"No es posible entender toda esta violencia"
Son¨® el himno nacional. La bandera de Estados Unidos impon¨ªa su presencia. La gente se puso en pie y se llev¨® la mano al pecho. Caras tristes. Caras demacradas. Caras por las que ca¨ªan l¨¢grimas. Caras con la mand¨ªbula apretada. Dos chicas se abrazaban de tal manera que parec¨ªa que pudieran romperse. Una escondi¨® la cabeza dentro del pecho de la otra, con el llanto sincopado s¨®lo se ve¨ªa un cuerpo moverse a golpe de queja tras la tragedia vivida.
Adolescentes en pantal¨®n corto encogidos dentro del p¨¢nico que todav¨ªa les habita en el cuerpo. Frente a las ropas deportivas de los estudiantes, agarradas del armario de cualquier manera, en un d¨ªa de tristeza sin tiempo para preocuparse por la apariencia, el presidente de Estados Unidos, George Bush, subi¨® al estrado, solemne, vestido de riguroso traje negro y corbata negra. El presidente de la naci¨®n hab¨ªa volado desde Washington a Blacksburg con su mujer y el gobernador de Virginia, Tim Kaine.
Aqu¨ª ha querido unirse a los estudiantes y profesores en un homenaje sobrio y sentido. "?ste es un d¨ªa de pesar para la comunidad de la Universidad de Virginia y un d¨ªa de tristeza para la naci¨®n. No es posible entender nada de toda esta violencia y tristeza".
Un joven cubr¨ªa a su novia con sus brazos. Otro se tapaba la cara con las manos y se mesaba despu¨¦s los cabellos. "En estas horas de angustia espero que sep¨¢is que toda la gente de este pa¨ªs piensa en vosotros y le pide a Dios que reconforte a todos los afectados", declar¨® Bush.
"Gente que no os conoce de nada est¨¢ rezando por vosotros", dijo el presidente. Antes de abandonar la capital de la naci¨®n, Bush hab¨ªa declarado un d¨ªa de luto y orden¨® que las banderas ondearan a media asta en todo el pa¨ªs.
El campo universitario que ve disputar los partidos de baloncesto era ayer un mar de sillas pobladas de personas sufrientes. Una chica era conducida fuera de la sala aquejada de un ataque de nervios. El silencio s¨®lo se romp¨ªa por la m¨²sica f¨²nebre. Por los discursos. O por el llanto de la chica que se refugiaba en los brazos de su amiga y ya no pod¨ªa reprimir m¨¢s el dolor.
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