Los j¨®venes inclinan la balanza
Las protestas laborales, las revueltas de los suburbios y el miedo a la ultraderecha han vuelto a politizar a los votantes de entre 18 y 24 a?os
En su mayor¨ªa, los j¨®venes franceses llevaban a?os desenganchados de la pol¨ªtica. Algunos ni siquiera recuerdan otro presidente m¨¢s que Jacques Chirac, elegido por primera vez en 1995. Sin embargo, ante la primera vuelta de las presidenciales del domingo, las cosas han cambiado y mucho: el fantasma de la ultraderecha, la revuelta de los suburbios, las protestas contra un nuevo modelo de contrato juvenil y unos candidatos renovados han acercado a los j¨®venes al proceso electoral. Los principales contendientes han llenado la campa?a de mensajes dirigidos hacia ellos, conscientes de que su voto puede ser decisivo en unos resultados que se presentan muy ajustados.
"Lo ocurrido en 2002, cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, pas¨® a la segunda vuelta, est¨¢ en el horizonte y es uno de los motivos por los que ha aumentado el inter¨¦s de los j¨®venes. Los temas tratados durante la campa?a han movilizado mucho m¨¢s a los franceses y sobre todo a los m¨¢s j¨®venes", explica la soci¨®loga Gu¨¦na?lle Gault, autora de Para terminar con la pol¨ªtica de pap¨¢, un libro sobre los treinta?eros franceses, y directora de estudios en el departamento de estrategias de opini¨®n de TNS Sofres. "Nuestra ¨²ltima encuesta revela que, entre los 18 y los 24 a?os, el inter¨¦s por la campa?a alcanzaba el 84%, tres puntos m¨¢s que la media nacional", se?ala Gault, de 33 a?os.
Una experta dice que el voto de los j¨®venes es el m¨¢s dif¨ªcil de detectar por los encuestadores
"Ser¨ªa un desastre que Le Pen volviera a pasar a la segunda vuelta", asegura un estudiante
"Creo que hemos comprendido, porque desde luego ser¨ªa un desastre que volviese a pasar", asegura Medhi, un estudiante de ingenier¨ªa de 23 a?os en la puerta de la Universidad Par¨ªs VII, en referencia al 21 de abril de 2002, cuando Le Pen pas¨® a la segunda vuelta junto a Jacques Chirac. Detr¨¢s, en las vallas donde es obligatorio que se ponga la propaganda electoral en Francia, los carteles de Le Pen y Philippe de Villiers aparecen llenos de insultos de todo tipo.
Las encuestas revelan que la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal, que se ha lanzado a utilizar Internet como forma de comunicaci¨®n desde el principio de su campa?a, es la candidata preferida seguida por el conservador Nicolas Sarkozy. Sin embargo, como recuerda Gu¨¦na?lle Gault, el voto de los j¨®venes es el m¨¢s dif¨ªcil de decetectar por los sondeos. Los j¨®venes son en este momento la mayor¨ªa de los indecisos.
"Son una de las claves de esta elecci¨®n, ya que representan un electorado esencial", explica el soci¨®logo Loic Blondiaux, profesor de la Universidad de Lille y comentarista pol¨ªtico. "Los candidatos son rostros renovados con respecto a la clase pol¨ªtica francesa. Si logran movilizar a los j¨®venes, ser¨¢ uno de los principales factores del resultado", prosigue.
Los j¨®venes de entre 18 y 24 a?os representan un 10% de la poblaci¨®n francesa (unos seis millones) y una cifra nada desde?able sobre los 44,5 millones de electores. Desde la victoria de Fran?ois Mitterrand en 1981, poco a poco se hab¨ªan desenganchado de la pol¨ªtica. En las traum¨¢ticas presidenciales de 2002, la abstenci¨®n en la primera vuelta en esta franja de edad roz¨® casi el 40%. En cambio, en el ¨²ltimo a?o se han registrado para votar 1,8 millones de personas (4,2% del electorado), un movimiento sin precedentes. Muchos de ellos son menores de 30 a?os.
El regreso de los j¨®venes a la pol¨ªtica se produjo al hilo de las movilizaciones que, tras el paso del ultra Le Pen a la segunda vuelta en 2002, lanzaron a cientos de miles de personas a las calles. Otro factor esencial tuvo lugar el a?o pasado, cuando se produjo una movilizaci¨®n masiva contra el Contrato de Primer Empleo (CPE), destinado a las menores de 25 a?os, que al final oblig¨® al presidente Chirac y al Gobierno de Dominique de Villepin a retirar la ley. La revuelta de los suburbios en 2005, ya abri¨® los ojos de muchos.
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