El turismo y el ahorro energ¨¦tico se unen a la astronom¨ªa en la defensa del cielo nocturno
Tendr¨ªa sentido construir telescopios gigantes, con detectores de sensibilidad extrema, que no pudieran ser explotados al m¨¢ximo porque el cielo que observan no es lo bastante oscuro? En algunas zonas no hay riesgo de que eso pase ma?ana o pasado, pero ?y dentro de unas d¨¦cadas? Para seguir si¨¦ndolo, los mejores observatorios del planeta tienen que librar constantemente una batalla contra el avance de la luz artificial. Por algo han sido los astr¨®nomos los primeros en quejarse de la contaminaci¨®n lum¨ªnica, pero ya no son los ¨²nicos. En el congreso Starlight, celebrado la semana pasada en la isla canaria de La Palma, bi¨®logos de plantas y animales pusieron m¨²ltiples ejemplos de los problemas que genera una naturaleza sin noche. En la conferencia participaron tambi¨¦n expertos en turismo, ahorro energ¨¦tico y derecho internacional y se lanz¨® la Declaraci¨®n de La Palma sobre la defensa del cielo nocturno y el derecho a la luz de las estrellas.
El papel de la noche en los ecosistemas se propone como ¨¢rea de investigaci¨®n
El congreso Starlight pide a la Unesco el derecho a observar las estrellas
El ¨²nico estudio global disponible sobre iluminaci¨®n artificial de la noche indica que dos tercios de la poblaci¨®n mundial (el 99% de los estadounidenses y europeos) viven bajo un cielo nocturno un 10% m¨¢s claro de la noche natural. Es el umbral que se usa para hablar de cielo contaminado. El estudio es de 2001, y los autores -el grupo de Pierantonio Cinzano, de la Universidad de Padua (Italia)-, estiman un incremento de la contaminaci¨®n lum¨ªnica en Europa y EE UU de entre el 5% y el 10% anual.
As¨ª que Richard Wainscoat, de la Universidad de Hawai y presidente de la comisi¨®n de la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional sobre contaminaci¨®n lum¨ªnica lo tiene claro: "S¨®lo quedan tres sitios buenos en el mundo para hacer astrof¨ªsica de primera l¨ªnea: el Observatorio Austral Europeo, en Chile; Hawai y La Palma. En Chile donde est¨¢n los VLT no tienen problemas. En Hawai lo tenemos bajo control, pero tenemos que ser muy cuidadosos, lo mismo que en La Palma". ?Y dentro de 10 a?os? "Aqu¨ª la gente quiere mucha luz. Tal vez algo tiene que cambiar".
El congreso Starlight, organizado por el Gobierno de Canarias, el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC) y otras entidades locales, y con el apoyo de la Unesco, ha pretendido promover ese cambio cultural. La gran novedad, seg¨²n los organizadores, es que a la defensa del cielo oscuro de los astr¨®nomos se han unido no s¨®lo naturalistas y cient¨ªficos de ciencias de la vida, sino expertos en educaci¨®n, energ¨ªa, empresarios del sector tur¨ªstico, abogados, pol¨ªticos e incluso arquitectos. El comit¨¦ cient¨ªfico de Starlight inclu¨ªa miembros de la Comisi¨®n Europea; de las convenciones sobre Especies Migratorias y Ramsar sobre Humedales; de la Organizaci¨®n Mundial de Turismo; del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) espa?ol, y de varias universidades, entre otras instituciones.
La Declaraci¨®n de La Palma con que se clausur¨® la reuni¨®n tiene 10 puntos que instan a los Gobiernos a equiparar el "derecho a un cielo nocturno n¨ªtido" al resto de los derechos "medioambientales, sociales y culturales" (...). La "progresiva degradaci¨®n del cielo nocturno" es "un riesgo inminente" al que hay que poner freno desde m¨²ltiples ¨¢mbitos. El turismo debe ser "responsable", y considerar la noche oscura como "un recurso a resguardar" y como "producto tur¨ªstico" en s¨ª misma. La comunidad cient¨ªfica debe investigar m¨¢s el hasta ahora poco conocido -y por tanto "poco valorado"- papel de la noche en los ecosistemas. Las pol¨ªticas energ¨¦ticas deben incluir la lucha contra la poluci¨®n lum¨ªnica, porque evitar el desperdicio de enviar la luz al cielo supone ahorrar en energ¨ªa y en emisiones de gases de efecto invernadero, se?ala el documento. Tambi¨¦n se pide que la Red Mundial de Reservas de Biosfera y otras ¨¢reas protegidas sean lugares pioneros en la aplicaci¨®n de medidas de protecci¨®n del cielo nocturno.
La declaraci¨®n, explicaron los organizadores, no se traduce por ahora en medidas inmediatas. Falta por terminar de redactar las resoluciones anexas, y por elaborar un plan de acci¨®n -hay un mes de plazo-. Despu¨¦s los documentos se enviar¨¢n al director general de la Unesco para su traslado, a otras instituciones internacionales. Se crear¨¢ un comit¨¦ de seguimiento que vigile el proceso.
En cualquier caso, los iniciadores de la defensa de la noche han sido los astr¨®nomos. Ellos han vivido la paradoja de que el despegue tecnol¨®gico, que les ha proporcionado muchos mejores instrumentos, haya corrido paralelo al desarrollo econ¨®mico, "que ha obligado a los telescopios a migrar a zonas alejadas", dice Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez Espinosa, jefe cient¨ªfico del Gran Telescopio de Canarias (GTC), que se inaugurar¨¢ este a?o en el Roque de los Muchachos (Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias), en La Palma. A los detectores del GTC les basta "observar durante un segundo un objeto mil veces m¨¢s d¨¦bil de lo que se ve a ojo desnudo para saturarse", dijo Rodr¨ªguez Espinosa; en un cielo poco oscuro, por tanto, el telescopio quedar¨ªa deslumbrado.
De ah¨ª que en los tres para¨ªsos astron¨®micos mencionados al principio haya leyes que protegen la oscuridad del cielo. En Chile han cambiado 30.000 luminarias en una treintena de ciudades. En La Palma se aplica desde hace 15 a?os una Ley del Cielo que regula el alumbrado p¨²blico y privado, y seg¨²n Javier D¨ªaz Castro, del IAC, "est¨¢ resultando efectiva"; el 70% del total de 800 denuncias interpuestas hasta el momento han resultado en la correcci¨®n del fallo, y se aspira ahora a eliminar del todo la iluminaci¨®n m¨¢s contaminante. Los astr¨®nomos lo agradecer¨¢n.
Uno de los trabajos presentados en la reuni¨®n mostr¨® cambios en el cielo de La Palma antes y despu¨¦s de la medianoche, l¨ªmite, seg¨²n la ley, para apagar un cierto tipo de alumbrado. El objetivo es evitar a toda costa batallas luz-oscuridad como la narrada por Scott Kardell, del observatorio del Monte Palomar (California), acosado por las luces de siete casinos construidos en menos de una d¨¦cada en un radio de 30 kil¨®metros del observatorio.
Aves, tortugas y sapos
A¨²n se sabe poco sobre c¨®mo afecta la contaminaci¨®n lum¨ªnica a la vida natural, y de hecho la petici¨®n de "m¨¢s investigaci¨®n" en esta ¨¢rea fue muy repetida en el congreso. Sin embargo, algunos datos hacen pensar que el problema es serio. S¨®lo en Estados Unidos mueren cada a?o millones de aves en colisiones con construcciones iluminadas, explic¨® Paola Deda, de la Convenci¨®n sobre la Conservaci¨®n de Especies Migratorias. Tambi¨¦n los insectos alteran su comportamiento con la luz, as¨ª como los anfibios y los reptiles. Uno de los pocos estudios sobre c¨®mo afecta la luz a los sapos mostr¨® que ¨¦stos croaban menos en las ¨¢reas iluminadas artificialmente, y los investigadores creen que esto puede implicar menos ¨¦xito a la hora de encontrar pareja. Tambi¨¦n se citaron en el congreso Starlight trabajos que muestran c¨®mo el exceso de luz afecta el proceso de la metamorfosis. Las tortugas marinas son otras v¨ªctimas. Cuando las cr¨ªas salen del huevo en las playas deben ir al mar orient¨¢ndose por el brillo del agua, as¨ª que la luz de tierra las desorienta y las expone a los predadores. Algo parecido ocurre con la pardela chica, un ave marina amenazada: grupos ecologistas organizan cada a?o en Canarias campa?as para promover la recogida de pollos desorientados.
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