Papeles y m¨¢s control

La UE ha entendido finalmente que la inmigraci¨®n es un problema com¨²n europeo y empieza a dar pasos en tal sentido. La avalancha migratoria del verano pasado sobre las costas canarias evidenci¨® la falta de instrumentos de solidaridad con uno de sus socios: Espa?a. Los medios aportados por la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) bordearon el rid¨ªculo. Llegaron luego los compromisos, en la cumbre de diciembre de 2006, para afrontar el grave problema desde la solidaridad, la confianza mutua y la responsabilidad compartida. Alguna de estas promesas, elaboradas a ra¨ªz de las presiones del Gobierno espa?ol, se han visto traducidas en hechos con las decisiones anunciadas ayer por los ministros de Interior de los Veintisiete para reforzar Frontex y crear una fuerza policial de reacci¨®n r¨¢pida para auxiliar a los socios que est¨¦n envueltos en una crisis migratoria.

No se trata de una fuerza voluminosa, pero encaja dentro de un principio de filosof¨ªa solidaria hasta ahora poco evidente en la UE. Desde luego, por modesta que sea la contribuci¨®n, es mucho mejor que dejar a un socio al albur de sus propias capacidades, como pudo percibir Espa?a el a?o pasado cuando tuvo que frenar la avalancha de cayucos procedentes del ?frica subsahariana. La futura brigada, que podr¨ªa operar ya este mismo a?o, estar¨¢ integrada por unos 450 agentes de fronteras -todos los socios estar¨¢n obligados a contribuir con los efectivos que dispongan-, capaces de ser desplegados en un plazo m¨¢ximo de 15 d¨ªas a contar desde el momento en que el miembro solicitante haga su petici¨®n a trav¨¦s de Frontex. La agencia, aunque cuenta todav¨ªa con un presupuesto magro, va a disponer desde ahora con 116 barcos, 27 helic¨®pteros, 21 aviones y casi 400 equipos para el control de fronteras suministrados por los Estados miembros.

Alemania y Holanda han anunciado en Luxemburgo, por otra parte, que se disponen a regularizar la situaci¨®n de decenas de miles de demandantes de asilo, residentes desde hace tiempo en su territorio. En el caso alem¨¢n afectar¨¢ a unos 80.000 ciudadanos de los Balcanes que lo hab¨ªan solicitado hace ocho a?os; y en el holand¨¦s, a unos 26.000 refugiados afganos, iran¨ªes e iraqu¨ªes que lo pidieron hace cinco. Son regularizaciones distintas (pero no tanto) a la que hizo el Gobierno espa?ol en 2005, que alcanz¨® a unos 600.000 ilegales, y fue criticada en Bruselas por no haber sido ni comunicada previamente ni coordinada con los socios.