio a la estramb¨®tica innovaci¨®n pseudo-empresarial de usurpar las funciones de la Administraci¨®n para pescar votos en los hospitales, los conventos religiosos, las residencias de ancianos, los inscritos en el CERA o los silenciosos censados que no han ejercido nunca el derecho de sufragio. La ley establece que la solicitud dirigida a la Delegaci¨®n Provincial de la Oficina del Censo Electoral para ejercer el derecho al voto por correspondencia ser¨¢ formulada en el documento facilitado por una oficina de Correos y presentado personalmente en ese servicio postal con el acompa?amiento del DNI y la comprobaci¨®n de la firma del peticionario; en caso de enfermedad o incapacidad del solicitante, su representante deber¨¢ mostrar el poder notarial o consular y el certificado m¨¦dico correspondientes. La l¨®gica invita a pensar que los 1.000 ejemplares encargados por los populares a una imprenta como r¨¦plica exacta del formulario oficial para el voto por correo no estaban destinados a quienes realizan personalmente el tr¨¢mite en la oficina postal sino a los residentes en Melilla o en el extranjero que se presten a delegar en el PP la obtenci¨®n del poder notarial y el certificado m¨¦dico, la comparecencia del representante en Correos... y la introducci¨®n de la papeleta en el sobre certificado enviado a la mesa electoral.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.