Conflicto nacional y violencia revolucionaria
Casi medio siglo de actividad de ETA ha procurado que se visualice el terrorismo como la expresi¨®n violenta de un conflicto pol¨ªtico. Sin embargo, a pesar de las pretensiones de la organizaci¨®n armada y de otros agentes, no puede establecerse una relaci¨®n de causalidad entre conflicto pol¨ªtico y violencia. De hecho, los conflictos pol¨ªticos en el planeta son tan antiguos como la polis y obedecen a multitud de factores. Tienen que ver con la distribuci¨®n de los recursos o con la discriminaci¨®n por muy variados motivos, con cuestiones ambientales, religiosas, culturales, civiles... Sin embargo, s¨®lo unos pocos vienen acompa?ados sistem¨¢ticamente de expresiones violentas. Sin ir m¨¢s lejos, en Europa son varios los conflictos en torno precisamente a las identidades nacionales que, en su mayor¨ªa, en Catalunya, Flandes o Escocia, discurren de manera pac¨ªfica, de forma civilizada. Por el contrario, hasta hace poco en Irlanda del Norte, y todav¨ªa en Euskadi o en C¨®rcega, se ha hecho yugo de un problema nacional con la violencia. A mi juicio, tal ligamen tiene que ver con la existencia de organizaciones armadas que se nutren del conflicto y hacen de la violencia su leit-motiv, y no con una relaci¨®n de causalidad entre conflicto nacional y violencia.
Sus reivindicaciones de la autodeterminaci¨®n o del pueblo vasco no tienen el mismo sentido que les da el nacionalismo vasco
As¨ª, en el Pa¨ªs Vasco la violencia es expresi¨®n de la estrategia pol¨ªtico-militar de un grupo, el denominado MLNV (Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco). El MLNV, tal y como su nombre indica, es un Movimiento de Liberaci¨®n Nacional. Tales organizaciones tienen su origen en la experiencia de organizaci¨®n revolucionaria que lider¨® Mao Tse-tung. Inspirados en el ejemplo de China, tambi¨¦n en Cuba, Argelia o en Vietnam movimientos de estas caracter¨ªsticas alcanzaron el poder combinando el marxismo con el nacionalismo. En Europa dieron lugar a la aparici¨®n de varios grupos, siendo hoy ETA, alumbrada en plena dictadura franquista, su decano y superviviente activo. En contradicci¨®n con las tesis propagadas desde la oficialidad, las bases ideol¨®gicas del MLNV se encuentran en la praxis revolucionaria y no en la doctrina sabiniana, por lo que es m¨¢s correcto, en todo caso, buscar un RH ideol¨®gico, que no gen¨¦tico, a la hora de tratar de caracterizar al movimiento operante en Euskal Herria.
Como movimiento de liberaci¨®n nacional, el MLNV cuenta con un proyecto revolucionario y su objetivo no es precisamente la reforma de la democracia parlamentaria sino su combate. De ah¨ª que resulten quim¨¦ricas las pretensiones de incorporarlo al juego democr¨¢tico. Como lo es pretender que Batasuna condene la violencia de ETA. De igual manera que equiparar Batasuna con ETA es desconocer la estructura organizativa del MLNV. Debiera entenderse que la violencia es un elemento estructural en un movimiento de liberaci¨®n nacional, como lo es la dial¨¦ctica o la lucha pol¨ªtica de masas. As¨ª, el MLNV como organizaci¨®n pol¨ªtico-militar tiene su origen en el proyecto emprendido en 1974 por ETA militar para adaptar su lucha revolucionaria al contexto de la -futurible- democracia espa?ola, cuyo desarrollo adaptativo sigue en marcha desde entonces. Es en ese marco como debieran entenderse algunas claves dial¨¦cticas, como que la negociaci¨®n es un arma de guerra, o que un proceso de paz es necesario para prolongar el conflicto.
Sin embargo, tanto la intelectualidad como los nacionalismos espa?ol y vasco, salvo algunas excepciones, se han empe?ado, por distintos motivos, en presentar la naturaleza del terrorismo como expresi¨®n de una radicalidad nacionalista, al mismo tiempo que han silenciado el car¨¢cter socialista y revolucionario que la organizaci¨®n armada reivindica regularmente. Tales simplificaciones interpretativas sobre la naturaleza de la violencia de ETA falsean la realidad y la convierten en ininteligible. Buena muestra de semejante distorsi¨®n cognitiva ha sido la pat¨¦tica campa?a informativa que la clase pol¨ªtica y medi¨¢tica ha mantenido desde el comunicado de ETA de marzo de 2006. Durante este per¨ªodo se ha especulado mayoritariamente en torno a la disoluci¨®n de la banda o sobre la condena de la violencia por Batasuna...
Las tesis que simplifican la violencia de ETA como terrorismo nacionalista carecen de rigor. No entienden que ETA utiliza el conflicto vasco -que es un conflicto en torno a la identidad nacional de la poblaci¨®n vasca-, para sus propios fines revolucionarios. No parecen percibir que el objetivo del MLNV no es un Estado (burgu¨¦s) vasco, como tampoco sus reivindicaciones en favor de la autodeterminaci¨®n o del Pueblo Vasco tienen el mismo sentido que el que les da el nacionalismo vasco o interpreta el nacionalismo espa?ol. Su concepci¨®n del pueblo no hace referencia a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n sino que tiene que ver con un concepto de sujeto revolucionario, as¨ª como la autodeterminaci¨®n implica, desde su ¨®ptica, la ruptura revolucionaria con el orden estatal capitalista y no se limita a la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum consultivo. Para el MLNV el patriotismo es un instrumento revolucionario y el enfrentamiento entre Naci¨®n y Estado forma parte de una perspectiva internacionalista.
Nada de lo anteriormente expuesto debiera causar sorpresa. De hecho, la misma autodefinici¨®n empleada desde 1967 con ocasi¨®n de su V Asamblea ha sido la utilizada en el comunicado de enero de 2007 reivindicando el atentado de Barajas: "ETA, Organizaci¨®n Vasca Socialista Revolucionaria". No se trata, por tanto, de ninguna novedad sino de un mismo planteamiento perseguido desde hace cuarenta a?os y hecho p¨²blico regularmente, por m¨¢s que por distintos motivos se prefiera ignorarlo o distorsionarlo.
La violencia de ETA no s¨®lo tiene que ver con un proyecto revolucionario de ejercicio del poder que preteriza las concepciones bolcheviques de toma del Palacio de Invierno en favor de administrar territorios liberados (euskara, terminolog¨ªa pol¨ªtica, discurso hist¨®rico nacionalista...), o con el desarrollo de una estrategia y estructura pol¨ªtico-militar que trata de combinar la violencia con la pol¨ªtica de masas, sino que el ejercicio del terror est¨¢ en relaci¨®n con unas particulares bases ideol¨®gicas difundidas y alimentadas peri¨®dicamente mediante un eficaz aparato de propaganda. As¨ª, seg¨²n ciertos paradigmas ¨¦ticos, la violencia sumaria resulta leg¨ªtima. ETA rechaza los controles legales desarrollados en un Estado de Derecho para el ejercicio de la violencia: tipificaci¨®n de delitos y su conexi¨®n con determinadas penas, aprobaci¨®n de c¨®digos por asambleas representativas, existencia de procesos p¨²blicos, derecho a la defensa..., que adem¨¢s interpreta como expresi¨®n de un orden capitalista y extranjero que la organizaci¨®n pretende derribar.
Semejante objetivo (revolucionario) legitima las condenas a muerte, extorsiones o persecuci¨®n de la poblaci¨®n, como consecuencia de ¨®rdenes dictaminadas por tribunales secretos habilitados para declarar y sentenciar -con posterioridad a la ejecuci¨®n- como "enemigo del pueblo" a cualquier ciudadano que a juicio de tal tribunal se oponga al movimiento revolucionario. Conforme a semejante l¨®gica de poder y de justicia, parece probable que los c¨ªrculos de la poblaci¨®n afectada, tras un nuevo salto cualitativo, terminar¨¢n abarcando al conjunto de la ciudadan¨ªa, incluido el ¨¢mbito nacionalista tras el que se ha parapetado tradicionalmente el movimiento con la connivencia de algunos sectores afines al lema de "Dios y la Ley Vieja". Tambi¨¦n debiera entenderse que las sistem¨¢ticas denuncias sobre abusos reales: torturas, malos tratos, o las cr¨ªticas al sistema, al imperialismo... que desde el poder establecido se silencian, niegan o se justifican, no buscan tanto su correcci¨®n, sino m¨¢s bien ser empleadas como elementos de deslegitimaci¨®n de la democracia parlamentaria con vistas a poder justificar su sustituci¨®n por otro modelo de "democracia popular".
Resulta penoso que semejante esquema revolucionario, un cl¨¢sico del siglo XX, que ha dado lugar a algunos de los mayores abusos en la historia de la humanidad en nombre de la igualdad y de la democracia (comunista) se presente ante la opini¨®n p¨²blica como "terrorismo etnicista". Se equivocan y no hacen sino aumentar la confusi¨®n quienes persisten en simplificar la interpretaci¨®n de la violencia terrorista conforme a fundamentos de radicalismo nacionalista, o quienes se empe?an en hacer equivalente la violencia con el conflicto pol¨ªtico que se vive en Vasconia desde hace generaciones. Por el contrario, es a partir de la veracidad como se pueden tratar de resolver los conflictos; la manipulaci¨®n, en cambio, favorece su prolongaci¨®n.
??igo Bullain es profesor de Derecho Constitucional y Europeo de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.