La resistencia
Aparece irregularmente, dos o tres veces al a?o, as¨ª que su llegada a las tiendas de c¨®mics produce un alboroto inmediato. Hablo de Mondo Brutto, el m¨¢s erudito de los fanzines espa?oles, que alcanza el n¨²mero 37. Bien, quiz¨¢ lo de fanzine no le cuadre a un ladrillo de 124 p¨¢ginas, sin apenas publicidad, con portada en color, papel satinado y centenares de ilustraciones.
S¨ª conserva el mejor aliento fanzineroso: complicidad con los lectores, m¨¢xima libertad para sus colaboradores, una ¨®ptica propia. M¨¢s dif¨ªcil resulta resumir el territorio que patrulla Mondo Brutto. Las subculturas, desde luego, con debilidad por las peculiaridades celtib¨¦ricas (lo que en la jerga actual se denomina "bizarrismo"). Hay hueco para ex¨¦gesis de figuras de culto y encuentros coloquiales con personajes del underground local. A?¨¢dase unas sofisticadas p¨¢ginas de c¨®mics -atenci¨®n al obsesivo "Mis problemas con Amen¨¢bar"- y tendr¨¢n una revista que, con su diminuta letra, proporciona gratificante lectura durante semanas.
Cierto que no hay nada de gratificante en el hecho de ser destripado por estos b¨¢rbaros. En sus inicios, Mondo Brutto aplicaba un mellado bistur¨ª a miembros de su p¨²blico potencial: perdi¨® amigos y se gan¨® querellas. En general, sigue entrando a matar: ¨²ltimamente, apunta a las instituciones religiosas y a los hooligans de la derecha medi¨¢tica. As¨ª, no comparte el compasivo silencio con que se acogen aberraciones como Camino del Sur, la historia de la m¨²sica sure?a de C¨¦sar Vidal. Aqu¨ª es minuciosamente analizada por Barrab¨¢s -todos los autores usan seud¨®nimos- que no perdona los gui?os de simpat¨ªa hacia el sistema esclavista y el Ku Klux Klan; se detallan los errores, simplezas y alardes de ignorancia que revelan que estamos ante una obra de la era Google, redactada c¨®modamente durante un fin de semana. Y no se pierdan el CD, que eleva el PVP del libro a 27 euros: sin menci¨®n del origen de las grabaciones, cabe deducir que es una mixtape hecha por la cara. ?Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que, como Fidel Castro, don C¨¦sar prefiere la abolici¨®n del copyright?
Potenciado por su pasmoso archivo gr¨¢fico, Mondo Brutto ofrece inmersiones en sectas marginales o desconocidas. En este n¨²mero, van desde el plastimodelismo b¨¦lico al coleccionismo de placas de jazz. En lo musical, un fen¨®meno fugaz de la new wave (Jilted John) se codea con una cantautora heterodoxa (Tori Amos). Adem¨¢s, rompiendo con su fobia a lo latino, revisan tres gloriosas orquestas caribe?as: Los Corraleros de Majagual, Los Peniques, Cortijo y Su Combo. Hoy, Mondo Brutto incluso viaja a pa¨ªses hispanoamericanos: hilarante la cr¨®nica de la visita a Tierra Santa, simp¨¢tico parque tem¨¢tico cristiano en Buenos Aires. No teman los morbosos: le dedican menos espacio que al universo swinger (los intercambios de pareja).
Muchas veces, Mondo Brutto muerde m¨¢s de lo que puede digerir pero incluso sus patinazos tienen algo de purgante. Con su actitud a la contra, abochorna a tanto periodismo cultural con alma de borrego. La densidad de sus textos sirve como corte de mangas a la ley del "todo breve y bien picado". Y cubre fen¨®menos cotidianos por debajo del radar de los grandes medios. El dato de que sea dif¨ªcil de conseguir aumenta su atractivo. Casi clandestino, indudablemente subversivo, orgullosamente artesanal: el BOE de la resistencia.
Babelia
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