Reconciliaci¨®n

Leo los estremecedores relatos de supervivientes del 11-M. Uno de ellos, un hombre de 21 a?os, cuenta que su "relaci¨®n con la humanidad choca", que se ha "convertido en un mis¨¢ntropo". Me sobrecoge la capacidad que tiene para expresar c¨®mo se siente. Espero que sepa que toda una sociedad detuvo las agujas de su reloj el 11 de marzo de 2004. En algunos lugares del planeta no ha habido s¨®lo un 11 de marzo. En Irak todos los d¨ªas se suceden atentados que dejan decenas de muertos y cientos de heridos. "He perdido todas mis referencias", me dec¨ªa recientemente una amiga iraqu¨ª en un e-mail. La vida all¨ª se interrumpi¨® hace tiempo. Las agujas de los relojes de los iraqu¨ªes est¨¢n paradas. Hay m¨¢s de 600.000 muertos, pero el mundo no se queda boquiabierto por ello. Centramos el debate en si EE UU se equivoca o no; en estrategias diplom¨¢ticas y militares. Hablamos de conflicto sectario, sin tener en cuenta que Irak es un pa¨ªs ocupado y nos alarmamos cuando un ¨¢rabe emite cr¨ªticas a "Occidente", cr¨ªticas que algunos aqu¨ª interpretan como deseo expansionista de una religi¨®n y que enmarcan dentro de lo que consideran una cultura primaria. No aparquemos la psicolog¨ªa social. ?C¨®mo se siente un pueblo pisoteado por la violencia ante la aparente pasividad de otros pueblos? Me pregunto qu¨¦ tipo de reconciliaci¨®n con la humanidad puede quedarles a aquellos que todos los d¨ªas sobreviven al asesinato de los suyos, al caos, la ocupaci¨®n y la usurpaci¨®n de su identidad. C¨®mo hacen para relacionarse con la vida.