Habla el presidente de la comunidad de vecinos

Luis lleg¨® vestido con chaqueta azul y el peri¨®dico enrollado debajo del brazo. Estaba nervioso cuando entr¨® en la sala. Y m¨¢s a¨²n cuando se sent¨® en la silla y el juez, Javier G¨®mez Berm¨²dez, le pregunt¨® lo de "jura o promete decir verdad".

- Lo juro.

Luis del Moral, de 60 a?os, compareci¨® ayer como testigo en el juicio del 11-M para explicar su papel en la tragedia. Un papel aparentemente peque?o. Pero la trama de este atentado, y sobre todo la investigaci¨®n policial que acab¨® con la detenci¨®n de los presuntos culpables, se compone de infinidad de actos min¨²sculos efectuados por personas que supieron esa ma?ana y los d¨ªas posteriores hacer lo correcto cuando les toc¨® el turno de obrar.

En la furgoneta aparcada en su portal la polic¨ªa hall¨® una cinta con salmos ¨¢rabes

- ?En qu¨¦ trabaja usted?, le pregunt¨® un abogado, situado a la espalda del testigo. Luis dobla el pescuezo y mira para atr¨¢s, hacia el asiento del que pregunta. Prefiere verle la cara porque no oye muy bien.

- Pues ahora soy jubilado. Era ferroviario.

- ?Qu¨¦ era usted el 11 de marzo?

- El presidente de la comunidad de vecinos de un portal de Alcal¨¢ de Henares. Que conste que ya no lo soy. El cargo es rotatorio.

- ?Y qu¨¦ pas¨® esa ma?ana?

- A las 10.30 sal¨ª a la calle. Y el portero me dijo que hab¨ªa visto muy temprano a unos hombres con pintas raras bajarse de una furgoneta que estaba aparcada enfrente de nuestro portal. Entonces me dirig¨ª a la estaci¨®n de Alcal¨¢, que est¨¢ muy cerca de nuestra casa, a 330 metros. Me acerqu¨¦ a un polic¨ªa y le coment¨¦ lo que me hab¨ªa dicho el portero.

- ?Y qu¨¦ le dijo el polic¨ªa?

- Pues que me fuera para mi casa, que vendr¨ªan m¨¢s tarde a verme. Me solicitaron la direcci¨®n. Un rato despu¨¦s vinieron. Les repet¨ª lo que sab¨ªa, y me pidieron que les aportara m¨¢s datos. Yo les contest¨¦ que el que ten¨ªa m¨¢s informaci¨®n era el portero. Y bajaron a hablar con ¨¦l.

No hubo m¨¢s preguntas. El juez le dio las gracias. Luis se levant¨® y sali¨® a la calle, con su peri¨®dico enrollado bajo el brazo.

En la furgoneta Renault Kangoo blanca que los terroristas dejaron aparcada en el portal de Luis la polic¨ªa hallaba poco despu¨¦s una cinta con salmos ¨¢rabes y, debajo del asiento del copiloto, una bolsa con varios detonadores.

Se convert¨ªa en la primera prueba firme de la investigaci¨®n del atentado m¨¢s importante de Europa. Fue la punta del hilo del que tirar. Un hilo que un presidente de una comunidad de vecinos se preocup¨® de colocar en las manos de la polic¨ªa.

Luis del Moral sale del edificio de la Casa de Campo donde se sigue celebrando el juicio de los atentados de Madrid. Hay otro testigo declarando. El ex ferroviario, nacido en Ja¨¦n, criado en Sevilla y afincado en Madrid desde los a?os setenta, est¨¢ contento. Y tranquilo.

"Ten¨ªa nervios porque me daba no s¨¦ qu¨¦ pensar que pod¨ªa verme toda Espa?a. Pero bueno, tampoco ha sido muy dif¨ªcil lo que ten¨ªa que responder", comenta sonriendo, a las puertas del edificio.

"El juez me ha parecido muy amable. Aunque a lo mejor es que ya, de tanto verlo en los telediarios, se me ha hecho muy familiar", a?ade, con otra sonrisa.

Despu¨¦s pregunta d¨®nde queda el metro de Pr¨ªncipe P¨ªo.

- O mejor el tren, la estaci¨®n de tren, que yo he sido ferroviario.

Luego sonr¨ªe de nuevo, saluda y se marcha satisfecho. Al venir a declarar ha hecho lo correcto. Como la ma?ana en la que le toc¨® jugar su peque?o papel en esta inmensa historia. Y lo supo hacer bien.