El inspector cazado

Cuando a Miguel Osuna (47 a?os) le preguntaron en 2001 si quer¨ªa ser delegado de la Zona Franca (ZF) asinti¨® de inmediato. No le preocupaba que fuera un organismo convulso por los numerosos esc¨¢ndalos que dej¨® su antecesor Manuel Rodr¨ªguez de Castro, tambi¨¦n del Partido Popular. Estaba convencido de que ganar¨ªa en calidad de vida. Recuperar¨ªa fines de semana y un horario de oficina, y sus ingresos se multiplicar¨ªan. Con todo, lo que m¨¢s valor¨® es que dejar¨ªa de sonarle el "dichoso" tel¨¦fono a cualquier hora como subdelegado del Gobierno de C¨¢diz, una provincia con muchos frentes por su situaci¨®n fronteriza, sus conflictos laborales y los delitos relacionados con la inmigraci¨®n y el narcotr¨¢fico. Seis a?os despu¨¦s -tres tras dejar el cargo-, se queja, en ocasiones, de que su tel¨¦fono apenas suene.

A Osuna no le import¨® que miraran con lupa cada movimiento despu¨¦s de los desmanes del pasado. Lleg¨® con la bendici¨®n de la presidenta de la ZF, Te¨®fila Mart¨ªnez, a quien le hab¨ªa salido rana su apuesta por Rodr¨ªguez de Castro, al que "coloc¨®" con el benepl¨¢cito de su ¨ªntimo amigo, el entonces vicepresidente econ¨®mico Rodrigo Rato, por encima del militante elegido por el PP de C¨¢diz. Osuna estaba convencido de que, como inspector de Hacienda, gestionar¨ªa adecuadamente la Zona Franca y no caer¨ªa en los mismos errores que su predecesor. No ha sido as¨ª. El Tribunal de Cuentas (TC) confirm¨® ayer, tras rechazar todas sus alegaciones y las del PP, que su gesti¨®n estuvo plagada de presuntas irregularidades, sobre todo en dos operaciones que han estado a punto de arruinar la Zona Franca: el contrato millonario con Miami Free Zone y la adquisici¨®n de Quality Food.

En el primer caso, Osuna mantuvo un contrato "escandalosamente irregular", seg¨²n varios informes, y abon¨® los ¨²ltimos pagos millonarios a la firma estadounidense, cuyos propietarios -el matrimonio Leiva- eran socios de Rodr¨ªguez de Castro. El Tribunal de Cuentas confirma que se pagaron 6,7 millones de euros por un material inform¨¢tico que apenas cost¨® 1,1. Era un situaci¨®n claramente viciada que no quiso o no pudo anular -descart¨® una "caza de brujas" al llegar al cargo-, aunque no dud¨® en criticar abiertamente el proceder de Rodr¨ªguez de Castro (al que pidi¨® que devolviera documentos y dinero). Con todo, adujo que los abogados del Estado no le permitieron acabar con esta operaci¨®n. Los letrados desmintieron tal extremo. Las sospechas de que hab¨ªa recibido la consigna de limpiar estos desmanes aumentaron. Terminaron por confirmarse cuando su abogado Jos¨¦ Luis Ortiz afirm¨® ante un juez que su cliente fue designado por el PP para "limpiar la mierda (...) y arreglar los desmanes de una casa que era un desastre".

El PSOE siempre le acus¨® de hacer la vista gorda sobre la gesti¨®n de su antecesor, con el que Osuna no guardaba ning¨²n parecido. Frente al apego al protocolo, al boato y al lujo de Rodr¨ªguez de Castro, Osuna siempre tuvo un trato afable y lleg¨® a personarse en la ZF con ch¨¢ndal, collar¨ªn y un aspecto descuidado. Ahora, el destino de ambos adquiere paralelismos. El primero est¨¢ condenado por el Tribunal de Cuentas e imputado por apropiaci¨®n indebida, malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, prevaricaci¨®n y exacciones ilegales, tras una querella interpuesta por la Abogac¨ªa del Estado. En este mismo proceso, a Osuna se le juzga por un posible delito societario. Sobre ¨¦l pesa, adem¨¢s, la compra de Quality Food, una empresa de alimentaci¨®n que pudo causar, seg¨²n el TC, un agujero de 31 millones de euros. En este caso, el papel de Osuna fue activo con el objetivo de "jubilarse en esta empresa cobrando 28 millones al a?o", seg¨²n denunci¨® el fundador de esta empresa, Manuel Garc¨ªa Gallardo, quien le acus¨® tambi¨¦n de conceder cr¨¦ditos a ¨¦l y "a otros amigos del PP" sin avales. El PP siempre le ha defendido e incluso le concedi¨® en 2006 el premio Popular del A?o. ?Le retirar¨¢n ahora los populares el apoyo, como hicieron con Rodr¨ªguez de Castro?

A Osuna seguro que le son¨® ayer mucho el tel¨¦fono, aunque no cogi¨® las llamadas de este peri¨®dico.