El arte de la verdad
El cuerpo expresionista, el rostro sufriente y el tormento interior de Edith Giovanna Gassion (para el arte, Edith Piaf) parec¨ªan pedir a gritos una pel¨ªcula de arte y ensayo. Quiz¨¢s su amigo y c¨®mplice Jean Cocteau pod¨ªa haber estado a la altura de lo que requer¨ªa una personalidad tan extrema, un genio tan dif¨ªcil de traducir a otros t¨¦rminos que no fueran los de la balada desgarrada, atravesada por el aguij¨®n de un dolor que no era pose, sino recuerdo de lo vivido o experiencia conjugada en presente. Cocteau y la Piaf murieron el mismo d¨ªa y uno podr¨ªa imagin¨¢rselos ahora, como en una versi¨®n de ultratumba de La voz humana, conectados a un auricular telef¨®nico que les comunicara, desde el mundo de los vivos, que la pel¨ªcula definitiva sobre La M?me ya es una realidad y no es como hubiesen querido: lejos de ese arte y ensayo ya imposible, La vida en rosa es un biopic aparatoso, espectacular y desaforado, un Titanic tremendista que reitera los errores de algunos recientes retratos del artista como sujeto tr¨¢gico, al tiempo que a?ade otros de cosecha propia.
LA VIDA EN ROSA
Direcci¨®n: Olivier Dahan. Int¨¦rpretes: Marion Cotillard, G¨¦rad Depardieu, Sylvie Testud, Pascal Greggory. G¨¦nero: Biopic. Francia-Gran Breta?a-Rep¨²blica Checa, 2007. Duraci¨®n: 140 minutos.
En 1983, Claude Lelouch estren¨® Edith y Marcel, la pel¨ªcula sobre la Piaf que todo franc¨¦s quisiera olvidar: se centraba en la tr¨¢gica historia de amor entre la cantante y el boxeador Marcel Cerdan y se abr¨ªa con Piaf recibiendo la noticia de la muerte de su amante en accidente de avi¨®n. El momento m¨¢s brillante de La vida en rosa tiene que ver con ese mismo episodio: es una secuencia larga, virtuosa, coral, complicad¨ªsima, que empieza en clave ¨ªntima (con el reencuentro entre la Piaf y lo que, seg¨²n luego sabemos, no es sino el fantasma de Cerdan), describe un recorrido on¨ªrico, obsesivo y alucinatorio puntuado por veladas intuiciones de la tragedia y culmina, rompiendo la l¨®gica del espacio, con la protagonista saliendo al escenario, enfrent¨¢ndose a su p¨²blico y transformando la aflicci¨®n en belleza a trav¨¦s de su arte. Todo lo que, en esencia, tiene que decir La vida en rosa est¨¢ contenido en ese espectacular tour de force: que el arte de la Piaf ten¨ªa que ver con la verdad, que cada canci¨®n estaba hecha de dolor y vida y que en su fraseo lat¨ªa un pulso permanente con la supervivencia.
Olivier Dahan, cineasta dispuesto a tocar todos los palos del cine espect¨¢culo sin dejar impronta personal en ninguno, maneja el conjunto con m¨¢s destreza t¨¦cnica que sensibilidad: quiz¨¢s lo m¨¢s discutible sea su uso de la muerte de Marcelle, hija de la Piaf, como sorpresa clim¨¢tica y golpe de efecto dentro de la estructura acronol¨®gica del conjunto. Hay quien se ha sentido deslumbrado por la labor de Marion Cotillard: a este cr¨ªtico le cuesta discernir d¨®nde termina la mera imitaci¨®n y d¨®nde empieza la conmovedora verdad de una Cotillard que, en ocasiones, parece estar pose¨ªda por el esp¨ªritu del televisivo Po Z¨ª.
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