El derecho a prostituirse
La comisi¨®n parlamentaria sobre la situaci¨®n de la prostituci¨®n ha determinado que es imposible tratar a la misma como una profesi¨®n. El principal argumento es que "la prostituci¨®n y el tr¨¢fico de personas son fen¨®menos ligados y relacionados que no pueden separarse".
Combatir la explotaci¨®n sexual es una obligaci¨®n del Estado democr¨¢tico. Al mismo tiempo, el Estado debe ser garante del ejercicio de las libertades individuales entre las cuales encontramos la libertad de disponer libremente del propio cuerpo. La lucha feminista por el derecho a la contracepci¨®n y al aborto han constituido un ejemplo de la afirmaci¨®n de la libre disposici¨®n de s¨ª mismo. Las condiciones deplorables en las que se ejerce la prostituci¨®n en Espa?a no debe confundir el objetivo de las pol¨ªticas p¨²blicas en la materia. A nadie se le ocurrir¨ªa prohibir los oficios de costurera, camarero o jornalero debido a las condiciones de explotaci¨®n econ¨®mica en los que se desarrollan. Que se haya utilizado hist¨®ricamente esclavos en la agricultura no ha convertido a la misma en una actividad intr¨ªnsecamente il¨ªcita. Del mismo modo que la mayor¨ªa de las prostitutas sean explotadas por mafias no convierte a la libre disposici¨®n del cuerpo en algo inmoral o il¨ªcito.
Existen en Espa?a personas que se prostituyen libremente y que desean continuar haci¨¦ndolo en mejores condiciones. Asimilarlas a esclavas o alienadas es infantilizarlas. El Estado democr¨¢tico no debe ser paternalista o moralista. Prestar servicios sexuales es seguramente inmoral para determinados sectores conservadores o contrario a la dignidad de la mujer para algunas feministas pero ni la moral religiosa ni el feminismo deben sustituirse a la autonom¨ªa de los individuos. Nadie puede arrogarse el derecho de decidir lo que es bueno para s¨ª y de imponerlo contra la voluntad de los interesados. Esto es exactamente lo que acaba de hacer la comisi¨®n parlamentaria en nombre de las mejores intenciones pero ya sabemos que el camino al infierno est¨¢ empedrado de ellas...
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